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— Me sorprende que hayas tardado tanto en venir a verme. — La voz de la chica de cabellos esponjosos le repicó en la cabeza con un poco de Eco. 

Se hallaba en la oficina de Granger, la cual era simple pero muy ordenada y llena de un montón de papeles catalogados minuciosamente en un orden que Malfoy desconocía. 

La chica le había escuchado con aire comprensivo por un buen rato, asintiendo y frunciendo los labios de vez en cuando en lo que respecta al tema de Potter. 
No lo había interrumpido en ningún momento y su expresión parecía ensombrecerse cada vez más y más. 

Scorp se había quedado en su oficina al cuidado de su asistente y esta sabía que ahora esa sería otra de sus múltiples tareas. Por suerte, el mocoso tenía el encanto Malfoy que lograba encantar a los adultos por lo menos, por momentos. 

—Bueno, no es como que eres la primera persona en la que pienso para venir a hablar sobre Potter, Granger. — Contestó en un tono un tanto gélido debido a la respuesta que le había dado la chica. Ella sonrió un poco. 

— Es verdad, pero Harry es mi mejor amigo y me importa, y lo que dices es un tanto preocupante. — Granger suspiró y se levantó de su asiento, caminando hacia la ventana que tenía en la oficina para ver hacia las múltiples oficinas interiores del ministerio de su área. —No he hablado tampoco mucho con Ron, pero él parece estar ahora mucho más apegado a Harry que antes. 

—No me sorprende.  — Bufó el rubio, apoyándose en la silla con los brazos cruzados. — Weasley es partidario de la violencia en todo su esplendor. Eso nos lo ha dejado claro. 

—Algo es extraño y lo he estado pensando desde que apareció Harry. 

La chica se movió por la oficina y caminó hacia un pizarrón que tenía en el fondo del lugar. Movió su varita en una especie de hechizo mudo evanescente y lo que estaba en la pizarra cambió por un montón de papeles con algunos símbolos, las noticias de que Potter había estado secuestrado y otras hojas muy viejas que no alcanzaba a leer. 

—¿Qué es eso, Granger? — Se levantó de su asiento y caminó junto a la chica, empezando a detallar cada imagen. 

—Desde que todo esto comenzó, con los testimonios de tu madre, de tu hermano, de ti mismo, de los capturados y los del mismo Harry, me he encontrado con que hay un montón de huecos que no encajan entre sí. — Empezó a decir ella, manteniendo la mirada fija en la pizarra. 

—Explícate detalladamente. — Ordenó de forma amable Draco.

—Primero. Las incongruencias en el supuesto suicidio de tu madre y la muerte de los aurores que estuvieron a cargo de la guardia y liberación. ¿Por qué? ¿Cuándo una institución como esta se permite esos fallos? Sólo sucedía cuando habían infiltrados de Voldemort, pero se supone, ya no es así. Luego vino el asesinato de los dos aurores, que casualmente eran pareja y que súbitamente fueron asesinados con métodos muggles. ¿Por qué? ¿Por qué ensuciarse las manos con sangre cuando se tiene magia? 

Draco parpadeó varias veces y miró a Granger luego de que mencionó la última frase, viniendo a su mente el uniforme ensangrentado de Potter de esa mañana. 

Guardó silencio. 

—Se tuvo entonces la aparición de tu nombre entre una banda ilegal que estaba liberando absurdamente criaturas mágicas. ¿Cuál era el fin? ¿Por qué liberar criaturas en vez de venderlas y perder todos esos galeones? No comparto esa práctica, pero así es como suelen pensar los contrabandistas. ¿Por qué justamente aquí? ¿Por qué los Malfoy estuvieron involucrados? Luego el viaje a Noruega, otro caso, en una ciudad en la que casualmente oyes la voz de tu padre y encuentras a tu hermano y madre junto a un punto de venta ilegal de pociones. ¿Por qué todo tan casualmente exacto? 

Always / HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora