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Por su cabeza habían pasado múltiples recuerdos que realmente le hubiese gustado embotellar si no estuviera en la situación en la que sabía que se encontraba.

Recordó con cariño cuando Hagrid le defendió de su primo y sus tíos, y le dio la noticia más grandiosa que podrían haberle dado en su vida.

Que era un mago.

Recordaba la emoción que sintió cuando se fue a la escuela, cuando empezó a comprar sus cosas con Hagrid al descubrir que sus padres le habían dejado una herencia. La libertad, la emoción.

Recordó entonces cuando vio a un pequeño rubio de mirada altiva en la tienda de túnicas donde compraría ropa acorde no muggle.
Tan aústero y prepotente era el chico Malfoy.

Que ironía, nunca había notado que desde el principio le había llamado la atención, para bien o para mal.

Ver Hogwarts revolvía su estómago con emoción, ese había sido su hogar por muchos años. Allí también fue la primera vez que rechazó la mano de Malfoy. Jamás olvidaría su cara de indignación.

Qué expresión pondría su pequeño yo del pasado si supiera que ahora vivía rogando porque aquel Slytherin le diera la mano o siquiera le tocara.

Sus victorias en el quidditch, sus victorias contra Voldemort, sus aventuras constantes con sus amigos.

La vida lo había puesto con Malfoy una y otra vez, en el bosque, en los líos, los partidos. Toda la vida había creído que se trataba de una pura enemistad y en cierto punto de la guerra, realmente pensó que lo odiaba.

Que lerdo había sido en entender su situación, y ninguno comprendió quizá, que la vida los juntaba una y otra vez porque estaban destinados. Quizá y sólo quizá, si hubiese sido un poco más comprensivo con el Sly, la historia habría sido muy distinta durante la guerra.

Un recuerdo amargo le trajo la imagen de Malfoy tirado en el suelo con todo su cuerpo sangrante a causa del hechizo que le propinó en el baño, de no haber sido por Snape...

Sus recuerdos se estremecieron, moviéndose como si alguien hubiese tocado con brusquedad algo en su interior.

Jamás quiso dañarle realmente, y esto no sería distinto en la actualidad.
Lentamente empezó a ver cómo esos recuerdos se alejaban, la penumbra empezaba a envolverlo.

— ¡Potter! ¡Despierta! ¡Potter!

Oía una voz bastante lejana, no la reconocía, todo estaba muy oscuro y él se sentía demasiado cansado como para pensar en algo coherente. Esperaba lo dejaran.

— ¡Harry! Joder ¡Potter no puedes dejarme solo! ¡Ventriculum!

Sintió entonces como si una fuerte descarga hubiese recorrido cada rincón de su sistema circulatorio, generando un choque fuerte que lo alejó parcialmente del silencio y la obscuridad. Un fuerte pitido en sus oídos apareció.

— ¡Ventriculum!

Volvió a sentir la fuerte choque eléctrico por todo su cuerpo, fue consciente nuevamente de un peso lascerante en el pecho, todo el cuerpo le dolía y sentía frío, demasiado frío.

— Vamos... Vamos, Potter. Ennervate.

Reconoció esa voz suplicante mientras sentía como poco a poco la penumbra se alejaba de su cuerpo. Sintió que se ahogaba, sintió que toda su garganta y nariz ardía.

Súbitamente se incorporó para empezar a toser y vómitar agua, buscando con desesperación liberar sus pulmones del fluido salado que estaba quemando su cuerpo.

Always / HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora