Always / Harco

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Especial 2 / 5 

El ex aristócrata había tenido que caminar por lo que fue más o menos una hora a un paso algo apresurado. Estaba cansado, sediento y algo enojado consigo mismo; la verdad era que no se atrevía a realizar la desaparición, porque hace mucho tiempo no hacía magia y no quería despartirse en algún lugar y morirse de la forma más estúpida por falta de atención médica. 

Se encontraba realmente desesperado por una señal, una ayuda o por lo menos, una ecuánime idea que pudiese guiarlo en su camino por buscar a Potter. 

Fue en ese momento que el nombre de una persona llegó a su cabeza. Una persona que sabía se había salvado de Azkaban con una condena mínima respecto a la sociedad. Lo más probable es que él no estuviese en Inglaterra, sino en Italia. 

Lo primero que hizo al llegar a una especie de poblado pequeño, a las afueras de la ciudad, fue ir hacia la tienda de correspondencia del lugar. 
Estaba agotado, sediento y con unas ganas enormes de darse una ducha, por suerte, el mismo lugar donde ofrecían el servicio de lechuzas, era un restaurante con algunas habitaciones bastante rústicas y hogareñas. 

—Verá...no tengo dinero por el momento, pero podría pagarle al final, puede hacerme una cuenta... 

Explicaba el Slytherin con una vena pulsante en su sien ante la humillación de no tener un mísero galeón. El hombre pelirrojo y pecoso que atendía el lugar le miraba con cierta desconfianza. 

—¿Nombre? 

—Scott Price. — Mintió de repente, utilizando el nombre del Doctor que siempre le había atendido. 

—Bien, señor Price, puedo abrirle una cuenta, pero deberá aceptar que le coloque un hechizo detector. Entenderá usted, por si decide huir sin pagar sus cuentas. 

El hombre le miró fijamente, sin embargo, mantenía un tono cortés y una postura relativamente desgarbada. Draco mordió su mejilla interna un poco pensativo, era peligroso que le colocaran un hechizo detectable, más cuando pronto estarían buscándolo como locos en todo Londres. Era una suerte que se hubiese prevenido y mantuviese puesto aquel glamour que ocultaba su rostro de posibles reconocimientos. 

—Por supuesto, no tengo ningún problema. 

El hombre hogareño asintió con amabilidad, e hizo lo propio con su varita sobre el chico. Fue así que Draco tuvo a disposición una habitación, un plato de comida humeante y caliente y un par de lechuzas, tal cual había solicitado. 

Escribió dos cartas, aplicando hechizos de indetección, evitando que su firma mágica fuese detectada por alguien que no fuese el remitente.
La primera era para el propio Scott Price. Su Doctor de alguna forma siempre lo había ayudado y esperaba no cagarla al confiar en él, aún así, Draco era consciente de que Price sabía que él se iba a escapar y se mantuvo al margen del asunto.  Necesitaba dinero y no se le ocurría absolutamente nadie más a quién recurrir debido a que, acceder a Granger era absurdo, debido a que la chica mantenía en el ministerio y en cualquier momento podrían detectar e interceptar las lechuzas para revisar los contenidos de las cartas.  

La segunda carta era para su colega italiano, el casi olvidado Blaise Zabini que esperaba estuviese en su mansión en Italia, estudiando o quizá, en medio de fiestas llenas de excesos. Esa lechuza tendría que hacer escalas, tardaría un poco más pero no había otra opción, no podía moverse en esa jugada solo. 

Una vez estuvo con el estómago lleno, bañado y con la ropa que había transformado - ya que aún no había tenido oportunidad de conseguir algo para colocarse - se dispuso a pensar seriamente sobre el paradero de Potter. 
Estaba seguro que Granger mantendría al tanto a su madre y ...y al niño aquel que habían visto.