Always / Harco

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Especial 4  / 5 

— ¡Serás estúpido, comadreja del demonio! 

—¡El culpable eres tú, maldito zorrillo! 

—¿Cómo me acabas de decir? 

En la mitad del Hall de aquella humilde posada, se encontraban un Gryffindor y un Slytherin, apuntándose con las varitas mientras mantenían miradas rabiosas ante la atenta -pero atemorizada - mirada de las pocas personas que estaban allí. 

—¡Por favor! ¡Este no es un lugar para duelos! — Imploró el casero mientras mantenía las manos alzadas. Conocía, por supuesto, a Ron Weasley, un auror. 

Todo había comenzado por el propio orgullo de ambos jóvenes, al empezar a hablar sobre la traición a la sangre que innegablemente habían sido los Weasley, y la cobardía que representaban los Zabini. 
Entre provocación y provocación, Ron perdió los estribos y acabó por atacar a Zabini con un hechizo repulsor, el cual el Slytherin esquivó a penas justo a tiempo, haciendo que el hechizo impactara contra un barril lleno de cerveza de mantequilla, que salió despedido contra la pared, rompiéndose y esparciendo la cerveza por todo el lugar. 

La gente gritó, algunos salieron del lugar y unos tantos se agazaparon a penas un poco, observando lo que ocurría en el lugar. 

Blaise observó al casero y suspiró, recordando que debía de mantener su compostura y más con alguien como Weasley, el cuál hacía parte del cuerpo de aurores. 
Fue el primero en bajar la varita, guardándola en su túnica de color negro aterciopelado. 

Sin embargo, Ron mantuvo su mirada rabiosa clavada en el chico, aunque sin verdaderas intenciones de atacar a alguien que no estaba armado. 

—Ron ¿Me podrías explicar qué se supone estás haciendo? 

La boca de la mayoría de presentes se abrió casi que llegando hasta el suelo. El imponente auror y héroe mágico se encontraba bajando de la zona de cuartos de la posada. 
Estaba vestido con unos simples jeans muggles y un abrigo. Su cabello gracilmente despeinado y su expresión se encontraba neutra, fija en Ron Weasley, el cual no podía salir de su estupor. 

—¿Potter? — Preguntó entonces Zabini, luego de haberse volteado para ver al mocoso que se supone habían molestado en la escuela. Estaba bastante cambiado, a decir verdad. —¿Acaso te salvaste solo? No entiendo por qué no me sorprende. — Mencionó con desdén. 

—Yo, es mejor no hablar aquí. — Interrumpió la rubia, la cual traía de la mano a Scorpius. 

La chica se dirigió al casero y le ofreció una sincera disculpa, mientras pagaba con algunos galeones el daño que se causó en el lugar. 
Miró a Ron a penas y luego salió, seguida del niño que llevaba de la mano. El pelirrojo tragó saliva, guardando su varita mientras volvía a mirar a Harry, el cuál ya no lo estaba mirando a él. 

Ofreció otra disculpa y salió de allí, por lo que Zabini suspiró, asumiendo que tenía que seguir al par de ñoños, más que todo con la intención de estar pendiente del que parecía, era el hermano de Malfoy.

Por su parte, el héroe se quedó viendo a Malfoy mientras este terminaba de bajar las escaleras para ir hacia el hall de la posada. 
Ambos volvieron a mirarse de forma intensa, como queriendo entrar en la cabeza del otro sin llegar realmente a conseguirlo. 

Draco estaba consternado, algo dentro de su cuerpo le decía que algo no estaba bien, que no era posible que Potter hubiese escapado así nada más, ileso. No andaba con su actitud torpe y bonachona de siempre, aunque claro, él no tenía muchos recuerdos de Potter cuando se hallaba en situaciones serias.