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— Sabes bien que no te puedes liberar de mi, querido Harry. 

—Cállate. No estás, ya no existes. 

—Desde luego que existo, desde luego que existimos, como uno. 

—Yo te destruí, yo lo hice, tu maldición rebotó. 

—Y me aceptaste de nuevo, en ti. 

Potter despertó de golpe nuevamente, completamente bañado en sudor y con el corazón a nada de subir por su garganta para salir a correr. 
Habían pasado muchos años desde la última vez que había oído aquella voz. Sentía una ira creciente en su pecho por el mismo hecho, no quería, él quería estar bien. Potter quería olvidar. 

Malfoy ya no se encontraba en la casa, no sentía su aura por ningún lado y era normal. Debía de estar ya para ese momento en el ministerio, por lo que se dejó caer de nuevo en las sábanas, mirándose las manos que no dejaban de temblarle mientras aquellos recuerdos se rememoraban en su cabeza. 

—Amo Potter, señor. 

Escuchó a Kreacher entonces, por lo que suspiró con pesadez y bajó sus manos, volteando a observar al malacaroso elfo que siempre le miraba de manera despectiva. 

— El amo Malfoy me ha pedido que le informe a penas despierte, que ha tenido que salir temprano por una reunión hoy en el ministerio. 

—¿Reunión? — Preguntó extrañado, sin embargo, podría tratarse de algo relacionado con la área administrativa. Asintió y se volvió a dejar caer sobre la cama. 

Kreacher gruñó improperios entre dientes mientras se desaparecía de allí, dejando nuevamente a Potter con sus pensamientos. 
Suspiró con pesadez y se dispuso entonces a empezar su día laboral con algo de pereza. 

Luego de asearse y tomar una humeante taza de café, Potter se fue vía Flu hacia el ministerio, manteniendo un mal presentimiento en el pecho por alguna extraña razón. 

Estaba más que seguro de que Malfoy estaba tramando algo y no quería, realmente no quería empezar a desconfiar de él. 
Sin embargo, era más que obvio que en los últimos días no hacía sino cuestionar su accionar, como si de un delincuente se tratase. ¿Por qué no podía confiar en su buen juicio? Lo único que había hecho desde que lo rescato, era cuidarlo.  

—Porque quiere destruirnos.  

Harry movió su cabeza mientras cerraba los ojos, anulando por completo aquella voz. Controlar aquello cuando estaba tan distraído y preocupado por Malfoy, era molesto y se le olvidaba incluso por momentos. 

—¡Harry! 

La voz de su mejor amiga le sacaron de sus propias cavilaciones. El verla le hizo sonreír con verdadera amabilidad, mientras su mente se olvidaba por momentos de todas las dudas y problemas que le asediaban .

—Hola Mione. — Saludó entonces, dándole un protector abrazo a la chica, la cual, claramente le correspondió. 

—¿Cómo te encuentras? Te ves algo distraído. 

—Estaba pensando en algo, cosas del trabajo. —Le restó importancia mientras se encogía de hombres. Hermione enarcó una ceja. — Bueno, y con Malfoy. 

— Lo sabía. ¿Tienes tiempo de ir por un café? Podemos hablar, si quieres. 

—Sí, supongo que tengo el tiempo. 

Ambos Gryffindor se encaminaron hacia la cafetería, con ánimos de desayunar algo por parte de la chica. 
Harry se limitó a otro café bien cargado mientras observaba a las personas pasar de aquí allá, sonriéndole haciéndole pequeñas reverencias por el hecho de ser Harry Potter. 

Always / HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora