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04. creen que no eres importante pero sueñas en grande.

Ni bien llegue a casa dejé la mochila tirada a un costado y subí a mí pieza, sabía que estaba sola porque mí mamá estaba trabajando de corrido y mí hermana estaba con su papá.

Ni bien llegue a la pieza, me tiré en la cama y las lágrimas empezaron caer nuevamente, me vine maquinando todo el camino por las palabras que había dicho Lucila, a pesar de que Mateo me había consolado y apoyado fue inevitable no volver a pensar en las palabras que habían salido por la boca de su ex.

Me asusté cuando escuché el ruido de la puerta de la entrada abrirse, miré el reloj y recién eran las dos de la tarde, mí hermanita no era porque llegaba hasta eso de las cinco a casa y mí mamá mucho menos. Me levanté de la cama con un semblante serio mientras las lágrimas seguían recorriendo mis cachetes de manera desenfrenada, no dude en agarrar las llaves, siempre recordaba la técnica que me había dicho mí abuela por si andaba por la calle sola, la cual consistía en ponerme las llaves entre los dedos, era lo único que tenía a mano para defenderme de quién sea que haya entrado en mí casa.

Las coloque sobre mis dedos y la cerré para después ponerme a un costado de la puerta para que no me viera si llegaba a entrar, escuché como empezaron a subir las escaleras e inconscientemente aprete más la mano a tal punto que no empezaba correr la sangre y la piel se ponía más blanca de lo normal. Tomé aire cuando vi que la manilla de la puerta se bajaba y la puerta se abría la golpe, me moví rápido e intente clavarle las llaves pero sus manos se avivaron.

—¿Que haces Lola?—preguntó divertido, me zafé de su agarre enojada haciendolo reír.

—¡¿Sos pelotudo?! ¡Pensé que me venían a robar imbécil!—grité y le di un empujón, este me agarró de las manos para que no le siguiera pegando mientras se seguía riendo—¡Dejá de reírte! ¡Me cagué toda!

—¿Que flasheaste película de miedo?—cuestionó riendo todavía, lo miré con cara de orto y este posó sus manos en mí cintura para abrazarme—No te enojes Lo, te estoy jodiendo. Vine a ver cómo estabas.

No le contesté.

No tenía ganas de hablar del tema porque sabía que me iba a sentir mal y más si estaba el delante mío. No quería que me viera llorar y menos por el, porque lo conocía y sabía que se iba a sentir muy mal y era lo que menos quería.

Noté como acarició mí panza delicadamente con las yemas de sus dedos provocando que cerrara los ojos para disfrutar de su tacto, para completar sentí su respiración en mí cuello y segundos después su risa en mí oído.

—No te duermas lechona—habló suave y me reí por el apodo, cada día me ponía uno nuevo—Vení, vamos a la cama.

Con toda la paja del mundo caminé hasta la cama y apoye la cabeza en las piernas de Mateo, este instantáneamente puso sus manos en mí pelo y empezo a hacer caricias provocando que cerrara los ojos nuevamente.

—¿Me querés contar que te paso que estabas llorando así en el baño? ¿Alguien te dijo o te hizo algo?—interrogó mientras seguía haciendo su trabajo, abrí un ojo y negué—¿Segura? Sabes que podes contar conmigo, no está bueno que te guardes las cosas beba, después te hace mal.

—Me va a hacer mal si te lo cuento o no...—solté, el me miró sorprendido y no acotó nada sino que simplemente acercó su rostro al mío—¿Q-qué haces?

Soltó una sonrisa ronca y dejó un beso en la punta de mí nariz que me hizo ponerme roja como un tomate.

Lit un poroto al lado mío.

—Bueno, yo quiero que estés bien Lola, sos una persona muy importante para mí aunque no lo creas pero es así. Me estás bancando en todas, sos de oro.

Las ganas de agarrarlo de los cachetes y chaparmelo eran inmensas aunque yo muy en el fondo sabía que todo lo que decía por esa boquita era en torno a nuestra amistad y no a algo más. Mis ojos se humedecieron igualmente ante las palabras del morocho, seguía en mis días y como si no fuera poco ser maricona andar con el período me hacía más de lo que ya era.

—No llores más, veni—me agarró de la cintura y me atrajo hacia él, en un movimiento inconsciente se tiró para atrás dejándome a mí arriba de el—¿Estás así por algún chabón? Porque si eso por un wacho, voy y lo cago a palos.

—No sirve de nada—solte después de unos segundos y noté como Mateo me agarraba de la cara con sus manos.

—¿Como que no? Se tiene que dar cuenta del bombón que se está perdiendo, alto bobo si no sabe valorar lo buena persona que sos Lola. Sos hermosa tanto física como mentalmente, que nadie te haga sentir lo contrario o que te rebaje—argumento mientras manteníamos el contacto visual pero no duro mucho tiempo porque sacudí la cabeza y me escondí en su cuello, no tenía más ganas de hablar de eso—¿Querés que lo pongamos celoso?

—No Mateo, lo único que quiero es que dejemos de hablar de este tema—determiné un poco cansada y enojada, el lo sabía porque solamente cuando estaba enojada o en muy pocas situaciones lo llamaba por su nombre.

—Perdón por presionarte Lo, es que no quiero que estés mal por un salame—acoto tocando mí cachete con dulzura y después se levantó un poco para dejar un sonoro beso en mí cachete—Sos un sol.

Como símbolo de agradecimiento lo abracé fuertemente a lo que él sin ningún tipo de problema lo correspondió y luego de eso me dio un beso en la cabeza.

—Te quiero mucho gordita.






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siento que es una poronga, perdón pero es que no ando muy bien y bueno como prometí actualizar igual espero que la hayan disfrutado 😞✌️

unidos ; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora