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50. yo te quiero acá conmigo.

« ahora sí me disculpas tengo que hablar con mí novia »

MÍ NOVIA.

Esa frase no paró de resonar en mí cabeza hasta el momento en el que sentí como las manos de Mateo se posaban nuevamente en mis mejillas. Sacudí la cabeza un poco para salir de mí trance y ahí me di cuenta que estábamos en un lugar de la playa un poco apartado para que no nos molestara la música.

—Perdón por sacarte así, pero...

Mí cara cambio de un momento al otro, dándole a entender que no me gustó lo que hizo, apesar de eso el siguió con las manos en mis cachetes y mirándome con un brillito hermoso en los ojos.

—Perdón, es que no quería que te utilizará otro flaco una vez más—se excusó con un poco de tristeza y haciendo un pequeño puchero.

¿Otra vez más?

Saqué sus manos de mis mejillas y este agachó la cabeza, nunca lo había visto así y no sé si era por el pedo que tenía encima o que, pero me parecía más tierno de lo habitual.

Me relamí los labios, mordí los mismos y esbocé una sonrisa chiquita:—¿O por qué estabas celoso?

Esto último hizo que el morocho alzará la vista para contactarla con la mía y verlo con el ceño fruncido, haciendo muecas y negando, me hizo reír.

—¿Que decís Lola? Nada que ver—solto de manera indeferente y un poco enojado, me mordí los labios para reprimir una sonrisa, entonces el añadió:—Una flaca se me acercó y me contó el chamuyo que tenía el flaco, por eso te saque de ahí.

—¿Y hacia falta decir que era tu novia?—pregunté divertida con una ceja alzada, este se mordió el labio con frustración, lo cual me hizo reír.

—¡No me estabas dando bola!—soltó indignado gesticulando con los brazos para todos lados haciéndome reír mas todavía.

Verlo con el ceño fruncido y con la nariz arrugadita, me causaba ternura y me parecía lo más lindo del mundo, además de que nunca había visto esta faceta de Mateo y tenía que aprovecharla.

—¡Estás celoso!—acoté riéndome, el se cruzó de brazos y me miró con cara de orto. Parecía un nene de cinco años.

—¡Si estoy celoso! ¡¿Cual hay?!—largó exaltado y con enojo haciéndome soltar una carcajada. Estaba rojo de la calentura y a punto de que salieran los ojos del lugar.

—Ay bebé—me acerque hasta el y lo agarré de los cachetes:—¿Me miras?

Bufó y finalmente después de unos segundos subió su vista para conectar sus ojos con los míos, esbocé una sonrisa bien amplia y agarre sus cachetes con una mano para hacer boquita de pez y chaparmelo finalmente.

—Me gustas vos tonto—murmuré entre besos y sentí como sonrió y como bajo sus manos para dirigirlas a mí cintura, mientras yo pasé mis brazos por detrás de su cuello para enredarlos.

$$$

Con Mateo nos habíamos pasado prácticamente toda la noche hablando y caminando por toda la playa, mojandonos los pies y escuchando el ruido del mar chocando entre sí.

Paz.

Era la única palabra que definía lo que sentía en estos momentos.

Me sentía bien después de toda la secuencia de celos que había tenido Mateo, sabía que los celos no eran buenos, es más, me parecían lo más tóxico del mundo, pero de vez en cuando era lindo saber o ver qué te celaban y más verlo desde el ángulo de Mateo, ya que era otra de las facetas de el que no conocía y me encantaba.

Me encantaba el en sí.

—¿En qué pensás tanto?—preguntó el morocho mirándome fijamente, negué un par de veces restándole importancia y aproveché para darle otro sorbo a la Coca-Cola que habíamos comprado—Dale.

A las dos de la madrugada nos había entrado alta lija y no tuvimos mejor idea que ir al Mc Donalds que estaba en la costa para pedirnos dos menús bien grandes y comerlos en la playa, obviamente después de terminar íbamos a juntar todo porque no sería capaz de dejar la basura ahí, no se me pasaba ni por la cabeza y mucho menos después de todo lo que estaba pasando en el planeta.

—En que me siento bien, por una vez me siento bien en mucho tiempo. Estoy acá con vos; charlando, comiendo, antes de joda, pero lo que cuenta es que lo estoy haciendo con vos—expliqué dándole otro sorbo a la Coca-Cola.

Mateo me miró por un par de segundos fijamente sin decir nada, y ahí me cayó la ficha de que capaz me había precipitado y que había largado aquello todo de golpe, pero simplemente me había salido solo y del alma.

—Sos hermosa—dijo después de un rato y sin importar que estuviera comiendo, me agarró de los cachetes para acortar la distancia entre ambos con un beso.

Después de terminar de comer y juntar todo, dimos otro paseo por la playa mientras seguíamos hablando de temas bastante triviales y chapando de vez en cuando.

—¿Nos metemos?—interrogó el morocho haciendo un gesto con la cabeza hacia el agua, miré el agua y estaba un poco revuelta, además de que me daba miedo meterme de noche, por el hecho de que podía tocar algo y me iba a poner a gritar como una histérica. Y como si Mateo me estuviera leyendo la mente añadió:—Dale, aunque sea vamos a mojar los pies como antes.

Asentí y nos acercamos hasta la orilla de la mano, toda la noche habíamos estado con las manos entrelazadas y aunque pareciera una tontería a mí me encantaba y causaba muchas cosas en mí.

Estuvimos un rato tirándonos agua y riéndonos cuando Mateo casi se cae porque había pisado un pozo.

—Basta—pidió haciendo puchero, ya que hacía como cinco minutos que estaba tentada:—¡Lola!

—Perdón, perdón, perdón—solté riéndome todavía y me acerque para acunar su cara y dejar un par de besitos en las comisuras de sus labios.

Luego de estar así, el morocho se separó un poco de mí y llevo sus manos hasta mis cintura.

—¿Sabías que yo si te considero como tal?—interrogó mientras me miraba fijamente y pasaba los mechones rebeldes por detrás de mí oreja.

—¿Qué me consideras como qué?—pregunté con el ceño fruncido sin entender de lo que estaba hablando.

—Como mí novia, Lola.








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perdón, ya sé que es una mierda pero prometo compensarlo (?)

Sepan que tengo la última novela del ambiente de Lola ya publicada en mí perfil; se llama neighbors ; dam, así que vayan de darle amorcitoo💗❤️

También informarles que a unidos no le queda mucho, así que preparen los pañuelos.

unidos ; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora