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14. beba vámonos a dónde no nos puedan ver.

Agarré de la mano al morocho para guiarlo hasta el sillón, sentandolo para que se quedará quieto y esperase un momento a que cerrara la puerta de mí casa. Ni bien cerré con llave, me di la vuelta para darle un mirada rápida, estaba con la cabeza para atrás y con los brazos abiertos.

Empecé a caminar hasta la cocina para agarrar una pastilla y una botella de agua de la heladera, nada más sentarme al lado de Mateo, este me agarró de la muñeca y me miró con los ojos entreabiertos.

—Quiero vomitar...—anunció como pudo, dejé las cosas en la mesa ratona y lo ayude a levantarse para ir lo más rápido posible al baño.

Ni bien llegamos, el morocho se puso de rodillas frente al inodoro y empezo a vomitar. Para evitar todo eso, me fui del baño para que pudiera estar más tranquilo y me dirigí nuevamente al living para agarrar la pastilla y la botella de agua fría que estaban encima de la mesa ratona.

Entré en el cuarto de baño cuando sentí el ruido de la sisterna, y lo vi a Mateo tirado o más bien recostado sobre el inodoro. Me acerque hasta el y lo agarré de los cachetes para que me mirase.

—¿Te sentís mejor?—pregunté bastante preocupada ya que los ojos se le iban, hizo una mueca, agarre las cosas y las extendí—Tomá.

Sin dudarlo dos segundos el morocho agarró la botella de agua para bajarsela al toque, no sin antes tragar la pastilla. Luego de eso se pasó una mano por el pelo descolocándolo y alborotándolo.

—Vamos a dormir, dale—anuncié y lo ayude a levantarse de allí.

Como pude lo lleve hasta el lava manos para lavarle un poco la cara y el cuello más que nada para bajarle la temperatura ya que estaba hirviendo. Aprovechando que estábamos ahí, le prepare el cepillo de dientes y lo ayude para lavarse estos.

—Listo, vamos.

Con toda la paciencia del mundo, subí las escaleras con Mateo y lo lleve a mí pieza, este ni bien llegó se tiró en la cama con los brazos abiertos. Fui hasta el placard para agarrar mí pijama y luego me dirigí al baño para poder cambiarme tranquilamente.

Cuando volví a mí pieza Mateo estaba tirado en la cama como antes pero con la diferencia de que estaba en cuero y con un pantalón de fútbol. Desde siempre tenía una pila de ropa en mí casa ya que cuando era más chico literalmente vivía en mí casa.

—¿Estás cómodo?—pregunté guardando la ropa que había utilizado antes, este levantó la cabeza para mirarme con una sonrisa.

—Muy—contestó riendo un poco ronco, para luego darle un par de golpecitos a la cama—Vení, acostate conmigo.

Empecé a caminar hacia la cama, me  senté del lado izquierdo y ni bien lo hice el morocho se acomodó un poco y apoyo su cara sobre mí pecho para luego abrazarme por la cintura. Mateo empezó a depositar besos sobre mí pecho y fue subiendo por mí cuello hasta llegar a mí mandíbula donde me lleno de besos al igual que en el resto de la cara.

Me empecé a reír porque me estaba haciendo cosquillas y no dude en contagiarlo a él también mientras seguía dejado besos en mí cara. En una de esas se separó para mirarme y esbozó una sonrisa provocando que se le achinarán los ojos y segundos después acarició mí cachete.

—Sos re linda Lola—anunció mirandome y sentí la sangre subir por mis mejillas, el pareció darse cuenta aunque no hubiera mucha luz, se rió despacio y me volvió a llenar de besos—Se pone colorada de mí nena.

—No seas tonto—solté y noté su sonrisa para después sentir sus labios nuevamente en mí cuello poniéndome los pelos de punta—Mateo...

—Hermosa—susurró y se separó para plantar un dulce beso en la punta de mí nariz, después de unos segundos hizo un notable puchero cosa que me hizo sonreír como tonta—Lolita, ¿me haces caricias?

Me mordí el labio al escuchar como me había llamado para luego asentír reiteradas veces, entonces el se acostó nuevamente sobre mí pecho y comenté a hacerle caricias por el pelo y la nuca. Las manos del morocho me apretaron más y se acomodó en el sitio, miré de reojo como se aplastaba su cachete dándome mucha ternura.

—Me termino durmiendo si me seguís acariciando así—aportó con la voz un ronca y me tuve que controlar para no agarrarle la cara y chaparmelo, de un segundo para el otro sentí como hacia caricias en mí cintura—Sos todo lo que está bien.

—Estar en pedo te hace delirar—reí, este se levantó para mirarme y acercarse un poco más provocando que nuestras respiraciones se mezclarán.

Con la poca luz que había miré los labios de Mateo, los cuales estaban a una distancia bastante peligrosa. Este se dió de todo eso y sonrió ampliamente.

—Delirando o no me pareces hermosa igual—comentó mientras me escaneaba con sus ojos y se apoya en sus codos para poder mirarme mejor.

—Vos también sos hermoso—dije en voz alta y abrí los ojos de par en par al notar que no lo había dicho para mí misma, Mateo se percató de aquello y sonrió burlón.

—Ah, ¿te parezco lindo?—cuestionó mirandome mientras mantenía una sonrisa, y me quise morir. Lo atraje hacia mí agarrándolo del cuello para esconderme en el—Ay le da vergüenza, dale tonta.

Se separó de mí cuando vio que saque mí agarre de su cuello y se volvió a apoyar en sus codos para mirarme, sin embargo, después de unos segundos se acercó a mí a tal punto de que nuestro labios rozaban y el no tardó en romper la distancia entre ambos con un corto beso.

—Espero que vos duermas lindo porque te aseguro que yo sí lo voy a hacer y más porque duermo con vos.







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solo hace dos días que no actualizo y ya parece una eternidad!!1!1

por fin se besaron (?) Bueno se dieron un besito no más, igual esto no va a terminar bien (?

Seguramente me quieren cagar a palos porque borre todas las novelas y hay una simple explicación: #inseguridad 100pre

unidos ; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora