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48. todo lo que hago es para no perderte.

2 meses después.

Terminé de armar la valija y me tuve que sentar arriba de la misma para poder cerrarla, todo esto con ayuda de Olivia, quién había venido a mí casa para despedirse de mí.

Me iba todo el fin de semana a la costa con mí familia y la de Mateo, ya que según nuestras mamás hacia bastante tiempo que no hacíamos un viaje todos juntos y querían que conociéramos otros lugares, además de que en la zona en la que vivíamos no había playa, ya que éramos de interior.

—Listo Lo—acotó mí amiga mientras acomodaba bien la valija y finalmente me miraba—¿Te ayudo a llevarla al auto?

Asentí.

Con ayuda de la ojiverde, bajamos la valija además de una mochila que tenía cargada a mis hombros con varias cosas de estética que me había regalado Mora. Después de dejar todas las cosas listas y preparadas en el auto, nos sentamos en las escaleras del patio.

—¿Y que onda con rayito?—preguntó mí acompañante, dejé de jugar con el pasto y alce la vista para mirarla:—¿Ya activo o sigue igual de lerdo?

—Estamos como siempre; nos gustamos y chapamos no más. Aunque ya sabes que me gustaría tener algo más con el...

Hacia como dos meses que veníamos así y ninguno de los dos se arriesgaba a dar otro paso más; ya sea en el ámbito sexual o en el amoroso.

Éramos dos boludos.

Pero obviamente a mí me echaba para atrás el hecho de que me rechazara, porque capaz que daba el paso y me cortaba el rostro, y lamentablemente después de todo lo que había pasado no estaba para este tipo de cosas, así que me conformaba con lo que éramos; Mateo no había cambiado en nada, lo único que había cambiado entre nosotros es que ahora chapabamos.

—Y yo que me quejó de Manuel...—agregó mí amiga, la miré directamente a los ojos ya que me había distraído un poco y me reí por su comentario—Lola.

Hice un movimiento con la cabeza para que siguiera hablando mientras seguía jugando y arrancando el pasto.

—¡Haceme el favor de cogerte a Mateo en la vacaciones o un pete aunque sea, algo!

—¡Livi!—me quejé casi ahogada y toda colorada de la vergüenza.

De solo pensar escenas del tipo que había nombrado Olivia, me ponía nerviosa.

Todavía era virgen y no tenía ni la más mínima prisa en tener relaciones sexuales, yo todavía seguía creyendo en el típico cuento de esperar a hacerlo con alguien de confianza y si era tu novio mejor, de hacer algo lindo la primera vez, algo tierno y con alguien que quieras. Que haya amor, pero ya tenía entendido hace mucho que siempre la primera vez era un desastre y lo del cuentito ya se había dejado de implementar hacia mucho tiempo.

Luego de hablar un rato más con Olivia, me despedí de ella y terminé de ayudar a mí familia con las últimas cosas que necesitaban para las vacaciones. Por lo que tenía entendido, íbamos en dos coches porque éramos bastantes para ir solamente en uno, además de que las valijas y las mochilas ocupaban mucho sitio.

$$$

Después de varias horas de viaje, llegamos a la casa donde nos íbamos a quedar todo el finde semana. Esta, era bastante grande, blanca, tenía un jardín enorme y estaba en frente de la playa, adentro era hermosa; tenía muchas ventanas, por lo cual tenía bastante luz, los muebles eran de color madera y blancos al igual que las paredes. Había tres baños y cuatro piezas, de un tamaño considerable.

Las dos familias no tardamos en instalarnos, y los adultos una vez acomodaron todo, ellos junto a los dos más chiquitos; se fueron al supermercado a comprar comida y un  par de cosas para la casa mientras que Mateo y yo nos preparabamos para ir a la playa un rato.

—Beba, ¿tenés todo?—preguntó el morocho mientras entraba en mí habitación sin tocar la puerta haciendo que pegará un salto del susto—Upa, perdón.

Terminé de guardar las cosas en la mochila que me iba a llevar a la playa e intente ponerme rápido el short, porque estaba con la bikini no más y me estaba dando mucha vergüenza, sumándole que Mateo estaba escaneandome de arriba abajo, para finalmente clavar sus ojos en los míos.

—No me mires así—pedí casi susurrando, el se mordió el labio y se acerco a mí para darme un pico.

—Perdón, es que sos hermosa.

Era un chamuyero, pero me encantaba que en cualquier momento del día me dijera cosas lindas y me hiciera sentir querida. Porque en este tiempo, era eso lo que el estaba consiguiendo; que me quisiera.

Agarramos todas las cosas y salimos de la casa para dirigirnos hasta la playa, donde nos tumbamos, o más bien eso intente porque tenía la cabeza de Mateo arriba de mí panza jugando con mí piercing.

—Me encanta como te queda, ¿hace mucho lo tenés?—preguntó mientras lo seguía toqueteando y después de unos segundos me miró esperando una respuesta por mí parte.

—Un año y medio, me lo fui a hacer con Olivia, lo que pasa es que ella se hizo el de la lengua—expliqué y me acomodé mejor porque ya me estaba empezando a doler el cuello—Teo, déjame levantarme que me quiero ir a bañar.

Este bufó un poco pero finalmente levantó la cabeza de mí panza para que pudiera levantarme e irme hasta el agua. En el trayecto me encontré con una pelota que habían pateado en mí dirección.

—¡Eu bombona! ¿Me la pasas?—pidió un chico castaño desde la otra punta haciendome señas, no estaba solo; lo acompañaba un rubio.

Asentí esbozando una sonrisa y le di una patada la pelota en la dirección de donde se encontraban estos, y en un acto inconsciente; me giré para mirar a Mateo quién miraba con cara de orto a los chicos o más bien al castaño.

Había empezado la guerra.







• • •

doble actualización, igual es una poronga y puro relleno.

Pero pinta un Mateo celoso?

unidos ; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora