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39. su novio no es un matón, para mí que es un bobolón.

Me pase una mano por la cara y apoye mis brazos en mis rodillas para después acunar mí cara en símbolo de frustración, tenía ganas de llorar. Sentí como se hundió la parte derecha del sillón que estaba sentada, miré por el rabillo del ojo y era Ezequiel.

—Tomá—anunció el ojiazul extendiendome una botella de agua, cerré los ojos con fuerza y me recompuse para mirarlo de una vez por todas y agarrar la botella de agua. Antes de que pudiera contestarle un gracias, el abrió la boca:—Ya que sé porque no chapaste conmigo.

Casi escupí toda el agua cuando el morocho soltó aquel comentario, cosa que lo hizo alzar la ceja pero después hizo un puchero bien pronunciado.

—Soy muy feo, ¿no?—aportó, bajé mí vista hasta sus labios para ver su puchero y luego dirigí mis ojos hasta los suyos, eran preciosos. Muy parecidos a los de Valentín.

—Tonto—lo empujé después de unos segundos causando su risa, entonces añadí—Sos hermoso.

El morocho alzó una ceja y sonrió de forma socarrona como si estuviera diciendo “¿Ah sí?”. Me mordí el labio inferior y asentí provocando que el se acercara un poco más a mí. Tenía que admitir que estaba bastante nerviosa pero más que nada me comía la cabeza porque se parecía mucho a Mateo y eso me cortaba todo el mambo.

—No te maquinés más, una joda es para disfrutar y para olvidar toda la mierda que nos pasa por un par de horas—comentó mí acompañante y segundos después sentí como su mano acariciaba mí mejilla izquierda, salí de ensoñación y lo miré directamente a los ojos—Sos tan linda.

Le sonreí sin mostrar los dientes y me acerque un poco más para poder acunar su cara con mis manos. Lo miré deteniendamente y si no fuera porque estaba sobria, ni me gustaba Mateo le hubiera partido la boca de un chape, pero sobretodo si no hubiera conocido al rapero sería mucho más fácil. Ezequiel al ver que yo me estaba volviendo a comer la cabeza, me agarró del cuello y rompió toda la distancia que había entre ambos con un beso.

El beso fue intensificando y casi me costaba respirar pero no quería parar, además de que el ojiazul me seguía teniendo del cuello para que no me separara ni un milímetro de el. Giré mí cabeza un poco para que el pudiera introducir su lengua en mí cavidad bucal para encontrar la mía y armar una guerra entre ambas. Las manos del morocho se dirigieron a mí cintura para moverme e intentar ponerme arriba suyo a horcajadas sin cortar el beso y una vez me tuvo encima suyo, llevo sus manos hasta mi orto para acariciarlo y apretarlo de vez en cuando.

Se sentía tan bien, sentía que de alguna manera me estaba arreglando pero no de la manera que gustaría porque al fin y al cabo el único que quería que me chapara de esa forma era Mateo.

Los labios del ojiazul se despegaron de los mios para ubicarlos en mí cuello y en un acto reflejo, tiré mí cabeza para atrás para dejarle más acceso a esa zona. Y en ese momento fue cuando me puse a pensar que no estábamos solos y que cualquiera que no viera capaz que pensaría que estábamos cogiendo por la postura en la que estábamos.

—¿Te puedo dejar marcas?—preguntó bastante agitado el ojiazul y cuando baje la cabeza para mirarlo, se acercó para empezar a dejar besitos en mí labio inferior mientras me acariciaba, asentí provocando que el sonriera y me diera un largo beso, luego se dirigió a mí oído y susurró—Sos hermosa.

Sonreí como tonta y volví a tirar mí cabeza para atrás cuando sentí sus labios húmedos en mí piel y mantuve mí sonrisa ya que con su nariz y su respiración me hacía cosquillas. Antes de que pudiera sentir como succionaba una parte de mí cuello, el celular empezó a vibrar en mí bolsillo trasero.

—No atiendas—pidió entre besos el ojiazul y volví a sonreír como tonta para después asentír.

El teléfono volvió a sonar un par de veces más y a la quinta vez que sonó, me separé bruscamente de Ezequiel y agarre mí celular del bolsillo. Tenía un montón de mensajes del grupo con Mora y Agustina, los cuales preguntaban donde estaba metida porque hacía bastante que no me veían, también de Olivia y Valentín preguntándome como me la estaba pasando y si había estado con alguien y por último Mateo; del cual tenía más mensajes que de otra persona, al igual que llamadas perdidas. Entre en el chat del último encontrandome mensajes similares a estos;

Mateucho💛: gorda te necesito.
Mateucho💛: sé que estás de gira pero en serio te necesito, por lo menos hablar diez minutos con vos.
Mateucho💛: me siento del orto, y tengo muchas ganas de llorar. Por favor contéstame rápido.

—¿Esta todo bien beba?—cuestionó el ojiazul, le di una mirada rápida y asentí para que me esperase un par de minutos.

Caminé un poco para poder hablar tranquilamente con Mateo o por lo menos intentarlo porque después de lo que me había dicho estaba bastante preocupada y más por el hecho de que tenía ganas de llorar y cuando pasaban este tipo de cosas era porque era importante para él. No dude en marcar el número y me lleve el celular a la oreja para poder hablar con el rapero.

—¿Que pasó?—fue lo primero que me salió decir cuando me atendió. Mí respiración empezó a ir de manera desenfrenada y me mordí las uñas en símbolo de nerviosismo al ver que no me contestaba—¡Mateo!

Mi hermano está en el hospital.












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después de 8 días volví con este cap de poronga. La verdad es que no tengo explicación para decirles porque estuve sin actualizar, pero de ahora en adelante no van a ser tan seguidas las actualizaciones, porque le estoy dando a la jodita duro y hoy empecé a trabajar.

Bueno por otra parte quiero que sepan que hoy fui a una joda, y fue un flaco con el que me estaba hablando y encima me daba bOLA y nada, me junte con su grupo porque hay una amiga de él que me cae re piola y el chabón no fue capaz de saludarme, solamente me hizo el corte de manga y LO PEOR ES QUE ESTABA CON UNA FLACA, ONDA ESTABA CON ELLA CHAPANDO Y BAILANDO. Bueno quería contarles eso, fin del comunicado🤒

unidos ; truenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora