27. tu recuerdo.
Me puse la capucha de la campera y salí al balcón que más que eso era un mirador y alce la vista para empezar a mirar el cielo, estaba más estrellado de lo normal, además de que estaba limpio porque ninguna nube estorbaba. Miré todo detenidamente, me encantaba estar acá, era un lugar que no transmitía más que paz. Era la primera vez que me quedaba a dormir y se podía apreciar más la belleza del sitio a la noche que de dia.
Me pase la lengua por los labios y alce la vista para centrarla en el cielo nuevamente e inconscientemente lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas. Como de costumbre a la noche me agarraba el bajón pero hoy era un día especial, hoy hacia cinco años que un amigo muy cercano de mí mamá se había suicidado sin dejar ninguna explicación, solo una nota despidiéndose de todos nosotros pero no daba ninguna razón por la cual había cometido ese acto. Alberto, como se llamaba, era una persona muy especial para mí ya que cuando mí mamá estaba pasando por malos momentos, el la ayudo a buscar un trabajo, la llevaba a dónde necesitaba ir pero sobretodo hacia de niñero cuando mí mamá trabajaba y no podía quedarse conmigo, el había sido el encargado en que consiguiera trabajo en el hospital y de cuidarme por muchos años.
Las causas por las que estaba llorando no eran solamente esas, ya que cuando uno estallaba a llorar no era por una cosa en concreto, sino porque se te juntaban mil cosas a la vez y una de ellas tenía nombre y apellido, sumándole las actitudes que había tenido su novia conmigo, a tal punto de que se quería ir a las trompadas conmigo.
Me acerqué hasta la barandilla para contemplar mejor el sitio y me asusté al ver unas manos posadas en la barandilla muy cerca de las mías. Me gire teniendo como campo de visión al morocho, quién me sonrió apenas pero al notar como estaba, su semblante cambio al instante y frunció el ceño. Sin verme al espejo sabía que tenía la cara hinchada y los ojos bastante aguosos y daba gracias a Dios que era de noche y no se podía ver que estaba un poco colorada.
—Bebé, ¿que pasó?—preguntó acercándose un poco más para llevar una de sus manos hasta mi cachete y acariciarlo con dulzura. Negué reiteradas veces y cerré los ojos con fuerza provocando que salieran lágrimas de mis ojos—Mirame Lola...
—No tengo ganas de hablar...—comenté y después de unos segundos abrí los ojos para mirarlo por fin y los ojos le brillaban a causa de la luz de la luna. El morocho tironeó un poco de mí brazo para abrazarme fuertemente y reconfortarme con sus caricias en mí espalda—Mateo...
No quería que me siguiera abrazando porque sabía que era capaz de ponerme a llorar de nuevo y la verdad que no tenía ganas, sumándole que me sentía una bebé desprotegida y frágil por la manera en la que me trataba.
—Bueno, es que me pone mal verte así, lo sabes de sobra...—explicó separándose de mí para mirarme un momento y después dejó un tierno beso en la frente que me hizo cerrar los ojos—Vení.
Se alejó de mí y sentí un poco de frío, ya que no quería que se alejara ni un centímetro de mí porque su cuerpo amenaba mucho calor y me sentía bien si lo tenía a el cerca. Camino unos pasos hasta los sillones de mimbre que habían allí y se sentó para después golpear sus piernas indicándome que me sentará al lado suyo. Lo quedé mirando por un par de minutos analizando la situación y después de pensarlo, me acerque hasta el y me senté encima suyo, en un acto inconsciente me abrazo por la cintura y apoyo su cabeza mí pecho.
—Yo también me siento mal—informó después de unos minutos de incertidumbre en donde solo se escuchaban los grillos y nuestras respiraciones. Dejé de hacerle caricias y descanse mí mano en mí pierna pero el la agarró y la volvió a llevar a su cabeza para que le siguiera haciendo mimos—No pares...
Me acomodé mejor en sus piernas y el saco una de sus manos de mí cintura para agarrar una de las mías, en este caso la que no estaba ocupada para entrelazarlas y con su pulgar empezó a acariciar la zona. Dejé de hacerle caricias nuevamente y agarre su mentón para que me mirará y vagamente lo hizo, tenía la mirada cansada y la carita un poco pálida, se le notaba a mil kilómetros que no andaba bien.
—¿Que te paso?—interrogué, el cerro los ojos y se escondió en mí cuello para luego despegar nuestras manos y a abrazar mí cintura otra vez.
—Hace un ratito hable con Catalina, bueno discutimos—argumentó el morocho y se acomodó mejor en mí cuello, su respiración me estaba poniendo los pelos de punta y noté como empezó a dejar un par de besos en esa zona de manera inconsciente y me quise apartar pero no pude—Creo que cortamos, no sé.
Salí de mí ensoñación y abrí los ojos a tal punto de que casi se me salieron del lugar y me separé un poco causando un quejido por su parte.
—Mirame, ¿Vos la querés?—pregunté con miedo a lo que llegara a responder el morocho y por como venían las cosas la respuesta iba a ser afirmativa.
—La amo Lola—respondió este pasándose una mano por el pelo y sentí como se formaba un nudo en mí garganta, mí estómago se había dado vuelta y mí corazón se estaba estrujando de manera lenta—Pero...
Como si se le hubiera prendido la lamparita al genio, mí celular empezó a sonar, lo saque de mí bolsillo y vi que era una llamada entrante de Matías. Me levanté y le di una última mirada a mí amigo para después desbloquear el teléfono y llevarmelo a la oreja para a continuación entrar en la casa dejando a Mateo con la palabra en la boca otra vez y completamente solo.
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que capítulo tan pt!!🤢
Que les gustaría que pasara en los siguientes caps?
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unidos ; trueno
Fanfic❝ creo que estoy confundido, pero cada vez que estoy con ella siento como si fuéramos uno, como si estuviéramos unidos ❞