34. las gotas chocan en mí ventana, un domingo a las diez de la mañana.
Me puse la capucha cuando la lluvia empezó a ser más continua y fuerte y giré la llave para poder entrar en el patio de mí casa. Al levantar la vista, fruncí el ceño al ver a Mateo sentado en el porche con la capucha puesta, este ni bien me vio, esbozó una sonrisa bien amplia pero cuando vio que no se la respondí, se preocupó.
Caminé hasta la puerta de mí casa ignorando su mirada y saqué las llaves para enterrarlas en la cerradura y antes de que pudiera abrir la puerta, las manos del morocho se posaron en mí cintura y me apretaron contra el.
—¿Que pasó?—susurro en mí oído después de sacarme la capucha, descanso su cabeza entre mí cuello y mí hombro para esperar mí repuesta—Dale, Lola...
Negué e hice una mueca dando indicios de que iba a llorar, el pareció percatarse de eso y me dio la vuelta para verme mejor, con mucho cuidado, me apegó a él y me estrujó fuerte. Escondí mí cara en su pecho mientras el me hacía caricias en el pelo y en la espalda para intentar tranquilizar mí llanto, pero este cada vez crecía al recordar como se había dado toda la secuencia con mí ex novio.
Después de un par de minutos así, mí llanto cesó, pero de todas formas, me quedé en el pecho del morocho con los ojos cerrados mientras disfrutaba de sus caricias y del sonido de la lluvia que cada vez aumentaba.
—Me puso los cuernos—informé luego de unos minutos de incertidumbre, el dejó de hacerme caricias y segundos después me agarró con mucha delicadeza de la cara como si se tratara de algo de porcelana.
—Vos sos mucho para el Lola, no te merecía y cuando se de cuenta de que como vos no hay dos, se va a arrepentir pero ya va a ser demasiado tarde o eso quiero creer—anunció un poco inseguro y lo último que dijo me hizo sacar una sonrisa. Porque el más que nadie sabía lo tonta que era para estas cosas y era capaz de dar más oportunidades. El se acercó para darme un beso en la punta de la nariz—Así me gusta, que sonrías.
Me mordí el labio y negué un par de veces causando su risa, para después sentir sus labios por toda mí cara causando la mía.
—Mi nena ahora es toda para mí, no te comparto más—habló entre besos y de un momento para el otro sentí mis mejillas arder. Últimamente le había agarrado la costumbre de estar llamándome "mí nena" y me encantaba—Sos hermosa hasta de tomatito, me encantás.
—Basta—pedí, apártandolo un poco ya que seguía a los besos y con las mejillas apunto de explorar de lo que coloradas que estaban—Andas re cargoso hoy.
Abrí la puerta para entrar finalmente y ni bien entre, dejé la campera en el perchero y me hice una colita bien alta. Mateo se acomodó también y agarró la bolsa donde tenía todas la cosas o más bien comida, al parecer ya daba por hecho de que me iba a juntar con el porque ya tenía las cosas del Mc Donalds.
Fuimos hasta mí pieza y el morocho se encargó de preparar todo ya que no quería que yo anduviera haciendo o cargando cosas con el brazo así. Alrededor de diez minutos después, ya estaba hasta la película preparada o más bien la serie que íbamos a ver, el ojimarrón había decidido ver el marginal y casi me quiso cagar a palos cuando se enteró de que todavía no me la había visto. Pero no me culpaba, cada vez que empezaba a ver una serie, me veía dos o tres capítulos y después la dejaba colgada.
Me levanté para abrir un poco la ventana, así escuchaba el sonido de la lluvia y después volví hasta la cama para taparme con la frazada hasta el cuello. El morocho me destapó con un poco y puso su cabeza encima de mí pecho e inconscientemente lleve mí mano a su pelo para empezar a hacerle caricias, el hacia los mismo pero en mí panza y en un de esas, llevo su mano hasta mí yeso.
—¿Puedo dibujar algo?—preguntó levantando la cabeza para mirarme y hacerme puchero, asentí riéndome un poco y se levantó para agarrar unos fibrones que había en mí mesita de luz, se volvió a colocar como estaba e hizo una mueca—¿Por qué tenés mensajes de Oliva?
Solté una gran carcajada al ver el enojo con el que había preguntado lo último y me dieron unas ganas inmensas de chaparmelo, era hermoso enojado.
—¿No están hermosos los dibujos de Tín?—lo moleste, ganándome una cara de orto por parte del morocho y me tuve que morder el labio para reprimir una sonrisa.
—¿Tín?—cuestionó alzando las cejas con un semblante bastante serio y me acerque para darle un beso pero se alejó—Mis dibujos y mensajes van a ser más lindos que los de "Tín"
El rapero abrió el fibron y empezo a escribir prácticamente en todo el yeso menos en los sitios que ya estaban ocupados por los mensajes de Valentín.
Ni bien se giró un poco, me dejó acceso para mirar lo que estaba haciendo, pude ver que la mayoría eran dibujos de rayos, corazones y alguna que otra cosa insignificante. Hasta que en una de esas vi una M junto a una L y luego se empezó a reír para a continuación mirarme.
—No mirés tonta—se quejó y me reí al ver el dibujo que estaba haciendo—¿Te acordás cuando nos la pasamos haciendo ese tipo de dibujos? Eramos re virgos.
—Vos lo seguís siendo—comenté, su cara se transformó por una seria, solté una carcajada y me acerque para darle un beso en el cachete pero se avivó y me giró el cachete dándonos un pico.
—Apa, que lindo beso—argumentó con una sonrisa en su cara, me mordí el labio y negué para después darle un empujón y volver a acostarme en la cama, tenía ganas de que la tierra me tragase—Ah, que linda que sos bebé.
Se acercó para destaparme la cara ya que me había tapado con la frazada para que no me viera colorada y me dio un beso en la frente para después volver su vista al yeso y escribir "24/siempre"
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lo más mierda que verán hoy, estoy para que me cancelen.
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unidos ; trueno
Fanfiction❝ creo que estoy confundido, pero cada vez que estoy con ella siento como si fuéramos uno, como si estuviéramos unidos ❞