Pasadas unas horas el pequeño alquimista estaba nuevamente dentro de sus facultades, miró a su hermano con duda.
—Al... Mustang se está comportando raro, quiero decir. Me trata bien y eso es muy raro; primero pensé que era solo para acercarse más a su mano derecha, pero no lo siento de esa manera.— comentó Edward entre preocupado y nervioso, también desconcertado, todo era tan raro. Al lo miró con atención.
—¿Te dijo algo raro?— le contestó Al y comenzó a formular posibles respuestas.
—No, no lo creo. Verás...— el mayor de los hermanos comenzó a relatar con lujo de detalle ese pequeño encuentro de hace apenas. Quería saber de qué se trataba. Pensaba que lo de ser sustituto de la teniente era suficiente para el.
—¿Y por qué te enoja que quiera una esposa?— preguntó Al, cuando notó que su hermano fruncía el ceño al contar esa parte.
—¿Qué? ¿De qué hablas? A mí me da igual, es sólo que es raro que me esté diciendo esas cosas.— se justificó el rubio, En cierta parte decía la verdad.
—Tienes cara de enojado.— insistió Al una vez más.
—¡Es mi cara, no la puedo cambiar!— gritó el jovencito agitando las manos.
—¿Lo vez? Estás enojado.— dijo con aparente burla el hermano menor mientras se acercaba a su hermano.
Ambos hablaron durante un rato de algunas cosas referentes a sus investigaciones individuales, hasta que a Ed le dió hambre y ambos tuvieron que salir.
En la oficina, estaba sentado aún Roy delineando con su dedo índice el vaso donde Edward había bebido anteriormente. Su mirada estaba perdida en los hielos que se deshacían lentamente, no decía nada ni hacía nada excepto eso.
—Que tonto fue eso... Quería invitarle a comer... No decir esa tontería.— murmuró para sí mientras miraba por encima el reporte que le dió. Entonces suspiró dejándolo de lado. —Que difícil es esto.— murmuró para sí y se levantó, saliendo de su oficina junto a dos guardias que le seguían tres metros atrás. Miró su reloj de plata, vaya: 8:39 de la noche ¿Tan rápido pasó el tiempo?
—Señor, eh... Buenas noches.— exclamó con aparente nerviosismo un hombre con un cigarrillo en los labios, su anterior subordinado cercano.
—Buenas noches, Havoc.— regresó el saludo de buena manera ya que, a pesar de algunas deficiencias aún se consideraban cercanos. —Hace unos días no te veía por aquí.— incluyó tratando de hacer una pequeña plática.
—Si, bueno. El coronel Schäfer Ahora me tiene muy ocupado con asuntos de investigaciones y bueno, no he tenido tiempo, ni para ver a mi novia.— lo último lo dijo con un tono serio y triste, Roy sonrió ya que se sentía nostálgico de escucharle hablar así.
—Ya veo... ¿Qué te parece ir al bar de siempre? Últimamente también he tenido bastante trabajo.— propuso con aparente buen humor el Führer mientras señalaba a dirección del bar.
—¡Oh! ¡Unos tragos con el Führer! ¡Claro Que si!— de inmediato aceptó y ambos salieron junto a los guardias que le hacian escolta, pero se sentía bastante incómodo con la presencia de los mismos, así que les ordenó quedarse en el automóvil.
Al entrar, el lugar en donde siempre se sentaban estaba ocupado, la única mesa disponible era una al lado de una gran ventana que daba hacia la calle principal que era iluminada con farolas y las luces de varios locales abiertos a esa hora.
Ambos platicaban como en los viejos tiempos, mientras veían y comían algún aperitivo del bar.
—Havoc... Bueno, esto es raro pero, ¿Qué pasa cuando te enamoras? Quiero decir, tú has tenido novias y eso.— dijo en tono serio como no dándole importancia, pero en el fondo quería saber. El rubio de cabello corto se atragantó con la bebida por la impresión de la pregunta ¿Roy estaba enamorado? De cierta manera le molestaba, no había pasado mucho desde la muerte de la teniente.
—¿Qué? Usted también ha tenido muchas citas ¿Recuerda? La chica de la floristería, de la pastelería, de la...— comenzó a nombrar varias chicas con diferentes oficios, sin mencionar a Hawkeye, creyendo que aún le afectaría la mención.
—¡Si! Pero no de esa manera, lo que quiero decir es que... Eran citas solamente.— interrumpió bastante avergonzado, se había dado cuenta precisamente que era un mujeriego.
—¿Entonces no se enamoró de ninguna?— preguntó dudoso, pensaba cuestionar a Roy sobre la teniente pero al parecer no era buena idea.
—No precisamente, o por lo menos no lo sentí. Pero probablemente no.— dijo tranquilo mientras bebía de una copa alta de vino. —P-por eso... Te estoy preguntando.— habló bajito. El contrario simplemente sonrió, preguntándose mentalmente quién era la afortunada o desgraciada, en el peor de los casos.
—Bueno. Principalmente comienzas a sentirte de buen humor, piensas en ella, quizá la procuras, hablas con ella seguido. Comienzas a quererla y no tener ojos para nadie más.— comenzó a describir el sentimiento mientras hacia una cara graciosa a la vista de Roy, cuando terminó se miraron.
—Ya veo, por lo visto te cambia por completo, mira como te has puesto, y eso que no pregunté por tu novia.— un poco burlón el azabache tomó un bocadillo del plato, ambos se rieron.
—¡Solo quiero comida!— exclamó Edward con tono triste, ya que ningún restaurante tenía cupo esa noche, los hermanos caminaban en la misma calle del bar. Pero del otro lado.
—Solo debemos esperar, eso te dijeron en el último al que fuimos.— intentó calmar a su hermano mientras miraba hacia todos lados.
—Ya nadie respeta a los alquimistas estatales. ¿De qué me sirve ser General de brigada si no van a darme de comer?— se quejó nuevamente mientras su hermano le daba un pequeño empujoncito para llamar su atención.
—¡Mira hermano, está el teniente y el Führer Ahí!— exclamó mirando hacia el otro lado de la calle, Ed repitió la acción mirando como ambos se reían, sin darse cuenta frunció el ceño.
—¿Y a mi que me importa, Al? Vámonos ya. Mejor preparemos algo...— cortante comenzó a caminar enojado, incluso el Automail sonaba al dar pasos.
—¿Hermano?— Al lo siguió bastante extrañado de su actitud, pero no dijo más, tampoco se dio cuenta así que simplemente lo siguió.
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c: No tengo nada que decir esta vez.Gracias por leer. <3
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El esposo del Führer.
FanfictionDespués de que Roy Mustang se ha convertido en Führer, pero ¿Algo le falta?