Fünf.

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Ambos hermanos estaban sentados en la mesa, pero solo Ed comía, pero con un gesto enojado aún.

—H-hermano... ¿Por qué t-te molesta todo lo que tenga que ver con el Führer?—preguntó nervioso temiendo que su hermano fuese a actuar agresivo. Ya que siempre estaba a la defensiva.

—Claro que no, simplemente no me agrada y tampoco me agrada que hablen de el cuando estoy yo, es todo.— un poco grosero contestó el jovencito mientras terminaba de comer y llevaba los platos hacia el lugar donde se lavan. Al pareció entender y guardó silencio.

—Pero tu le agradas a el, eres su mano derecha. Creo que deberías intentar llevarte bien con el.— sugirió el hermano menor mientras se levantaba tras de su hermano.

—No necesito algo así.— tajó.

Al notaba raro a su hermano, usualmente siempre solía burlarse de Roy a sus espaldas, o cosas pero siempre de un buen humor. Quizá eran demasiados cambios en poco tiempo para ambos. Ed miró fijamente el Automail de su mano, no tenía nada en mal estado. Pero si lo tuviera. Sería buen pretexto para escapar unos días de la milicia y pensar algunas cosas durante el camino.

—¡Ah!— gritó demasiado exagerado el rubio cuando intento parecer caerse para tener una excusa coherente. Al rápidamente se acercó a su hermano que estaba en el piso.

—¿Hermano? ¿Estás bien?—inocentemente Al estaba preocupado, sin sospechar las intenciones de su hermano.

—Si, pero el Automail está muy rígido, y mi codo lo siento flojo...— mintió para después pararse.

—¿Crees que tengamos que llamar a Winry para que venga y revise tu Automail?— sugirió Al.

—Ah, no no. Mejor vayamos... Podremos visitarlas y descansar.—nervioso suspiró.

—Tienes razón, Hermano.— asintió emocionado el más joven.

—Mañana enviaré una carta a Mustang para avisar que nos iremos por tres días y ya, partimos mañana a medio día.— sonrió bastante animado mientras hacia una pequeña maleta que sólo tenía algunas prendas. Por lo menos tendría su tiempo para pensar.

Al día siguiente Ed envío la carta para el Führer así mismo partió junto con su hermano a la estación de trenes, de mucho mejor humor.

Todo iba bien, el día estaba tranquilo, Al no preguntó nada, y ya estaban a bordo del tren que les dejaría en Rezembool.

—Hermano, Me alegra verte de un mejor humor, ¿Será por que verás a Winry?— intentó molestar mientras el tren comenzaba a ponerse en marcha, pero esta vez Ed no se sonrojó ni negó la insinuación como siempre lo hacía.

—Si, tal vez.— dijo amablemente mientras se recargaba en la ventanilla, por todo el camino pensaba en cosas, cosas importantes, cosas sobre sus investigaciones, pero nada más. Al notó aquello como algo raro, porque, por lo general siempre se sonrojaba mucho y lo negaba rotundamente, después de todo Ed estaba enamorado de Winry ¿No?

Al siguiente día por la mañana, estaban ya en la estación de tren en Rezembool, sólo quedaba caminar hacia donde su destino. Ambos extrañamente estaban muy callados, Ed parecía profundamente hundido en sus pensamientos.

—¡Cuidado!— exclamó al tomando el brazo de su hermano para evitar su caída.

—Ah, eh.... Gracias Al, te debo una.— murmuró el jovencito deteniéndose por completo poniendo la mano por encima de su cara para poder cubrir sus ojos del sol y visualizar la casa de la abuela. Sonrió al ver que el perro fiel de pelaje negro corrió hasta ellos para saludarlos, de inmediato una figura pequeña apareció en la puerta.

—Están aquí, Ed. No has crecido.— exclamó Pinako con una sonrisa burlona mientras daba una calada de la pipa de madera que tenía entre manos.

—¡Y usted sigue igual de bruja!— un Stilson voló desde el segundo piso dando casi en la cabeza del rubio, logrando esquivarlo con su brazo derecho, que al parecer estaba en perfectas condiciones.

—Hermano, tu brazo regresó a la normalidad.— dijo al.

—¿Tu brazo? ¡Mas te vale que no le hallas hecho nada a mi obra maestra, Ed!— exclamó la jovencita mientras bajaba para recibir a los hermanos con un abrazo como era de costumbre.

—No, solo vengo por un ajuste, últimamente siento rígido.— dió una excusa y toda la familia entró al interior de la casa.

Ed miraba fijamente como Winry revisaba con sumo cuidado su Automail, esta vez no se sintió avergonzado ni nervioso de estar tan cerca de la chica, lo cual le tenía confundido. El estaba seguro que quería a Winry.

—Ed, ¿Me estás escuchando?— preguntó la jovencita al terminar con la revisión del brazo, cambiando su asiento un poco más abajo para revisar ahora la pierna de Ed.

—Si, lo lamento. Es que, estoy cansado y bueno. Supongo que ya lo sabes.— miró hacia donde estaba la chica y suspiró para volver la mirada al techo. —Ahora trabajo completamente para la milicia y es desgastante... Ser la mano derecha del Führer...— suspiró nuevamente, cansado y nostálgico, la chica no lo pasó por alto. Pensado que te era por la pérdida de la teniente.

—Ya veo... Pero todo estará bien ¿No? Es decir, tu y Al.— Ed no comprendió su pregunta así que solo asintió con la cabeza levemente.

Winry, ¿Puedes llamar a Al?— pidió en voz baja, bastante calmado.

—Claro.— extrañada la chica salió de la habitación, al rato el hermano menor entró por la puerta. Y ambos se miraron.

—¿Todo bien, hermano?— se acercó al a la cama mientras Ed se sentaba en el filo de esta.

—Quiero decirte... Algo... Es que.— suspiró con nerviosismo y algo sonrojado. —Creo que... Winry... No me gusta.— soltó por fin, Al sorprendido preguntó el porqué. —No lo sé Al, lo siento diferente, es raro, ya no me siento nervioso cuando me ve semi desnudo como ahora... Quizá es una tontería o solo estoy confundido. —  apretó los labios buscando una posible respuesta en su mente.

—Quizá es por el tiempo que pasan separados, quizá no lo sé...—

—Precisamente por eso... ¿No se supone que debería ser más emocionante verla después de tanto tiempo?— argumentó el joven alquimista.

Winry parece normal...— Al abogó por Winry, ya que no visualizaba a su hermano con otra persona.

—Lo se y eso es lo raro, yo soy el raro... Quizá tienes razón y solo estoy confundido... Espero que sea eso, no quiero hacerla llorar de nuevo.— esto último lo dijo con tristeza más que con cariño, con que confirmaba que se sentía mal por ello.

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Ahora sí se viene lo chido. ewe
Gracias por leer. <3

El esposo del Führer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora