Fünfundzwanzig. [ENDLICH]

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El adulto preparó absolutamente todo, con un poco de ayuda de Alphonse, que para entonces ya estaba enterado.

Nunca imaginó llegar a formar una familia, no era algo que le atrajera tampoco le era necesario anteriormente, todos sus objetivos estaban atado a ser de los altos mandos y con alguien a su lado atandolo antes de lograrlo, no hubiera sido una buena idea. Ambos se unieron en el tiempo indicado, después de tantos desastres, muertes, guerras y peleas.

En la mentalidad del muchacho tampoco estaba llegar a formar una familia o por lo menos tener una pareja, a pesar de ser "maduro" para su edad, aunque ser forzado a tomar el papel de adulto tampoco le permitió desviar sus pensamientos de su objetivo principal.

Eso era lo que la pareja hablaba, muy temprano por la mañana del gran día, día que ambos habían estado esperando desde que la propuesta había sido aceptada. Unirse finalmente.

Y aunque la noticia ya había sido anunciada con anticipación, la mayoría de la cuidad expresaba el entendimiento y gratitud hacia ambos alquimistas, que al final del día, habían salvado el país de una catástrofe enorme.

Ambos habían llegado al acuerdo de: No tener intimidad desde una semana antes, supuestamente para alimentar el deseo en la noche de bodas. Resultaba una buena idea cuando se lo plantearon.

Ese día, ambos se habían levantado temprano, cada uno tenía cosas diferentes que hacer, personas con quién hablar y posteriormente alistarse para la tarde.

Roy partió después del desayuno, prometiendose con muchas ansias y emoción, verse en la "pequeña ceremonia". Por otra parte, la madre adoptiva del adulto se había encargado de los arreglos del lugar y la organización de algunas cosas, aunque no lo admitiese, estaba bastante orgullosa de su hijo. Ella se encargaría del niño en su totalidad esa noche y durante la siguiente semana, lo que durarían sus "vacaciones".

Al cabo de una horas después llegó su hermano, junto con ambas Rockbell, que de igual manera estaban con la emoción a flor de piel.

Al no tener un "Padre", que le entregara y mucho menos una madre, se había decidido que fuese Alphonse quien lo hiciera, pues si Winry lo hacía sentiría demasiado nerviosismo. Aún más del que ya comenzaba a sentir, se presentaba como un cosquilleo combinado con dolor leve en el estómago, que recorría su cuerpo.

-¡Aquí tienes Ed!- Habló la muchacha rubia, haciendo entrega del traje de color blanco, con bonitas combinaciones negras que lucía bastante bien, a pesar de haberse negado a ocupar algo blanco.

-Si.- lo aceptó con bastante nerviosismo, dejándolo colgado en una parte para evitar que la fina tela se arrugara o dañara, no parecía, pero últimamente se había vuelto bastante cuidadoso con sus pertenencias. Y en este caso, era lo más importante.

-¡Tranquilo hermano, todo estará bien! Estaremos todos nosotros contigo.- Alphonse alcanzó a su hermano para darle un abrazo, era apenas más alto que Edward, pero éste ya no le tomaba demasiada atención a su estatura. Aunque en ocasiones le molestaba que se lo recordaran.

-Lo sé, pero aún así. No todos los días te vas a casar...- dió un largo suspiro mientras miraba el reloj, para saber si ya era la hora oportuna de cambiarse y comenzar con su arreglo.

Y con razón en sus palabras fué a colocarse el traje, que posteriormente arregló correctamente, exceptuando la corbata, él nunca había usado una en su vida y no tenía idea de cómo hacer el nudo. Dejó eso para el final.

El esposo del Führer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora