—¿Por qué está mal?...— murmuró Roy molesto, solo él era la figura de más autoridad de todo el país, Si él lo aprueba ¿Por qué estaría mal?
—Quiero decir, tu eres un hombre ¡Y yo también!— reclamó como excusa el rubio, mientras se ponía más nervioso al ver el gesto molesto que Roy tenía en la cara.
—No entiendo tu lógica.— fué lo único que mencionó Roy antes de caminar sereno hasta su silla y sentarse. Desde ahí miró al preocupado y confundido jovencito.
Hubo de nuevo un gran silencio entre ambos, opacado solamente por los sonidos exteriores. Ed pensaba, se confundía más cada que se daba una respuesta.
—¿Por qué yo?— soltó por fin, quizá Ed se sentía ligeramente atraído por Roy. /Nótese el sarcasmo/.
—Ya te lo había dicho antes, me gustas. Y no de cualquier manera, de la manera cariñosa y esas cosas. ¿Qué otra respuesta necesitas?— cruzó sus brazos al igual que las piernas, recargando la espalda en la silla.
Ed agachó la mirada, intentó formular una respuesta, que fuese madura.
—¿Y? ¿No vas a decirme nada entonces?— Roy no despegó la mirada de encima al nervioso rubio parado frente al escritorio.
En vista de que Ed no iba a hablar, Roy decidió dejarlo pasar, se sentía demasiado decepcionado, estaba sumamente confiado de que el rubio lo aceptaría de inmediato...
—Bien... Ya puedes irte. Pero antes, debes de investigar sobre la fotografía. Si eso lo pudo ver una persona. Lo podrán ver muchas más, así que investigalo y da con el culpable. Es todo. Vete.— ordenó Roy escondiendo su coraje tras esas palabras.
Ed asintió solamente ¿Qué más podría hacer con tantas dudas? Salió de la oficina del Führer y se dirigió con su hermano a investigar lo que necesitaban, esta vez con calidad de urgente ya que era un asunto que afectaba directamente a su persona.
—Hermano... ¿Te pasó algo? ¿O te dijo algo el Führer?— preguntó Al bastante preocupado por la actitud esquiva que tenía el rubio en ese momento.
—Nada, solamente que lo que me ordenó me dejó pensativo, veras...— entonces el hermano mayor comenzó a contar, omitiendo sobre la plática personal y el beso entre ambos. —Y por eso... Sólo quiero averiguar quién se está haciendo pasar por mi.—
Al sólo se quedó callado, ambos salieron a las calles en busca de una pista que les pudiese ayudar.
Ambos hermanos decidieron separarse y reunirse más tarde con toda la información obtenida, Ed caminaba por unas calles un poco solas.
—Vaya...— murmuró una voz de hombre a espaldas de Ed, que de inmediato se giró. Reconociendo rápidamente de quién se trataba, ¿Qué hacia ahí Roy? —¿Qué se supone que haces?— preguntó Roy al joven rubio que lo miraba con duda dando un par de pasos hacia atrás.
—¿Qué hace aquí? Usted debería de estar en las oficinas de cent-...— de inmediato guardó silencio cuando sintió aproximarse al azabache, Ed volvió a dar pasos hacia atrás. Hasta toparse con la pared de aquel callejón. Roy colocó ambas manos a la altura de la cabeza de Ed, pero recargado en la pared de ladrillos desgastado.
—Vamos pequeño, ¿Por qué no quieres aceptarme? ¿No te atraigo?— mencionó el azabache con un tono de voz extraño, que de inmediato Ed notó poniendolo nervioso.
—Yo ya te dije...— Ed empujó sutilmente a Roy, pero el azabache no se inmutó y comenzó a pegarse al cuerpo de Ed, que de inmediato intentó escapar, pero no pudo.
—Se que quieres que lo haga, no huyas.—fué lo último que dijo y se acercó con descaro al cuello del jovencito dando un par de besos mientras sus manos viajaban por sus costados hasta posarse en su cintura sosteniendolo para no dejarlo escapar.
—Dejame en paz, suéltame.—alegó Ed forcejeando un poco, pero evidentemente la fuerza era diferente. Roy comenzó a pasar las manos por su tracero con descaro. —¡Qué me sueltes!— un poco asustado el joven logró juntar ambas manos logrando transmutar su mano derecha en una cuchilla que sin dudarlo clavo en el hombro de Roy. Éste solo se separó sonriéndole. Unas pequeñas chispas rojas aparecieron en la zona donde había sido el corte, comenzando a regenerarse. No era Roy, de eso no había duda.
—Vaya, vaya. ¿Qué pasa enano de acero? ¿No la estabas pasando bien? El bastardo es guapo.— nuevamente las mismas chispas rojas envolvieron al hombre dejando ver otra figura.
—¡Tu! ¿Qué te ocurre maldito pervertido? Eres Envy, no Lust.— murmuró el joven sonrojado pero enojado.
El aparente joven semi desnudo y con cabello largo, se cruzó de brazos con altivez.
—¿Qué? No importa. ¿Cómo te diste cuenta?—
—Roy siempre está con sus guardias sin importar que.— dijo con simpleza el rubio.
—¡Oh, los guardias! ¿Sabes? Fué divertido que esos dos guardias tuvieran sexo conmigo estando bajo tu forma, enano.— Ed de inmediato frunció su ceño con coraje ¿Por eso esos dos lo miraban así de sugerente?
—¡Así que eras tú! Debí de suponerlo.— Ed estaba preparado para atacar pero Envy lo interrumpió.
—No, no. No vengo a eso.— sonrió mientras se alejaba del rubio que enojado comenzó con un ataque directo, claramente lo esquivó. —Te veré después. Y terminaremos esto.— guiñó un ojos al rubio y desapareció frente a los ojos de Ed.
Ed aún seguía molesto, pero decidió no seguirlo. Una vez más juntó sus palmas y regresó a la normalidad su mano. Caminó unos pasos afuera del callejón, con un poco de tristeza en el semblante.
Edward Pov.
—¿Entonces todo fué una mentira?... ¿Roy no me...? Demonios debí haberlo supuesto desde mucho antes... No hay manera de que Roy y Yo...—
°°°°°°
c:
Gracias por leer.
ESTÁS LEYENDO
El esposo del Führer.
FanfictionDespués de que Roy Mustang se ha convertido en Führer, pero ¿Algo le falta?