Sechszehn.

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Edward POV.

Si bien, jamás le he preguntado a Roy sobre algo referente a su vida personal, tampoco debo precipitarme demasiado. Si algo he aprendido en mi vida es a esperar, en este caso esperar y/o preguntar. Pero aún así no podría sacarme esos pensamientos banales de la cabeza, tampoco está bien.

-Te dije que no había nada y que no era necesario venir hasta acá.- le reclamé molesto, eran teorías, las teorías no siempre son ciertas. El me mira desconcertado por mi enojo sin fundamentos, porque mi berrinche no es uno. Debo de ser más sutil pero ahora cada vez que le veo a la cara veo al niño en su rostro, como una maldita fotocopia.

-¿Estás tan molesto solo por eso?- su voz burlona se aproxima a mi y revuelve mis cabellos, como si no costara tanto peinarme por las mañana.

-Hermano, ¿No tienes hambre?- y como si Al entendiera mi enojo comenzó a intervenir, lo miré con un gesto de agradecimiento y comencé a caminar primero, esperando con ansias que Al me sugiera. Y así fue.

-Te contaré cuando lleguemos al hotel.- le susurré y el asintió solamente.

No fué demasiado tiempo, llegamos al pueblo cercano caminando por las calles de piedra que estaba cuarteada por el uso, había un local casi al frente del hotel, pero decidí que pediría el servicio a la habitación, ahora solo quiero sentarme, comer y platicar con Al respecto a lo que ví.

Roy se fué al local alegando que no comería cómoda tan corriente, que conveniente.

-Al... En el tren ví a un pequeño niño, no tenía más de ocho años.- comencé a narrar mientras comía lentamente, desde aquella vez en Youswell aprendí a no comer apresurado.

-¿Piensas que es Envy?- me preguntó con duda, aunque ahora que lo menciona suena bastante lógico, e inconscientemente me siento aliviado.

-No lo pensaba hace un segundo. La cuestión es, Que los baños estaban ocupados y y le ayudé a ir a los del siguiente vagón, tuve una corta plática con el. Su nombre Era Selim Mustang.- y Al se tensó, pude verlo y sentirlo. Y no era para menos, realmente me puse de la misma manera en su momento.

-¿De verdad? Hermano, existe un cincuenta por ciento de posibilidades de que sea Envy.- se quedó pensativo por unos segundos. -Pero, ¿Y si si es una persona real?-

-Eso mismo quiero saber.- me levanté de mi asiento y miré por la ventana, divisando desde ahí, que Roy y sus guardias entrarían en breve le hotel.

-Entonces deberías explicarle lo que viste y te dijo, Entonces el te dirá. Supongo.- no muy seguro me contestó con una buena actitud comparada con la que yo tenía.

-Iré cuando termine aquí.- señalé la comida, que no era buena pero tampoco demasiado mala, Al me cambió el tema, quería una mascota, yo solo puedo reír y negar eso. Duele demasiado no poder conseder ninguno de sus deseos... Ni el más simple.

Una vez terminé de comer, agradecí por la comida, aunque precisamente no había a nadie a quien agradecer más que a nuestros propios esfuerzos.

El esposo del Führer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora