Neun

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No muy lejos de esas calles estaba el menor de los hermanos intentando hallar pistas por su propia cuenta, pero aún no daba con ninguna, en algún punto de su búsqueda se volvió a encontrar con su hermano mayor, que aparentemente estaba en un shock.

-¿Hermano? ¿Te pasó algo?- preocupado cuando notó su tono pálido, Al se acercó a su hermano que deba pasos lentos hasta llegar frente a su hermano y suspirar dejando pasar su pena en ese suspiro.

-Nada en especial, ya descubrí todo. No es bonito enterarse de quién usurpa tu identidad, solo eso.- mintió siguiendo derecho su camino mientras su hermano menor lo seguía. -Tengo que irle a reportar esto de inmediato a Roy para terminar con esto de una vez por todas.-habló bastante serio y seguro deteniéndose abruptamente en medio de la calle. -¡Quise decir el Führer!- corrigió su error y siguió caminando con una Al muy confundido, con bastantes dudas respecto a su hermano.


-¡Roy!- un molesto rubio entró en la oficina del azabache, soltando un portazo a la hora de cerrar la puerta detrás suyo. El rubio ignoró la pregunta del más grande y se fué directo al frente del escritorio. Donde azotó ambas manos subiendo una rodilla sobre el gran escritorio de roble oscuro. Ambas manos del rubio tomaron el uniforme del Führer cerca del cuello y lo jaló hasta él, aún con cara furiosa.

-¿Qué estás haciendo?- preguntó con asombro el azabache. El rubio no contestó, solo sonrió de lado mirando el rostro confundido de Roy. Lo jaló nuevamente hasta el juntando sus labios en un corto beso, El rubio soltaba poco a poco el agarre en la ropa de Roy.

El de ojos dorados se separó por fin, un par de centímetros del azabache que aún no lograba entender ese cambio tan repentino. Pero tampoco desaprovechó la oportunidad, entonces esta vez Roy jaló de la cintura al de menor edad dejándolo casi sentando sobre sus piernas y al rubio no parecía molestarle la acción.

Un nuevo beso entre ambos comenzó, pero esta vez con más intensidad y mucho más largo que el primero, Roy comenzaba a tocar al menor con atrevimiento, y de nuevo. Al rubio no le molestaba. En un par de segundos ambos se miraron a los ojos. Para después continuar con lo que hacían, a pesar de estar en esa situación tan comprometedora, el rubio no tenía intención de llegar a más, así que se levantó de las piernas del Führer que lo miraba confundido.

-Edward...- murmuró al ver como el rubio se hincaba frente a él y gateaba unos centímetros hasta estar completamente entre sus piernas, la mirada del de ojos dorados era de completa lujuria, Roy solo lo miraba impresionado y un poco dudoso en dejar que el menor siguiera con lo que tenía en mente. El rubio sonrió de lado pasando su mano por la entrepierna del mayor, ninguno decía nada, ¿Por qué tendrían? Roy decidió mirarlo.

Entonces el menor comenzó a acariciar lentamente el miembro del azabache que se resistía a soltar cualquier tipo de sonido. Una vez sintió completamente duro al mayor con una tortuosa calma comenzó a bajar el zipper así como bajar un poco sus pantalones y ropa interior para dejar ver lo que quería. El rubio sonrió de oreja a oreja al ver a un Roy sonrojado, nervioso y sobre todo con muchas ansias. Ambos se miraron nuevamente y aún no decían nada.

El rubio quitó ambos guantes de sus manos los dejó de lado. Con su mano izquierda tomó sin vergüenza el miembro del azabache que no despegaba la mirada del rubio.

-Vaya...- susurró el menor comenzando a mover lentamente su mano hacia arriba y hacia abajo con un ritmo lento, pero no por ello menos delicioso. Las manos de Roy se aferraban a los soportes para los brazos de la silla y aún no habían empezado.

El rubio acercó su boca soltando una risilla sacarrona antes de pasar la lengua por la punta haciendo círculos bajando poco a poco a la base y volviendo a subir. Llenando de saliva en el proceso. Roy apretaba los dientes jadeando muy bajo, y eso era una muy buena señal. El menor quitó las manos para comenzar con la felación real, metiendo. Su boca solo la punta para lamer ahí cuanto más pudiera, poco a poco fue bajando hasta tener casi por completo el miembro del azabache dentro de su boca, pasando los dientes por su extensión sin llegar a lastimar, repitiendo los movimientos varias veces y a diferentes ritmos.

-Ed... Ah...- entre jadeos el azabache comenzó a llamar al menor, atreviéndose a colocar su diestra sobre la cabeza del rubio, acariciando el suave cabello del menor.

El de ojos dorados no respondió, comenzó a hacerlo más rápido, moviendo la cabeza de arriba abajo, disfrutando de los pequeños tirones de cabello que de vez en cuando el mayor le daba. No tardó mucho para que Roy colocara ambas manos sobre la cabeza del menor comenzando a empujar y alejar su cabeza a su ritmo.

-Ah... Me voy... Ed...- gimió bajo ya que tan solo a unos metros fuera de la oficina de encontraban los guardias que siempre le servían, sería un gran escándalo si les encontraran de esa manera, y sin acabar...

El chico asintió con la cabeza dando permiso al mayor para hacerlo.

Roy hacia lo posible por aguantar más y sentir más, pero el rubio mordió la punta sin llegar a lastimar haciendo que el azabache por fin terminara en la boca del chico entre sus piernas. No gimió ni hizo ruido solo miraba como el chico al aparecer disfrutaba de su premio.

El rubio abrió la boca aún con el líquido blanquecino en su interior, mostrándoselo con descaro a Roy. El de ojos negros se ruborizó apenas suspirando satisfecho.

-Comelo.- ordenó volviendo a guardar su miembro entre sus ropas, levantándose para acomodar su camisa y uniforme, ya que habían tocado la puerta, solicitando entrar. -¿Quién diablos me interrumpe en un momento tan bueno?- dijo para si el azabache mientras se percataba que el chico ya estuviera presentable. -Adelante.- dijo entre enojado y serio.

Y Edward abrió ambas puertas, entrando.

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Maldaaad. :3
Gracias por leer. <3

El esposo del Führer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora