V|einticuatro

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Namjoon siempre se ha considerado una persona amable, paciente, y sobre todo un romántico empedernido que cree tontamente que todas las personas tienen un gramo de bondad en sus corazones. A su edad, no debería pretender que la gente a veces hace acciones malas por error y no con intención. En ese aspecto sigue siendo como un niño pequeño con inocencia en cada poro de su piel. Muchas personas a lo largo de lo que lleva de vida le han dicho varios consejos acerca de cuánto esa creencia puede hacerle un daño, pero él sigue fuerte en su convicción.Tan firme como un árbol en una tormenta.

Esa cualidad —o defecto, dependiendo de cómo se mire— ha hecho que NamJoon siempre ayude a los demás, sin importar a veces cuan dañado pueda estar su corazón. Llaménlo loco, él realmente se lo ha dicho varias veces a lo largo de su existencia. Pero él tiene fe en la humanidad, y si aún queda bondad en ella la aprovechará. La cultivará para hacerla crecer y tendrá esperanzas de que otras personas hagan lo mismo.

NamJoon siempre ha tenido problemas buscando parejas, rodando a veces con un par de encuentros de una sola noche antes de darse por vencido con su primer amor, JungKook. Aún le parece increíble cada vez que recuerda que en algún momento del pasado quiso a ese pequeño más que como un hermano o amigo. No ha dejado de quererlo, por supuesto. ¿Cómo podría? Pero ya tiene en claro sus sentimientos, los cuales han quedado en la afectividad y hermandad. Además, está agradecido con ese mocoso por haberle presentado a HoSeok. El señor Jung era una persona bastante extraña cuando lo conoció, sin embargo cada vez que lo miraba parecía sorprenderlo con cada acción que realizaba. Tenía la impresión de que guardaba demasiados secretos, que contenía muchas cosas en ese corazón suyo que no le dejaban vivir su presente plenamente, y al día de hoy está más seguro de esto.

Los detalles estaban ahí de forma sutil, y debió de prestarles atención en lugar de pretender que no existían, que posiblemente era su imaginación. HoSeok dejó de hablarle por las noches, HoSeok dejó de llamarle por las mañanas mientras él estaba realizando los trámites para su clínica veterinaria, HoSeok dejó de darle besos de despedida y besos de buenos días, HoSeok ya no dejaba que llevase los niños al parque, HoSeok había dejado de ir al psicólogo y no le dijo nada, HoSeok parecía quedarse mirando al vacío cuando pensaba que él estaba atendiendo otras cosas, hasta que un día simplemente se apagó. HoSeok dejó de ser luz.

Un día cuando el tiempo había comenzado a curar su corazón de la dolorosa ruptura se cuestionó cómo fue que empezó todo, en qué momento exacto fue que HoSeok cambió. Y se culpó, porque recordó aquella tarde de lluvia donde ambos estaban escondidos entre las cobijas que habían llevado hasta la sala donde veían una película, los pequeños estaban con su abuela, y ellos estaban dedicándose tiempo. HoSeok había decidido que remojar su galleta con chispas de chocolate en leche era la mejor elección hasta que la remojó de más y cayó al fondo del vaso, NamJoon rió, pero a HoSeok no le importó. Tomó su vaso sin importarle el contenido, y quedó con un bigote de leche que hizo reír más a su pareja. HoSeok intentó bromear, alzando las cejas sugerentemente se levantó para comenzar a bailar tontamente derribando el tazón de palomitas con chocolate que se encontraba en el piso. Cuando quiso recoger el recipiente su pie se resbaló y lo hizo inclinarse hacia adelante donde por mera casualidad cayó en el regazo de NamJoon, quien le robó un beso.

"Te amo", había dicho NamJoon con una enorme sonrisa en su rostro, con su nariz arrugada, y en sus ojos una leve capa cristalina. "Te amo", repitió con su pecho sintiéndose hinchado y a punto de explotar. El miedo lo invadió por decir lo que dijo. El silencio se extendió demasiado para su gusto y pudo percibir la duda en los ojos de HoSeok.

Pero él sonrió. Lo abrazó con fuerza y le besó su cabeza. NamJoon estaba bien con eso, él no forzaría a HoSeok decir nada que no quisiese decir, al menos él no salió corriendo o lo ignoró completamente. Ellos hicieron el amor esa noche, y NamJoon se sintió el doblemente bien. Quizás debió despertar a media noche para ver a HoSeok yendo al estudio de Iseul donde se sentó a llorar en el sillón, con sus manos temblando y sus boca hablando sin hablar, diciendo plegarias a cualquiera que quisiese escucharlo, pero no lo hizo. Él durmió como un bebé, quizás fue mejor así.

«¡Papá (no) quiere una cita!» [NamSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora