D|iecisiete

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1. Advierto que está corto.
2. Esto debería ser regalo de Navidad, pero lo siento. Esto salió y... bueno.
3. Lo siento nuevamente, vuelvan aquí si me quieren matar.
4. Felices fiestas, otra vez.
5. Hoy ARMY no duerme. Ocho canciones, Jesús.

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El viaje ha acabado. HoSeok se mantiene con su vista fijada al techo mientras está acostado boca arriba en el sillón, y de alguna forma se siente vacío. Su respiración es lenta y pausada como si quisiese que de esta forma se hiciese invisible por unos minutos. Lleva su antebrazo a su cara para cubrir sus ojos y no pudiendo aguantar más, llora. Llora porque sabe que le gusta una persona y ni siquiera sabe cómo pasó; llora porque no quiere lastimar a nadie, y es mejor mantenerse alejado; llora porque siendo un adulto en estos momentos parece un chiquillo desconsolado al que le han quitado la paleta y no quiere otra, quiere la que le han arrebatado. Por más que lleguen más paletas de diferentes sabores, por más que le gusten otras, nunca pasará de eso: un gusto. Y siempre, siempre, terminará añorando aquella paleta que nunca pudo terminarse.

Oh, Iseul. ¿Cuánto daño le has hecho? Porque HoSeok la extraña tan profundamente que siente que su pecho duele en gravedad. Y maldita sea, está tan confundido con tantas cosas, que lo único que tiene seguro es que sabe que su “enamoramiento” por Kim NamJoon es pasajero. Que no debería darle importancia a todo lo que pasó en el viaje, aunque esa semana quedaría grababa en su memoria para siempre. Siente sus lágrimas resbalar por sus mejillas provocando un ardor en su piel, su pecho sube y baja debido a los pequeños espasmos que está teniendo, pero es la única forma que tiene de desahogarse, y está tan cansado que ni siquiera pudo ir al baño a echarse a llorar como suele hacerlo.

El sonido del teléfono lo saca de su trance y se levanta tan rápido como puede para tomar la llamada. Suerte que el aparato está a lado del sillón, y mientras lo recoge lleva su mano libre a su cara para limpiar el resto de sus lágrimas que se han quedado a medio camino.

—Habla Jung —contesta notando su voz gangosa.

—¿Ho? —pregunta JungKook en tono preocupado—. ¿Estás bien? ¿Me puedes decir que…?

Lo interrumpió. —Estoy bien, Kook. Me ha dolido la cabeza desde que regresamos y creo que tengo algo de gripe, pero estoy bien.

—¿Por qué no te creo?

Casi pudo asegurar que JungKook estaba entrecerrando sus ojos y sosteniendo su teléfono con fuerza.

«Porque es mentira, claramente», pensó sintiéndose peor.

—Desde el último día has estado actuando muy extraño —dice JungKook refiriéndose al viaje, lanzando luego un suspiro—. Todos han estado actuando muy extraño, incluso YoonGi. ¿Qué carajos pasó?

—¿A qué te refieres? —Quiso hacerse él que no sabía nada.

—Estoy cansado de que me estén ocultando cosas como si fuese un niño pequeño al que tienen que proteger. Necesito respuestas, HoSeok. Quiero la verdad. —Si antes había escuchado a JungKook molesto, HoSeok podría jurar que esto sobrepasaba todo lo que conocía de su mejor amigo.

—Yo… —Se detuvo. ¿Qué le diría? No hay nada que decir. Lo hecho, hecho estaba y punto. ¿Por qué buscar más allá de eso? Con esa idea en mente, dijo—: Escucha, sé que estás preocupado, pero realmente no tienes porqué. Es decir, sí, algo pasó entre NamJoon y yo en el viaje, pero… Lo que pasó ahí, se quedará ahí. No soy un ingenuo, sé que NamJoon es guapo y pretendientes no le hacen falta. Además, yo tengo mis propios asuntos que responder. Yo no estoy para esos trotes de amores melosos que quieren salir a su primera cita y mensajearse con corazones.

«¡Papá (no) quiere una cita!» [NamSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora