E|xtra cuatro

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Los días que le precedieron al regreso de YoonGi fueron tranquilos, pero HoSeok aún mantenía la guardia alta ante cualquier comentario de NamJoon o JungKoook; ambos se miraban de reojo durante el desayuno. HoSeok decidió volver a casa esa misma tarde, ya que no podía soportar tanta presión por parte de ambos lados. Sus hijos estaban disgustados, ¿por qué ya no se quedarían más tiempo disfrutando de la playa? ¡A ellos les encantaba el mar! 

—¿No podemos quedalnos un rato más? —preguntó TaeTae observando como su padre guardaba la ropa en la maleta azul grande. HoSeok negó—. Un ratito más… —susurró con sus ojos de cachorro. 

HoSeok negó mientras continuaba guardando la ropa.

—No, cariño.

Y eso fue todo. TaeHyung hizo un puchero enorme, pero HoSeok no tuvo el valor para verlo. Sabía cuánto les afectaba regresar antes de tiempo a sus hijos sabiendo que les había prometido sus fabulosas vacaciones en la playa. 

JiMin se mantuvo recostado en la cama con una almohada sobre su estómago murmurando cosas como: «este es el fin, es el fin, no podemos irnos.» HoSeok rió por lo bajo.

Alguien llamó a la puerta delicadamente, pronto TaeHyung estaba abriéndola. Un NamJoon con ojos tristes se asomó con cautela.

—Hola… —saludó.

HoSeok lo miró. Había algo en aquella mirada que lo confundía en demasía, aunque no estaba seguro de qué era o si era algo malo o bueno. 

—¿Qué queres, señol Kim? —preguntó Tae con sus bracitos cruzados sobre su pecho. Su tono y su cejo arrugado daban a mostrar lo enfadado que se encontraba.

NamJoon tragó saliva, se había estado sintiendo mal toda la mañana por lo que ocasionó, pero solo hasta ese momento se percató de lo furioso que se encontraban los pequeños con él.

—Yo…

—¡No! —gritó TaeHyung empujando al señor Kim. Él pretendía tirarlo, pero lo único que consiguió fue chocar las palmas de sus manos con las piernas contrarias—. ¡No!

—¡Tae! —exclamó JiMin desde su lugar para tratar de calmar a su hermano.

—Es suficiente —dijo HoSeok yendo hasta TaeHyung y levantarlo en sus brazos. 

—¡No, no! —continuaba gritando él dando pataletas.

HoSeok lo abrazó en un intento de consolarlo, sin embargo al no poder más alzó su voz:

—¡He dicho que es suficiente, TaeHyung! 

El pequeño se calmó, miró a su padre con ojos llenos de sorpresa. Eran pocas las ocasiones en las que HoSeok perdía su voz dulce y tranquila.

NamJoon había permanecido expectante hasta entonces, la culpa se incrementó un poco más cuando notó que TaeHyung comenzó a llorar en el hombro de su padre. Nunca fue su intención arruinar el viaje y discutir con JungKook, estaba consciente de que debió hablar en otra ocasión, pero la ira se apoderó de él en esos instantes y soltó todo lo que había estado guardando durante años. ¿Cómo les explicaba eso a unos niños? No sabía.

—¿Qué quieres, Kim? —HoSeok interrumpió su torbellino de pensamientos. 

NamJoon aclaró su garganta. La mención de su apellido no le sentó nada bien, lo hizo sentir como un extraño otra vez. 

—Vine a disculparme.

HoSeok seguía con el pequeño TaeHyung en sus brazos, pero este ya no lloraba solo mantenía su carita escondida en la seguridad que le proporcionaba su papá.

«¡Papá (no) quiere una cita!» [NamSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora