D I E C I O C H O

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—Necesitamos un Alpha. —Todos en la mesa, y piso, en el caso de Adán, observamos a Zek, quien luce nervioso, pero firme, ante sus potentes palabras. Intercambio una mirada con Jameson. —Y... estuve pensando que podría ser Jagger.

— ¿Por qué él?—La pregunta sale de mis labios sin que logre contenerla, ahora la atención está sobre mí. Zek carraspea y se remueve en su lugar, procediendo a jugar con la comida en su plato.

—Antes, en la manada de Kristoff, se dividía a los Betas por piso. Jagger y Scott eran los Alphas de sus hermanos, dado que eran Betas de Kristoff y los mayores en edad de cada trío.

—Por eso cada uno se hizo responsable de nosotros. —Musito con sorpresa, Jagger y Zek asienten con seriedad. —Pero, insisto, ¿por qué él y no...?

— ¿Quién? ¿Tú? ¿Jameson?—Miro con hastío a Jagger ante su mofa, él se lleva un bocado a la boca, esquivando la responsabilidad de las palabras.

—También está Adán y Zek, Jagger, no todo se centra a tu maldito alrededor. —Asiento en acuerdo a mi mejor amigo y ambos nos cruzamos de brazos, ignorando por completo el reno acompañado con patatas a la mantequilla. Mi vaso diario de sangre desapareció apenas lo tuve a mi alcance.

—Niños, no peleen, o por lo menos, no durante la cena. —Las palabras conciliadoras de mi padre son ignoradas por todos, él suspira y continúa su cena.

Papá tiene razón, chicos, no es momento de pelear.

— ¿Entonces dejarás que Jagger se salga con la suya, Adán?—Mis palabras resultan más mordaces de lo planeado, pero no me retracto, él gruñe en mi dirección.

No uses ese tono conmigo, jovencita, sigo siendo tu hermano mayor después de todo. —Mientras papá no presta atención, le muestro el dedo medio, vuelve a gruñirme antes de volver a su punto. —Hagamos la elección del Alpha al amanecer, utilizando las viejas costumbres para ello.

— ¿Tú qué sabes de eso?

En la manada de Marcus aprendí muchas cosas, entre ellas la elección del Alpha. —Aparto la mirada ante la mención de la manada que fue mi bocadillo hace dos años y jugueteo con el resto de mi cena. Antes de que pueda impedirlo, Jagger me roba un trozo del filete de reno.

Se lleva el trozo a la boca con una sonrisa de satisfacción, le doy una burlona antes de clavarme firmemente mi tenedor en el antebrazo, solo que no soy yo quien recibe el dolor, sino él. Se sobresalta ante mi ataque y me lanza una mirada de odio, le doy una enorme sonrisa y saco los dientes metálicos del tenedor de mi piel. Nuestras pieles cierran al instante y al mismo tiempo.

— ¿Entonces? ¿Todos estamos de acuerdo con lo que propone Adán? —Zek desplaza su mirada de plata entre los presentes, todos asentimos, sonríe. —Perfecto. Tío, ¿me pasas otro pedazo de reno?

.....

— ¿Vas a dejarme participar en esto?—Inquiero a mi lado sobrenatural mientras me preparo para lo que sea que vaya a ocurrir dentro de cinco minutos, cuando el sol comience a iluminar el bosque.

Siempre y cuando participes conmigo, en nuestra forma.

—Hecho. Vamos a enseñarles quién manda. —Chocamos los cinco en mi mente y salgo de mi habitación, dejando a Darla con el único cachorro que logramos traer con nosotros dormidos en mi cama.

—Por fin llegas, necesitamos un juez con criterio. —Es el saludo de Jameson apenas me reúno con ellos, lo miro con desconcierto.

—Consíguete otro, yo voy a participar. —La sangre hierve en mis venas cuando todos, exceptuando a mi padre, sueltan estruendosas carcajadas. Cierro las manos en puños y los acomodo a cada lado de mi cadera. —Si me cuentan el chiste podría reír con ustedes.

Luz de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora