O C H O

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— ¿Estás lista?—Miro a Artie a través del reflejo del espejo y niego, suspirando. — ¿Qué pasa?

—No quiero ir. —Muerdo mi labio inferior y me giro, su rostro se descompone. —Habrá luna llena, Artie, no quiero arriesgarlos. —Abrazo mi abdomen y cierro los ojos. —Tengo un mal presentimiento.

—Solo es un...

—Es el mismo que tuve la noche en la que mi tío murió y mi hermano desapareció. —Vuelvo a abrir los ojos y lo encuentro mirándome con lástima, aparto la mirada. —No me mires así, lo detesto.

—Estaremos bien, Lyd, te lo prometo.

—Pero...

—Somos casi inmortales, casi nada puede matarnos. —Se acerca a mí y deposita un beso en mi frente, dejándome helada. —Toma, las he reparado para ti. —Miro el objeto que me tiende, suelto un pequeño grito de emoción.

—Maldición, sí, las clases estaban siendo un martirio sin ellas. —Las tomo con cuidado y me las pongo, viendo con claridad al instante, le doy un corto abrazo. —Gracias.

—No fue nada. Ahora vístete para irnos, te estamos esperando abajo. —Asiento y él se marcha, suspiro y me vuelvo hacia mi armario.

Comienzo a buscar entre las perchas repletas de ropa nueva, cortesía de Kristoff, al final opto por un vestido, es rojo con cuadros negros, me llega a mitad del muslo y tiene una serie de botones intrincados en el frente; me calzo con un par de zapatillas del color de los cuadros. Miro mi aspecto en el espejo, observando con ojo crítico mi sencillo outfit, y termino acompañando el conjunto con una coleta en lo alto de mi cabeza, me quito las gafas y comienzo a maquillarme, pongo rímel en mis pestañas, delineo mis párpados, vuelvo a ponerme las gafas y pinto mis labios de rojo carmín. Lista.

Me acerco a la pared más cercana y miro a través del reflejo, buscando indicio alguno de la luna, sin embargo, no logro localizarla entre la neblina y las nubes, a lo que mi cuerpo responde quitando tensión. Salgo de mi habitación y bajo a trote ligero las escaleras hasta llegar a la pequeña sala cerca de la puerta principal, donde todos, tal y como prometió Artie, me esperaban.

—Lamento la tardanza. —Hablo, ellos detienen la charla y me observan fijamente, sin parpadear, y perplejos. —Solo es maquillaje, chicos, quiten esas caras. —Bufo, incómoda, eso parece despertarlos de su asombro.

—Los quiero aquí antes de las 3 am, ¿entendido?—Asentimos. —Y tienen estrictamente prohibido dejar sola a Lydia, al menos uno de ustedes debe permanecer con ella en todo momento.

—Sin problema. —Asienten y Tanner da una palmada con entusiasmo, damos media vuelta y salimos, aparto la mirada cuando comienzan a desvestirse.

— ¡Oigan! Sigo aquí, por lo menos avisen. —Gruño, causando risas, antes de subirme en el lomo de quien creo es Judhead, tenso los muslos a sus costados y me abrazo a su cuello. —Voy a llenarme de pelos.

Todos comienzan a correr a toda velocidad, adentrándose en el bosque, tengo que cubrir mi rostro con uno de mis brazos cuando una rama me araña la mejilla, cosa que Jagger parece percibir y le gruñe a Judhead antes de tirar de mí y subirme en su lomo sin disminuir la velocidad, estoy a medio para cardíaco cuando termina su movimiento. Instantes después nos detenemos y bajo, les doy la espalda, tendiéndoles la mochila con su ropa, y pronto estamos caminando hacia el lago, miro hacia el cielo cuando llegamos e intento calmarme. Todo estará bien.

(...)

Hago una mueca hacia Tanner, Shane y Scott dentro de la multitud que los rodea mientras ellos compiten sobre quien bebe y se acaba más rápido un barril repleto de cerveza, reprimo una sonrisa cuando el segundo palidece, quita la manguera de su boca y vomita a los pies de Scott, cosa que parece no perturbarlo mientras sigue bebiendo el líquido ambarino. Tanner sigue el ejemplo de su hermano instantes después y todos vitorean a Scott, yo solo extiendo mi mano y recibo diez dólares bien ganados.

Luz de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora