T R E I N T A y C U A T R O

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—Veo que has regresado, Marcus. —Todos dirigimos nuestra atención al primer Alpha, el cual está justo frente a nosotros. — ¿Se puede saber el motivo de esta reunión?

—Sabes perfectamente el motivo, Herón, pero voy a refrescarte la memoria. —Chasquea dos dedos, Sam y yo nos abrimos paso a empujones a través de los cuerpos de la manada hasta quedar a cada lado de él. —Quiero ser parte del Consejo, pero eso todos lo saben.

— ¿Tienes lo necesario para la usurpación de puesto?—Inquiere el sexto Alpha, quien luce divertido y relajado en su trono, la sangre me hierve al observar a una Vadook alimentarlo con uvas directamente en la boca.

¿En dónde carajos estamos? ¿En Grecia, año no sé cuál antes de Cristo? ¿Por qué ella está alimentándolo con uvas en la maldita boca?

—Por supuesto. —Mi atención regresa a la reunión, donde Marcus nos exhibe con una sonrisa depredadora. —Un Vadook, no, esperen, tengo dos. —Se regodea, comparto una mirada con Sam, ambos estamos comenzando a irritarnos. Me sobresalto ante el rugido de Kristoff.

—Sabes perfectamente que eso no es cierto, Marcus, tienes un Vadook, la otra es mía. —Se inclina desde su trono, amenazador. —Me la robaste.

—Yo cacé a su familia por un año entero, acabé con cada integrante hasta encontrarla, pero claro, tú te quedaste con ella.

—Exacto, hiciste el trabajo sucio por mí, el resto lo hice yo. Fui yo quien la acogió en su manada como si fuera una de nosotros y se ganó su confianza. Es mía.

Sus palabras crean un gran impacto en mí, lo observo con rapidez mientras sus actos comienzan a circular por mi memoria, encontrando los hilos sueltos. Nadie acoge a una chica que conoce de nada solo porque sí. Nadie cuida de una huérfana con tanto fervor como lo hicieron los Stone y los Smeed. Ellos solo hicieron todo aquello por lo que soy. Porque soy una maldita Vadook.

—Lamento tu esfuerzo desperdiciado, Kristoff, pero la muñeca está al lado de Marcus, por lo tanto es suya.

—Yo no soy de nadie. —Mascullo con esfuerzo, mi voz gutural sale ligeramente rota gracias a lo recién descubierto. Todos los Alphas centran su atención en mí, levanto la cabeza, observándolos con petulancia tras la tela que cubre mis ojos. —Con su debido respeto, Alpha Herón, yo no tengo un maldito dueño.

— ¿Marcus?—El susodicho descarga su mano abierta contra mi mejilla, pero Sam interfiere en su camino y es él quien recibe el castigo, siseando.

—No la toques. —Espeta mientras lo ayudo a levantar, los ojos de Marcus adquieren un brillo asesino y doy un grito ahogado cuando la cuchilla de una daga atraviesa la piel de mi esternón. Sam termina con la yugular cortada. Gruño hacia Daryl.

—Ya basta. —Miro con los ojos entrecerrados hacia Kristoff y mi escaso lado licántropo lo obedece. Después de todo él es mi Alpha. — ¿Lo ven, hermanos? Ella me obedece a mí.

—La Vadook es de Marcus, Kristoff, fin de la discusión. —Habla el tercer Alpha, irritado, luego regresa su atención a Marcus. — ¿De quién es el puesto que deseas usurpar?

—De Kristoff, quiero el puesto de Kristoff.

—Solicitud aceptada.

Arrastro el cadáver que es Sam fuera del área, siguiendo a la manada lejos del centro mientras los Vadook comienzan a prepararse para el duelo, Marcus se acerca a mí junto a Daryl y me abofetea con fuerza, siento a mi mejilla arder mientras le tiro un escupitajo de sangre al Beta.

—No iba a dejar que tú participaras, Lydia, pero con la inminente y momentánea muerte de Sam, no nos queda de otra. —Me toma con fuerza por el cuello y me acerca hasta su rostro, escrutándome con atención. —Prepárate, vas a pelear en mi nombre, y será mejor que ganes.

Luz de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora