Gimo en voz baja apenas recobro la consciencia, sintiendo al dolor invadirme de dentro hacia fuera.
—No trates de levantarte, el ácido ha afectado tus órganos mucho más de lo que temíamos. —Permanezco recostada contra lo que parece ser una camilla de hospital y abro los ojos, encontrándome con la oscura mirada de Lunollem mirándome fijamente. —Tienes mucha suerte, no muchos sobreviven tras beber ácido.
— ¿Alena?—Inquiero en un susurro con muchísimo esfuerzo, él asiente.
—Está a salvo en su cuna en la otra habitación.
— ¿Dónde estamos?
—En Chester Falle, específicamente en la clínica. Aquellos que no se volvieron contra ustedes ayudan como pueden a los Alphas y a sus líderes, Floorent está muerta y...
— ¿Qué? ¿Le ha pasado algo a mi manada?—Me cuesta bastante hablar, supongo que varias, si no es que todas, de mis cuerdas vocales se vieron gravemente afectadas cuando me obligaron a tragar el ácido.
—Sobrevivieron gracias a que la manada de Marcus intervino antes de que fuera tarde, me temo que ellos sí fallecieron, cada uno de ellos y ellas. —Me llevo con esfuerzo una mano a la frente y pienso en todo lo que Marcus y su manada me hicieron pasar, supongo que esta es su manera de saldar su deuda. —Bueno, estoy mintiendo. Alguien sí sobrevivió gracias a que se quedó bajo el cuidado de tu hijo, Tanner.
— ¿Quién?
—El hijo del difunto Beta de Marcus, Keren. Alena y él se llevan aproximadamente cuatro meses. —Asiento, él me observa fijamente. —Lydia... estabas embarazada. —Suelta, es tan repentino que lo siento como una patada en los ovarios. —Con el ácido has perdido al bebé y... la posibilidad de volver a convertirte en madre, lo siento. —Bien, de acuerdo, eso sí que es una patada en los ovarios, si es que queda algo de ellos.
Mis ojos se cristalizan y los sollozos comienzan a salir con fuerza de mí, hiriéndome, pero no puedo, no podemos, evitarlo. Tanto Eridan, Nyxia y yo hemos perdido a un bebé y no podremos tener otro en un futuro lejano o cercano.
Keren, queremos a Keren.
—Lunollem. —Lo llamo cuando el llanto amaina y lo miro a través de las lágrimas que todavía empañan mi visión. —Queremos a Keren, tráelo a nosotras, por favor.
— ¿Van a adoptarlo? Para preparar sus papeles.
—Vamos a adoptarlo. —Asiente y se prepara para irse, vuelvo a detenerlo. —Otra cosa, Lunollem, quiero que a esos malnacidos que nos han hecho esto les quites todo. Adelanta la creación del espacio donde nos resguardaremos, por favor, y, si puedes, dame un listado de aquellos que se volvieron contra nosotros. Vamos a quitarles absolutamente todo, hasta la vida si es necesario.
—Sí, Madre Destructora. —Me ofrece una escalofriante sonrisa y sale, dejando el paso a Jagger, quien corre hasta donde me encuentro.
—Lo escuché todo, ¿cómo te encuentras?—Acaricia mi mejilla y pone un mechón grisáceo tras mi oreja, cierro los ojos para impedir que las lágrimas vuelvan a salir.
—Estábamos esperando un bebé, Jagger. —Sollozo, él me abraza y asiente sobre mi cabeza.
—Y ahora esperamos otro, ¿no es así? Keren. —Toma mi rostro entre sus manos y limpia mis lágrimas con sus pulgares, puedo apreciar que sus propias lágrimas brillan en sus ojos. —No sé tú, pero para mí acabas de parirlo.
—Tiene siete meses, bobo. —Lo golpeo con suavidad en el pecho, me sonríe de lado.
—Caímos en coma de la emoción y acabamos de despertar. —Se excusa, río y luego me quejo ante el dolor que la acción provoca en mi interior. —Iré a cuidar un rato de Alena, tú trata de descansar.
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Luz de luna
Hombres LoboTras la muerte y desaparición de los últimos integrantes de su pequeña familia, Lydia termina en una familia de acogida, constituida por los nuevos del pueblo, todos del género masculino y con personalidades electrizantes. Lo que ella no sabe, es qu...
