C I N C U E N T A y N U E V E

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Aviso: Hubo una pequeña corrección en el nombre de una de las chicas en Alena. He cambiado el de Asena por otro, dado que solo cambian una letra en el nombre y dice Alena, y no jaja.

.....

Recupero la consciencia con un estornudo que acarrea ensuciar las sábanas con sangre nasal. Me llevo una mano a la nariz, en un intento de detener la hemorragia, y Jagger me tiende un pañuelo desechable, le agradezco con un gesto.

—Llevas con esa hemorragia nasal desde hace dos horas. —Me informa, hago una mueca y rompo el pañuelo en dos, los hago bola e introduzco cada trozo en su respectivo orificio nasal.

—Floorent no logró pararla ni tampoco encontrar el motivo de por qué pareces una fuente en sus días. —Me informa Shane al lado de su no-hermano, burlón.

—Imbécil. —Murmuro y trato de levantarme, ambos Smeed me lo impiden. — ¿Ahora qué?

—Te desmayaste de la nada y tienes una hemorragia nasal terrible, ¿en verdad crees que vamos a dejar que te levantes de esta cama como si nada?

— ¿Dónde está Alena?—Pregunto, recordando mis últimos segundos estando consciente. Palidezco notablemente al darme cuenta que posiblemente salió herida por la caída. — ¿Le pasó algo?

—Se dio un pequeño golpe en la cabeza, Floorent ya la revisó y todo está bien con ella. Eso sí, parecía muy asustada al no verte reaccionar. —Me tranquiliza Jagger, suspiro y vuelvo a recostarme en las almohadas, le hace un gesto a Shane. —Tráela, por favor, creo que ambas necesitan ver que están bien.

—Y que venga Tanner también, hay algo que deben saber sobre ella. —Un silencio incómodo se instala entre ambos una vez que Shane sale de la habitación, dejo mi mirada en mis manos y él no parece muy interesado en iniciar una conversación conmigo. — ¿Qué pasó con la madre biológica de Tanner?

—Está encerrada en las celdas bajo el templo, un par de cadenas la inmovilizan y tiene vigilancia constante. —Me informa, incómodo. Frunzo el ceño y cierro ambas manos en puños.

—Solo quiero que seas consciente de algo, Jagger. —Lo miro a los ojos, dándole mayor peso a mis palabras. —Esa mujer es tu responsabilidad ahora, si escapa y alguien muere, o nuestra hija termina en sus garras, no solo será su culpa, sino también tuya. Y pagarás como tal si algo como eso llegara a ocurrir.

Antes de que logre contestarme, o reponerse del todo de mis palabras, nuestros hijos llegan. En cuanto mi bebé me observa despierta lanza un adorable grito de éxtasis y se remueve en brazos de su hermano, desesperada por llegar a mí. Sonrío de lado, llena de ternura, y la tomo entre mis brazos en cuanto Tanner me la tiende.

—Hola, cielo. —Beso su coronilla y le doy una enorme sonrisa que logra que sus ojos escarlata brillen. —Mamá está bien, ¿lo ves?—Sus ojos cambian de color tres veces en menos de cuatro parpadeos de su parte, trago. —Hay algo que necesitan saber. —Hablo dirigiéndome a padre e hijo, ambos me prestan atención mientras recuesto la espalda de mi bebé en mi brazo izquierdo, de modo que termina de cara a nosotros tres.

— ¿Qué ocurre? ¿Tiene algo que ver con tu desmayo?

—En parte, pero, en realidad, se trata más de tu hermana que de nadie. —Suspiro y procedo a explicarles lo que Eridan me dijo sobre su condición, el semblante de ambos se frunce cuando termino, mostrando su desconcierto.

— ¿Cómo dijo Eridan que se llama cada una?

—La que posee el gen licántropo se llama Fallon. —Comienzo a enumerar, Alena se agita desde su posición al tiempo que sus ojos parecen adquirir una tonalidad brillante. —Es curioso, ¿saben? Ese nombre nos gustaba mucho a Eridan y a mí, pero respetamos el que quisieras ponerle Alena.

Luz de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora