Fue a tumbarse en la cama con un paño húmedo en la frente. El médico la había examinado a conciencia antes de prescribirle reposo. Ahora, el doctor se hallaba en el salón hablando con su padre y, por un instante, Agnes se preocupó ante la eventualidad de que se tratase de algo grave. Atisbo en los ojos del doctor un destello de alarma que, no obstante, pasó enseguida, cuando le dio una palmadita en la mano y le dijo que todo iría bien y que sólo necesitaba algo de reposo.
No podía contarle al bueno del doctor la verdadera razón de su debilidad: que tanto trasnochar durante todo el invierno había minado su salud. Ése era el diagnóstico que ella misma se daba, pero no le quedaba otra opción que guardarse el secreto. Seguramente el doctor le recetaría unas gotas reconstituyentes y, dado que había decidido poner punto final a la aventura con Anders, no tardaría en reponerse del cansancio. Entre tanto, no le haría daño guardar cama y dejarse cuidar durante una semana o dos. Agnes pensaba en lo que iba a pedir para el almuerzo. Ahora que la cena de la noche anterior había ido a parar al retrete, sentía que el estómago gruñía pidiendo alimento. Quizá unas tortitas o las exquisitas albóndigas de la cocinera, con patatas cocidas, salsa de nata y mermelada de arándano
Oyó pasos en la escalera, de modo que se acurrucó en la cama, bajo la manta, y empezó a quejarse débilmente. Sí, pediría albóndigas, se dijo un segundo antes de que se abriese la puerta de su habitación.
La ira había ido germinando en su interior desde el día anterior. ¡Menudo descaro! Desde luego, esa individua no tenía escrúpulos. Mira que señalarlo a él como sospechoso ante la policía… Kaj no era tan ingenuo como para ignorar que los rumores empezarían a volar de casa en casa y, cuando eso ocurriese, su palabra no tendría la menor importancia; lo único que se asentaría en la cabeza de la gente sería que la policía fue a su casa a preguntar sobre la muerte de la niña. Cerró los puños con fuerza y, tras unos segundos de vacilación, se puso la cazadora y salió con paso decidido. La valla que había levantado entre las dos parcelas le impedía cruzar directamente, de modo que salió para luego entrar en la parcela vecina y dirigirse a la casa de los Florin. Antes de ir, se había asegurado de que tanto Niclas como Charlotte estuvieran fuera de casa. Ahora iba a oír aquella bruja alguna que otra verdad. Puesto que contaba con que ella, como los demás habitantes del pueblo, no cerraba con llave, entró directamente sin llamar y fue sin titubear a la cocina. La mujer se alarmó al verlo entrar, pero se calmó enseguida adoptando esa expresión suya tan cortante y repipi. Se creía alguien, como si fuese una maldita reina y no una simple provinciana.
-¿Qué coño haces mandando a mi casa a la policía? -vociferó Kaj aporreando la mesa con el puño.
Ella lo observó con frialdad.
-Preguntaron si sabíamos de alguien que quisiera el mal para nuestra familia y no me costó mucho pensar en ti. Si no sales de mi casa ahora mismo, llamo a la policía. Así verán por sí mismos de qué eres capaz.
Kaj tuvo que controlarse para no abalanzarse sobre ella y estrangularla con sus propias manos. La calma aparente de Lilian agudizó más aún su ira y en torno a sus ojos se formaron pequeñas manchas rojizas.
-¡A ver si te atreves, maldita bruja del demonio!
-¿Quién, yo? ¿Acaso no iba a atreverme yo? Desde luego. puedes estar seguro. Llevas años molestándonos a mí y a mi familia, amenazándonos y acosándonos -aseguro llevándose la mano al corazón con gesto teatral y adoptando aquella expresión de victima que Kaj había aprendido a odiar a lo largo de los años.
Siempre se las arreglaba para conseguirlo. El quedaba como el malo y ella como la víctima, cuando en realidad era al contrario. El había intentado ser mejor persona, de verdad que lo había intentado. Y había intentado demostrar que era demasiado bueno para rebajarse al mismo nivel que ella. Pero hacía un par de años que decidió que, si ella quería guerra, guerra tendría. Desde entonces, todos los medios valían.
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Las hijas del frio
HorrorUn terrible caso en que una mano secreta busca venganza desde un pasado lejano. La escritora Erica y su pareja el comisario Patrik acaban de tener una hija, y aún se están adaptando a los cambios en su hogar, cuando un pescador encuentra el cadáver...