—Maldición, explícate mejor. Siete años y de verdad eres el mismo... —reclamaba Jon.
—Lo siento, es la emoción —respondía Ugo dándose una palmada en la cabeza—. He tenido algunas experiencias que me han llevado a tomar esta decisión. Mi idea es formar un grupo de luchadores de distintas especialidades, y conformar una gang de personas que sólo utilicen su propio cuerpo para la lucha.
—¿Y con qué objetivo?
—Bueno, en principio, queremos difundir nuestra idea de que debemos fortalecer y utilizar nuestro propio cuerpo para la lucha, y prescindir de las armas que no hacen más que aumentar las desgracias en la sociedad humana. A largo plazo, nuestro objetivo podría ser eliminar la utilización de armas y que los enfrentamientos violentos se solucionen sólo a puño limpio. Esa idea también acompaña al objetivo de eliminar el crimen de las calles, y suplantar las gangs actuales por grupos de luchadores como el nuestro, con ideales más limpios y puros.
—Ya veo, tienes objetivos bastante particulares, pero al menos parecen estar bien definidos. ¿Entonces patearás algunos traseros aquí para enseñar al mundo que un puño puede vencer a un arma, y de paso buscarás personas que se te unan?
—¡¡Exacto!! De hecho, ya tengo una amiga que participará también, se encuentra preparándose en el vestuario femenino. ¿Qué dices? ¿Te interesa?
—No realmente, no estoy en contra del uso de armas. Al menos no de las armas que se permiten utilizar en este torneo. Pero principalmente, yo también tengo mis propios objetivos aquí. Debo ganar este torneo a toda costa.
Jon continúo explicando su situación a Ugo, resumiéndole que la Cosa Nostra había hecho un trato con él y que si ganaba el torneo podría entregarles el premio y garantizar la seguridad de su familia. No le hizo mención alguna de la Alianza, ni de su viaje al Mundo Exterior, ni de sus días como gangster en la Cosa Nostra.
Mientras conversaban, uno de los tres examinadores de la zona de luchadores llamó la atención de los participantes desde un micrófono y comenzó a dar una explicación. Dando por sentado que todos habían leído las instrucciones, se pasaría a asignar de manera azarosa un bloque y un número de participante a cada luchador. En la urna de sorteo, se mezclaron sesenta y cuatro papeles que indicaban una letra entre la A y la D y un número del 1 al 16. De esta manera, cada participante tomaría al azar un papel de la urna y le sería asignado un bloque y un número. Los números indicaban el orden de combate, por ejemplo, si un jugador tomara A-1 y otro tomara A-2, estos deberán enfrentarse, y así hasta el 16. Los participantes formaron una fila y fueron tomando los papeles de a uno, para luego enseñárselos a uno de los examinadores que computaba el número en la llave correspondiente. A Ugo le tocó D-2 y a Jon D-11, por lo que se encontrarían en el mismo bloque.
—¡¡Wow!! ¡¡Parece que nos encontraremos antes de lo pensado, Jon!!
—Calma. Fíjate bien en las llaves: si tú eres 2 y yo 11, significa que no podemos encontrarnos sino hasta los cuartos de final.
—Ah, ya veo. ¡No importa, seremos los mejores del bloque y nos enfrentaremos en esa fase! ¡Más te vale no quedarte en el camino, Jon!
Como se explicó antes, los números de cada bloque, comenzando desde el 1, indicaban quién enfrentaría a quién. Siendo que Jon obtuvo el 11 y Ugo el 2, como las llaves se definen por combates entre números consecutivos, Ugo combatiría con los números del 1 al 8 en las primeras tres rondas, y lo mismo Jon con los números del 9 al 16. Por eso sólo podrían enfrentarse en la cuarta ronda, aún si ambos se encontraban en el mismo bloque. Si lograran enfrentarse, significaría que serían los dos finalistas del bloque.
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Odisea de Clanes | Volumen 1 - Primera Odisea en Ineria
ActionPrimer volumen de la serie Odisea de Clanes. Ineria es una nación moderna y aislada en el centro de un vasto mundo fantástico e inexplorado. En el pasado, este país fue la esperanza y el sueño de aquellos que provenían del Mundo Exterior y escapaba...