SOLD OMEGA | Larry Stylinson [A.U]

Capítulo 2:

Capítulo 2:

Podía perderse en aquella mansión, pero tenían muchas razones para no terminar explorando, principalmente porque tenía miedo a encontrarse con Desmond, el alfa sobre el cual le había hablado aquella amable mucama, se trataba de un hombre con sus propias reglas las cuales todos debían seguir al pie de la letra, quizás sonaba temible pero después de todo, el hombre tenía un buen corazón, no se atrevería a lastimar a Louis, mucho más cuando su esposa, Anne, se había atrevido a contarle la historia.

-No me gusta tener desconocidos en casa.

-Por favor cielo, sólo será por un tiempo- suspiró -ya veremos qué puedo hacer por él, no es una molestia, es callado y adorable- Alzó una ceja

-¿Y dónde está?- se encogió de hombros

-No lo se, quizás en su habitación- el alfa dudó un poco, de hecho dudó más que solo un poco

-Bien, entonces debo conocerlo.

-¡NO!- gritó haciendo que se sobresaltara -digo...Des, hay algo sobre él que creo que es importante- suspiró cerrando sus ojos -es el hijo de Mark.

-¿Mark Tomlinson?- se quedo en silencio -oh...eso no suena nada bien- hizo una mueca

Asintió continuando. -Sabes que yo no estoy de acuerdo con la venta y compra de personas, me parece horrible, pero era más horrible la vida que tenía ese jovencito, tiene dieciocho años y nunca ha tenido una vida real- suspiró triste -su padre golpeaba a su mamá, ella murió hace dos años, entonces el pequeño cachorro ya no tenía a nadie más que a él mismo- se quedó en silencio esperando su reacción

-¿Entonces...?

-Entonces, te tiene miedo y ni siquiera te ha visto- Hizo una mueca -se que no le vas a hacer nada, pero no puede confiar en ningún alfa, ni siquiera ha tenido una pareja real, quizás deberías evitarlo.

-No tengo problema con ello, pero...¿Y Harry?- Preguntó -¿se lo has dicho?

-Hablaré con él.

-Debes hacerlo antes de que regrese o me temo que algo malo puede pasar.

Debía admitir que sentía lástima por el pobre omega, no podía llegar a creer que su amigo, al cual conocía desde la universidad, se hubiera atrevido a tocarle un pelo a su esposa y mucho lastimar a ese cachorro, llegó a conocer a la mujer con la sonrisa más adorable del mundo, claro que antes su ojos nadie superaba a su esposa, pero en su cabeza era imposible que Mark Tomlinson se haya atrevido a arruinar su familia de esta forma, era un alfa sin moral y ética, lastimó a su omega y su cachorro, ¿Qué clase de alfa haría eso?.

Por otro lado el joven salió curioso de su habitación, quería ir a aquella biblioteca que tanto había llamado su atención y es que, siempre le había gustado leer libros y devorárselos en un día si era posible, claro que eso no era nada a comparación de su pasión por la música, cuanto daría él por tocar las teclas de aquel piano, quizás tocar alguna sinfonía o simplemente crear una partitura.

-Evítalo, por favor.

-Eso haré, no quiero asustar a nuestro huésped- la mujer sonrió antes de lanzarse a sus brazos

-Aún tiene algunos moretones- susurró aferrándose a su pecho -quiere esconderlos pero es simplemente difícil conseguirlo- suspiró algo desanimada

-Lo lamento mucho por él.

-Lo se, tiene dieciocho y ha pasado por tantas cosas.

-Eso es realmente deprimente, no puedo creer que a alguien bueno le pasen las peores cosas- suspiró -espero poder hacerle sentir en un mundo mejor.

-Yo también espero poder conseguirlo.

[...]

Releyó una y otra vez la misma línea, se había desconcertado por completo desde que escuchó una voces hablar y luego el aroma a alfa penetró sus fosas nasales, sus sentidos se pusieron alertas en un intento de protegerse, cosa que sería difícil pero lo lograría ocultándose, iba a hacerlo en cuanto lo tuviera al frente porque esto era realmente demasiado para él, lamentablemente debía aceptar vivir en ese lugar que por cierto tenían a las personas más amables.

Por suerte cuando la puerta se abrió pudo ver a la mujer que lo había recibido con aquella hermosa sonrisa envuelta en un fuerte aroma a alfa posesivo y no lo culpaba, después de todo era una mujer muy hermosa que cualquier alfa desearía tener, esta era su forma de demostrar que ya estaba con alguien y no permitiría que la arrebataran de su vida.

-Hola Louis- suspiro -¿Te gusta mucho leer?- Asintió incorporándose

-Nunca estuve en una escuela- susurró tímido

-Lo se- Asintió -¿Te gustaría bajar a cenar?- Preguntó sonriente

-Uhm...-Miró la puerta -la verdad es que no tengo hambre- Negó antes de que su estómago rugiera y mejillas se sonrojaron

-Vamos, tienes que comer- Tomó su mano -quizás después puedas regresar y leer algunos libros que tengo en mi despacho- lo arrastró hacia el primer piso

Debía admitir que tenía algunas dudas como, ¿Por qué sólo lo acompañaría ella? Después de todo aquel alfa era el dueño de la casa y Louis no era más que una persona molesta que había llegado a casa, creía que en algún momento de su día terminaría siendo reprendido por un alfa enojado debido a su presencia, pero a cambio recibía una calurosa bienvenida y una mujer que lo trataba como si fuera alguien conocido desde hace un buen tiempo, era como si ella pudiera manejar al alfa con el dedo meñique pero sabía que eso era imposible.

Ya en el primer piso se dirigieron hasta la cocina, en la barra de este estaba una comida humeante que podía olfatear a lo lejos, había pasado un buen tiempo desde que había comido algo como ahora, normalmente su apetito era mínimo ya que prefería están en su habitación que con su papá; además tampoco se le alimentaba muy bien así que estaba acostumbrado a pasar horas sin comer.

-¿Por qué no come usted también?- Preguntó frunciendo su ceño

-Oh bueno, ya lo he hecho- sonrió dulcemente

-Oh ya veo.

-¿El qué?

-Soy una molestia, ¿verdad?- Preguntó -y entonces su alfa no debe estar muy contento, nadie paga por un Omega para recibirlo en su casa como si fuera un huésped- murmuró

-Louis- puso una mano sobre la del joven omega -No es eso, en realidad no quiero que te sientas incomodo por su presencia- Miró rápidamente la mano de la mujer sobre la suya

-No debería estar aquí con ustedes- Sacudió su cabeza -quizás yo debería irme y buscar algún lugar donde vivir o trabajar para ustedes hasta pagar la deuda de mi padre y...- la mujer lo interrumpió

-No, no quiero eso- suspiró -Tienes dieciocho, deberías estar presentándote en alguna facultad para ingresar, a cambio estás en la casa de unos desconocidos que te acogieron por razones que no logras entender- aclaró su garganta -trata a las personas con amabilidad.

-Me recuerda mucho a mi mamá- murmuró con tristeza -Ella...Ella siempre fue amable con mi padre a pesar de todo lo que nos hizo, era como si nunca hubiera perdido la esperanza de que fuera a ser el mismo hombre de antes- acarició su brazo, justo ahí donde estaba el moretón

-Estoy aquí para ti ahora- murmuró apretando suavemente su mano