Capítulo 17: Un Ex Virgen en Nueva York

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Llego a mi departamento después de una larga y reflexiva caminata nocturna por la ciudad. Katherine está en la cocina y se sorprende con mi llegada tan prematura.

— El chico es precoz o porque vienes tan temprano?

Ahí está su cruel pero divertido humor característico. Me hacía falta reír un poco después de lo que pasó. Camino hacia ella suspirando, sin decir nada y le doy un abrazo. Ella me abraza con consuelo. Me siento en el sofá.

— Creo que arruiné todo — le digo mientras concentro mi mirada en el techo a como hago siempre para relajarme y pensar claramente.

— De que hablas, Tyler?

— Bueno...digamos que ya no soy virgen. Se queda boquiabierta ante mi confesión, pega un pequeño grito y agita las manos con entusiasmo.

— Oh por Dios, Oh por Dios, Oh por Dios!, cuéntame todo!!! ¿Cómo fue?

— Emm.... — me encojo de hombros  fungiendo no darle importancia — Fue etupendo, mágico, romántico pero al mismo tiempo salvaje, fue una odisea de emociones, de sentimientos, de sensaciones.

— Y como tiene.... Ya sabes.... Es grande?

— No tengo nada con que compararlo pero..... sí que me atragante varias veces. — río con malicia.

— Tyler Cooper!!!! Eres todo un travieso!!!

Me sonríe con complicidad.

— Pero todo se fue al caño después de un rato, lo arruiné. — digo con decepción.

— Porque dices eso?

— Cuando terminamos, le pregunte porque me eligió, ¿porque yo?, quise una explicación y no supo dármela, se puso a la defensiva, yo me puse a la defensiva y.... me pidió que me largara.

— Vaya!, eso suena feo. Tal vez al rato se le pasa.

— Y si no se le pasa?, quedare como un estúpido.

— Oye! No hiciste nada malo, simplemente tenías una duda, es comprensible que dudes. Si alguien tiene que disculparse, es él y nadie más.

— Espero que todo mejore.

— Oye, Tyler, y..... ¿Cómo se sintió ser el pasivo?

— Oye, oye, espera.... ¿Por qué asumes que yo fui el pasivo?

De repente actúa un poco nerviosa .

— No, no, por nada, simplemente lo pensé. — dice, mientras se rasca la oreja e intenta cambiar de tema.

Le tiro una mirada interrogante y reprochante. Se queda callada unos segundos y vuelve a preguntar.

— Entonces... ¿Cómo se sintió?

— Ya es tarde, conversemos mañana — digo, con evasión.

Mientras duermo, escucho sonar mi celular bajo la almohada. Lo reviso y es un mensaje de Liam.

''Nos vemos en la azotea en 10 minutos'' — 3:25 am

Me percato de que son las 3 de la madrugada. Somnoliento y con pesadez, salgo hacia mi destino indicado. Cuando llego, no veo a nadie alrededor, de seguro está en camino. Me acerco al borde del edificio y miro la ciudad a mis pies, un poco vacía pero siempre con movimiento, a como dicen, esta es la ciudad que nunca duerme. Mientras miro el iluminado paisajes a lo lejos, siento un par de manos tocándome los hombros, me doy la vuelta rápidamente y Liam esta frente a mí con una mirada tristona.

— Perdón por haberte despertado — me dice con voz baja.

— Que hacemos aquí? — le pregunto.

— Me gusta venir aquí a pensar, es mi lugar. — Me mira fijamente y pone ambas manos sobre mi rostro y me da un breve pero cálido beso. — Fui un idiota. No quería hablarte así y mucho menos echarte. — me da otro beso — Es solo que, el tema de las relaciones es algo muy difícil para mí.

— Cuantas relaciones has tenido?

Se toma un momento para pensarlo.

— Creo que.....6? Tal vez 7.

Me sorprendo y ni siquiera puedo disimular mi expresión.

— ¡Guau!, mmm... son bastantes.

— Pero realmente solo he amado a 2, hace años con un chico del trabajo... me engañó y renuncio y después a...

— Daniel...

— Si, a Daniel.

— No estoy enojado, Liam, pero si me sentí un poco mal por cómo te pusiste, también fue mi culpa.

— No, para nada! No fue tu culpa, fue mía, no supe cómo responder, de hecho, aun no sé cómo hacerlo.

— No tienes que hacerlo si no quieres.

Me acerco y ahora lo beso yo.

— Damos un paseo? — me dice, sonriente.

— Ahora? De madrugada?

— Sí. Nos desvelamos hoy.... Y dormimos juntos por la mañana.

— Me parece un trato razonable. — me río ligeramente.

— Andando entonces!

— Oye, y que tú nunca trabajas?

— Tyler, soy mi propio jefe, ¿Cuando has visto que los jefes trabajen, acaso has visto maestros de educación física ejercitándose?

— Buen punto. — Asiento dándole la razón.

Caminamos por la quinta avenida, por Wall Street, por la avenida Lexington, a pie bajo el aire frio de Nueva York y las luces de los impresionantes rascacielos sobre nosotros. Cuando miro el reloj son las 5:12 de la madrugada. Llegamos a su apartamento secreto. Todo está igual a como estaba cuando me fui.

Se quita la camisa y me besa mientras me arrastra hacia el sofá. Me sostiene las manos juntas y me besa el cuello.

— Creo que es hora de dormir — me dice, susurrando.

— Por favor! Me muero de sueño.

Nos metemos entre las sabanas y solo llevamos ropa interior.

Al despertar, el resplandor cegador me ataca los ojos. Sigue dormido y está dándome la espalda. Me quedo observándolo un rato mientras pienso en como mi vida a cambiado drásticamente en un par de días. Ya no solamente era mi vecino, se puede decir que es mi amante, un espectacular amante, un poco complicado, pero muy adictivo. Me volví adicto a su cuerpo, a su aroma, sus tatuajes, su sonrisa, su mirada, a su ser y no existe una rehabilitación para eso.

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