Capítulo 19: Un Obsequio Inesperado

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Mientras abro la puerta de mi apartamento, recibo un mensaje.

''Ven a mi casa, está abierto'' — Liam.

Me emociono. ¿Sera esta la sorpresa de la que hablaba en la mañana?.

Al entrar todo está oscuro, las cortinas están tapando las ventanas. De repente siento unas manos masajeando mis hombros por detrás mientras me da besos en el cuello.

— ¿Liam? — pregunto.

— Shhhhh, solo cierra los ojos.

Su actitud misteriosa me prende demasiado. De hecho, todo en el me prende. Me pone una venda en los ojos.

— Tengo algo que mostrarte.

Me guía por el pasillo hasta el ascensor. Salimos y ya no siento el aire acondicionado. Supongo que estamos en el estacionamiento subterráneo. Intento coordinar bien mis movimientos para no caerme y hacer el ridículo, aunque estoy seguro de que a él no le importaría. Liam no es el tipo de persona que te juzga a la primera. Si me cayera, sé que se burlaría pero me extendería la mano para levantarme y me daría un beso de consolación. Tal vez caerme sea buena idea después de todo. Paramos.

— Estas listo? — me susurra al oído.

— Si. — respondo con entusiasmo.

Me quita la venda de los ojos. Veo su Cadillac negro al estilo de la vieja escuela y parece recién pulido, limpio y brillante.

— Daremos un paseo? — pregunto.

— Nop!

Pone la una mano delante de mi rostro y tiene las llaves colgando de su dedo.

— Es tuyo, toma las llaves.

Estiro la mano y las tomo perplejo y boquiabierto. Me está regalando su auto?. No es solamente su auto, es el auto en el que me monté el segundo día que llegue a la ciudad. Se hiela la sangre de la sorpresa.

— No, Liam,.... por... porque?

— No preguntes porque. Solo tómalo.

— No, no puedo, es tu auto!

— Tyler, tengo 3 autos mas además de ese. Quiero que lo tengas. Significaría mucho para mí que lo aceptaras, así cuando ya empieces ir a la escuela de arte no tendrás que ir caminando ni en autobús — sus ojos destilan expectación a mi respuesta.

Esa mirada. Cuando lo miro pierdo el conocimiento. Es como si me hipnotizara y tuviera que hacer todo lo que él dice.

— Liam, ¿Estás seguro?

Se acerca hacia mí y me da un beso en la nariz.

— Quiero que lo tengas — murmura.

— De acuerdo. — sonrió con vergüenza. 

Jamás nadie me había dado un regalo tan caro. Ni siquiera mis padres, para ellos el regalo más valioso fue ''el regalo de la vida'', excelente excusa para no gastar dinero.

— Además, este es un pre-regalo por tu pre-cumpleaños — me dice.

— Espera, espera, ¿Cómo sabes de....? Adivino, Katherine te lo dijo.

— No la culpes. Me lo dijo el día que nos quedamos viendo películas en tu casa.

— Liam, no es importante.

— Claro que es importante. — me dice con entusiasmo. — Tyler, los cumpleaños son lo mejor del mundo y si no lo eran para ti, ahora lo serán.

— ¿Ah sí, Y porque?

— Porque antes no me tenías a mí. — me mira con esos bellos ojos verdes y acogedores.

— Bueno... tendremos que ver para creer — río de forma retadora.

Alza una ceja, sonrie y me abraza.

Amanece al día siguiente y despierto en mi cama. Empezaba a extrañarla pero ahora extraño más la cama del apartamento secreto. Tomo mi celular y tengo un mensaje de él.

''Te veo en el estacionamiento en 1 hora, empaca ligero pero lo necesario y no hagas preguntas'' 8:17 am

Recuerdo que es mi cumpleaños. ¿Estará planeado un viaje?, no me sorprendería, su mente es tan impredecible, que nunca se lo que hará, lo que en cierta manera me gusta mucho, es toda una caja llena de sorpresas. Empaco en una maleta mediana, 5 pantalones, 5 camisetas, un par de zapatos y mi laptop. No sé dónde iremos pero será mejor estar preparado. La emoción me recorre el cuerpo, casi casi tengo ganas de dar saltitos como un niño pero me controlo. Toco la puerta de su apartamento pero nunca abre. Bajo al vestíbulo y un hombre calvo y robusto que viste de traje negro me llama por mi nombre.

— ¿Tyler? — me dice el extraño sujeto.

— Si.

— El señor Liam lo espera. Yo lo llevare.

Me señala a la camioneta que esta estacionado en la entrada del hotel. Me monto con nerviosismo e inseguridad. ¿Tiene chófer?, que más tendrá, ¿Guardaespaldas?. Viajamos 30 minutos hasta una zona abierta llena de pistas aéreas enormes. Por la ventana veo un gran Jet blanco y un chico de chaqueta marrón de cuero, pantalones Jeans y sombrero vanwho estilo hipster. Reconozco su silueta y su estilo en seguida. Bajo de la camioneta y camino hacia el aun sorprendido por lo que estoy viendo.

— Bienvenido! — me dice, con una enorme sonrisa. 

— Liam, que es esto?

— Un Bombardier Challenger 650, mi pequeño Jet privado.

Acaso dijo pequeño? Ni vendiendo mis órganos podría comprar esa monstruosidad.

— Dónde vamos?

— Los Cabos, nada mejor que pasar tu cumpleaños en un hermoso paraíso tropical lleno de sol, mar y arena.

Me extiende la mano y subo a la gran y majestuosa nave.

Adentro hay asientos de cuero blanco y dos mesas de madera. Se acerca a mí con una botella de Champaña y un par de copas. Las llena y me propone un brindis.

— Un brindis, por tu cumpleaños número 20.

Chocamos las copas.

— No crees que es muy temprano para beber? Apenas si desayune.

— Tu tranquilo, disfruta tu día y de lo demás me encargo yo. — me da un breve beso.

Pase de celebrar mis cumpleaños en casa con un pastel echo por mi abuela y mis molestos primos y tíos a celebrarlo en un jet privado directo a un paraíso tropical con mi sexy y millonario vecino de quien me estoy enamorando después de que se supone que no venía a buscar el amor a Nueva York. Parpadeo un par de veces y quiero pellizcarme para saber si esto es un sueño. 

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