Capítulo 31: El lago escondido.

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Estoy viendo el techo, pensando, mi momento, mi lugar, solamente yo en la profundidad oculta de mis pensamientos y deseos. ¿Es el amor algo constante?, o solo es una acción, un sentimiento que usamos en nuestros momentos más vulnerables. ''La Profecía del Sentimiento'', recuerdo haber leído ese libro hace algunos años. No soy mucho de libros, pero recuerdo lucidamente un pasaje que se me vino a la mente hoy por la mañana, ''El amor, es el capricho más grande hecho por el ser humano. Mostrando la cara y las actitudes correctas, podemos pasar de ser odiados a ser amadas en solo 1 segundo pero tardaríamos años en pasar de ser amados a ser odiados, pues nos volvemos tan adictos a aquello que nos da felicidad, que el soltarlo sería como soltar la felicidad y la vida misma''. Admito que al inicio no lo entendía, pues, número uno, jamás había estado enamorado y número dos, mi compresión lectora no es la mejor de las mejores, pero ahora, repitiendo esa misma cita en mi cabeza, esas mismas palabras, reconozco que hay un poco de razón y de mentiras en ello. Es verdad que siempre nos encariñaremos con aquello que nos trae felicidad, aquello que nos da buenos momentos, que nos trae sonrisas y que soltarlo sería como soltar todos esos momentos y no haber tenido nada, pero... ¿Es un capricho?, supongo que más que capricho, es la necesidad que tener a alguien a tu lado para intercambiar esos buenos momentos que te hacen feliz, es un dar y recibir, que puede durar horas, días, meses, años e incluso décadas.

Estoy esperando a Liam en mi apartamento. Dijo que me tenía una sorpresa. Aun no le he contado lo de la foto que apareció en su puerta y no pienso hacerlo, no quiero relacionar nada con Daniel, pues aunque sea una desafortunada constante en nuestras vidas, hoy quiero que se trate de solo nosotros, él y yo y nadie más.

Entra y como siempre, se ve tan bien, con sus botas, jeans y suéter verde, aunque ni siquiera hace frio pero todo sea por verse bien.

— ¿Listo para irnos? — me dice, sosteniendo las llaves del auto en los dedos y sonriendo enigmáticamente.

— Liam Smith ¿Qué estas tramando? — Arrugo los ojos y sonrió con cierto nerviosismo.

— Es una sorpresa.

— Tu siempre tan misterioso eh

— ¿Te he dado alguna vez alguna sorpresa que no te haya gustado? — arquea la ceja y me mira interrogante.

— Buen punto. — Aprieto los labios y acierto.

Me lleva hasta el auto y se abre paso por las anchas carreteras de Nueva York

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Me lleva hasta el auto y se abre paso por las anchas carreteras de Nueva York. Ya hemos pasado la vista de grandes edificios y ahora estamos en las afueras de la ciudad. Hay mucho pasto y hierbas alrededor. Es prácticamente una carretera desolada. Viajamos en un clásico, un mini cooper austin 1970 que dice era de su abuelo, después de su padre y después de él, pero... ¿De quién será ahora?, no es como si fuera a quedar embarazado de él. El aire que entra por la ventana sacude su pelo y se ve brillante y calmado. Me toma la mano mientras con la otra sostiene el volante y me queda viendo fijamente.

— ¿Qué me ves?, ¿Tengo algo en el rostro?

— No, nada — esboza una media sonrisa.

— ¿Entonces qué? — río ligeramente.

— Es que... me gusta ver tu cara.

Eso no me lo esperaba.

— ¿Por qué te gusta ver mi cara?, no es como que tenga el rostro de un supermodelo.

— Te amo sin saber cómo, ni cuando, ni de dónde, te amo directamente sin problemas ni orgullo, así te amo porque no se amar de otra manera, atentamente, Pablo Neruda.

El corazón se me acelera en un instante. ¿Qué fue eso?, Parece que cupido se adelantó algunos meses. Esas palabras saliendo de su boca, wow, nunca me espere esto de Liam. Físicamente disimulo mi impresión pero en mi mente estoy en estado de shock, me mató.

Llegamos a nuestro destino, para mí, aún desconocido. Bajamos entre árboles y arbustos hasta un pequeño lago, tranquilo, con el agua tan azul, creo que aún mas azul que el propio cielo.

— ¿Qué es este lugar?

— Se podría decir que es un lago secreto. Como está a las afueras de la ciudad, casi nadie lo conoce. Solía venir aquí con mi papa cuando era pequeño. Siempre traíamos un viejo bote y pescábamos todo el día. En ese entonces vivíamos en Staten Island y no en Manhattan. No vengo aquí desde que nos mudamos, cuando yo tenía 10 años.

— Vaya, debe traerte muchos recuerdos.

— Si, lo hace. Fue antes de que la empresa despegara y se convirtiera en una de las más importantes del mundo tecnológico. No he venido aquí en 17 años y mucho menos he traído a alguien, así que considérate el primero. — Me sonríe y me da un corto beso.

— Gracias por compartir esto conmigo. — Le digo. Estoy realmente conmovido.

Me toma de ambas manos y las pone sobre su pecho.

— No compartiría esto con nadie más que no fuera contigo.

Se orilla al lago. De pronto se desviste y de un momento a otro, está totalmente desnudo frente a mí. La vista es sorpresiva pero disfrutable.

— Vamos a nadar — me dice.

Repentinamente me acobardo un poco. Nadar en una piscina es fácil, cuando anduvimos en la playa apenas nos metimos a la orilla pero un lago, ya es otro nivel, son mucho más hondos.

— ¿Seguro?, se mira un poco profundo. — trago saliva y retrocedo un poco.

— Vamos Tyler, yo te ayudo, no tengas miedo, es como una piscina pero un poco más grande.

Intento llenarme de valor y camino a paso lento. Me voy quitando la ropa poco a poco hasta quedar en traje adán. Liam ya está en el agua y me espera a la orilla. Entro con tranquilidad pero de pronto, siento mi piel resbalar con torpeza sobre la tierra bajo y el agua y caigo hasta el fondo del lago. Liam se sumerge y me lleva la superficie y estando arriba casi me ahogo intentando llevar la mayor cantidad de aire a mis pulmones.

— ¿Estás bien? — me dice, Liam, con aire burlón.

— Supongo que sí. — Aun me siento un poco nervioso.

Se pega más a mi cuerpo y me sostiene de las costillas y yo a él, poniendo mi mano en esos grandes y coloridos tatuajes. Me guía poco a poco a la mitad del lago donde ya no siento tierra ni nada debajo e intento mantenerme a flote.

Se pega aún más y ahora si puedo sentir todas las partes de su cuerpo en mi piel. Pone su nariz y su frente en la mía y puedo escuchar su respiración mientras todavía me sostiene. Nos quedamos así varios minutos, flotando, juntos, en mero silencio, con una gran paz y tranquilidad alrededor nuestro, el momento es inquebrantablemente hermoso. Levanta la mirada y toma mi barbilla con su índice y pulgar y me besa suave y constantemente, una y otra vez, sus labios saliendo y entrando en los míos, acariciándome, es espectacular. Nada más importa, solo nosotros dos y quisiera que este momento durara para siempre para que siempre sea así. 

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