Capítulo 29: La confesión de amor (Parte 2)

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El agua me llega hasta el pecho, e intento mantener mis piernas firmes pues Liam me ha dicho que me ama y mi sistema simplemente no sabe cómo reaccionar. Sus ojos son brillantes y nerviosos. Se acerca hacia mí y me da un suave y breve beso.

— Desde que terminó lo de Daniel, jamás pensé que volvería a decir esas palabras, pero cuando llegaste tú....no lo sé, vi algo especial en ti, algo que aún sigo viendo y que no sé qué es, pero sé que ahí está. El punto es que desde hace rato he intentado reprimir esto que siento por ti pero decidí que ya no lo haré, merezco ser feliz, tal vez no sea contigo pero vale la pena intentarlo.

Mientras desvela su alma y sentimientos, yo sigo en estado de shock, intentado articular palabras pero se me es imposible.

— Dime qué opinas — Añade.

Finalmente reacciono.

— No sé qué decirte, Liam. Esto sí que es una sorpresa.

— Supongo que fue un error decirte esto.

— No, no, no, para nada. — Sostengo su barbilla con los dedos y lo miro a los ojos. — Es solo que pensé que jamás escucharía eso de ti.

— Sentí que ya era tiempo de decírtelo, pero si tu no sientes lo mis.....

Ni siquiera lo dejo terminar de hablar cuando me tiro en sus labios y le planto un largo y suave beso. Me suelto de él y apoyo mi frente contra la suya.

— Yo también Te Amo, Liam. — le doy otro beso.

Ahora él es el sorprendido. Pone ambas manos sobre mis cachetes y me mira mientras su respiración se agita de emoción.

— ¿Hablas enserio, Tyler?

— No podría bromear con algo así. — le digo, rodeando su cabeza con mis brazos y acariciando su pelo alborotado y mojado. — No vine a esta ciudad para enamorarme, simplemente quería estudiar en la academia de mis sueños y de repente te conocí y me hiciste pensar en cosas que jamás había pensado y me hiciste sentir cosas que jamás había sentido. Me gustabas, Liam, y no se en que momento eso se convirtió en algo mas pero estoy feliz de finalmente poder decírtelo. Te Amo.

Me abraza fuerte y acaricio su musculosa espalda y recuesto mi cabeza contra su hombro y así nos quedamos, como por 10 minutos, simplemente sintiendo el cuerpo de otro y abrazándonos en silencio, un tipo de intimidad simple pero poderosa.

Salimos de la piscina y me atrapa en una ola de besos. Me tira sobre la silla playera y se sienta mi con las piernas a ambos lados y me besa, una y otra vez, suave, brusco, rápido, lento, en todas las maneras posibles, sin detenerse, incluso me pregunto si no sentirá la necesidad de respirar de vez en cuando, pero no me importa, podría pasar asi horas, días, semanas, incluso meses sin quejarme, porque no hay lugar donde me sienta más puro que en sus labio. Subimos al ascensor y cuando la puerta se cierra se abalanza contra mi otra vez a puros besos mientras sostiene mi mandíbula con las manos y me acorrala contra la pared y puedo ver nuestro reflejo en el espejo del techo.

— Oye, tranquilo vaquero, me vas a gastar los labios — le digo. Honestamente me duelen y no sabía que eso se podía.

— Lo siento — se aparta unos centímetros — Es que..... estoy muy feliz. — sonríe de oreja a oreja.

— Eso me encanta de ti. Tus emociones son siempre tan fuertes. No las puedes ocultar, eres como un libro abierto.

Se acerca y me empuja contra su cuerpo y su boca está muy cerca de la mía que casi se rosan.

— Quería esperar para decirte esto pero no sé si pueda — me dice, susurrando.

— ¿De qué hablas?

— Si crees que voy muy rápido puedes decírmelo.

— ¿Pero de que hablas, Liam?

— Tyler..... ¿Quieres ser mi.....? — esta demasiado nervioso como para terminar la pregunta.

— Si! — le respondo. Incluso si no termino de decirlo, ya sé que lo iba a decir, lo sé porque es algo con lo que he fantaseado por meses y no necesito oírlo para decirle que si a la primera oportunidad.

— ¿Cómo sabes lo que iba a decir? — frunce el ceño y mira confundido.

— No lo sé, simplemente lo sabía.

— Me siento tonto pidiéndotelo de esta manera. Mereces algo mejor.

— No necesito que me lo pidas de ninguna otra manera. Nunca he necesitado que me impresiones para que me gustes. Te amo por lo que eres, no por lo que tienes.

— ¿Incluso si no tuviera un centavo?

— Incluso si no tuvieras un centavo — repito asintiendo con la cabeza — El dinero no te hace mejor o peor persona, Liam. Me gusta cómo eres. Eres divertido para tu edad, eres amigable, sociable, incluso siendo un importante empresario, no pierdes sentido del humor, tu carisma, todo eso es lo que amo de ti. Nada más.

— Tyler. — Me mira con ojos conmovidos — Nunca conocí a alguien como tú. A veces siento que no te merezco.

— ¿Qué dices?, no pienses esas cosas.

— Eso solo que no quiero que mis problemas de agobien. Hay muchas cosas malas en mi vida.

— Pero también hay cosas buenas.

— ¿Qué pasara si algún día llego ebrio y te enojas? te comprendería pero es justo lo que no quiero. No quiero ser una carga para ti.

— Jamás has sido una carga. Comprendo que tus problemas no son fáciles pero necesitas a una persona a tu lado para apoyarte y yo quiero ser esa persona.

Se queda en silencio mirándome con ojos de orgullo y me abraza fuertemente.

Entramos a su apartamento y ¡sorpresa!, Liz y uno de sus acompañantes en la fiesta se están toqueteando en el sofá mientras ambos están totalmente ebrios. Es la primera vez que veo a Liz de esta manera, no somos muy cercanos pero creo que la considero ''mi amiga''. Incluso en los peores momentos siempre mantiene ese flow, carisma y elegancia que tanto la caracterizan. El chico que esta con ella es aquel rubio, con barba y delgado.

— No lo hagan en mi sofá — dice Liam, interrumpiéndolos.

Me voy a la cocina por un vaso de agua y encuentro a Katherine, quien ya lleva casi terminada una botella entera de un Ron Barceló.

— ¿Y a ti que te picó? — le pregunto.

— Bueno...resulta que ningún hombre me quiere — dan un gran trago directo de la botella — ¿Qué hay de malo conmigo?

— No hay nada malo. ¿Qué pasó con el chico musculoso de ojos azules y piel morena de la fiesta?

— Creo que es más de tu tipo.

No entiendo a qué se refiere. Arqueo la ceja y arrugo los ojos haciendo notoria mi clara confusión.

— ¿De qué hablas, Kat?

— El muy maldito era gay y me usaba para darle celos a su novio que también estaba en la fiesta. — Camina tambaleándose y tira sobre el sillón.

Liam parece estar tratando de controlar a Liz y a su acompañante mientras Kat se suelta en lágrimas sobre mi hombro por haber perdido a un chico que jamás fue de ella.

Liam asiente con la cabeza para llamarme hacia donde él está.

Me acerca hacia a él y me susurra al oído.

— Dejemos que ellos tengan su diversión y nosotros la nuestra — me dice, con tono malicioso y una sonrisa seductora. 

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