Capítulo 41: Una propuesta incomoda

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Sábado por la mañana. Estamos en su apartamento secreto, nuestro lugar, nuestro nido, donde solo venimos los dos y nada más, cuando no queremos ser molestados por nadie. Por la ventana de la habitación entra una fuerte corriente de aire que enfría todo el lugar así que me tapo lo más que puedo con la cobija y me acurruco a la orilla de Liam, quien rodea mi cuello con su brazo mientras está dormido. De pronto se mueve y se vuelve hacia mí para abrazarme, me da un beso en la frente y acaricia mi pelo con sus delicados dedos.

— Te Amo — Me dice en voz baja.

— Yo igual.

Cada vez que escucho palabras como esas salir de su boca, parece casi irreal, pues cuando recién llegue, era bastante frió a lo que en sentimientos amorosos se refiere, siempre andaba con su actitud fiestera y optimista, todo un sol brillante pero con un gran vacío y ahora al mirarlo, feliz, junto a mí, es increíble. La noche pasa sin darme cuenta mientras miro al techo y continuo con mis innumerables reflexiones y me duermo hasta la madrugada.

Al despertar miro como Liam entra sigilosamente al apartamento con un par de bolsas de tiendas de ropa. Bostezo y me estiro un poco para desentumir los músculos y camino en estado Zombi hacia él.

— ¿De dónde vienes? — Le pregunto, arrugando los ojos pues todavía no he asimilado la luz del lugar.

— Andaba de compras, tenemos algo que hacer hoy. — Me dice sonriente. Abre las bolsas sobre la cama y saca dos esmoquin negros y los extiende para dejarme verlos a plenitud.

Mi cerebro sigue dormido así que no puedo recordar si teníamos algo que hacer hoy o no. Me acerco para admirarlos de cerca y me fijo en la etiqueta, ''Giorgio Armani'', esta marca cuesta más que mi auto regalado.

— ¿Por qué compraste esos trajes?

— Hoy es la boda de un amigo de la infancia, socio de la empresa y quiero que vayas conmigo para presentarte.

— ¿Y no te importa que te vean? Ahí estarán todos los de tu empresa.

Frunce el ceño, se acerca hacia mí y me pone las manos sobre los hombros.

— Claro que no me importa, eres mi novio y tenemos derecho a salir juntos a donde queramos, además, soy el jefe de la empresa y al que no le guste vernos juntos, que se busque otro empleo — me dice, confiado y seguro.

Pasan y pasan las horas hasta que finalmente estamos en la fiesta. Liam se ha ido antes para ayudar al novio de hoy con los preparativos, ya que al parecer son amigos desde hace tiempo. Mientras me bajo del auto y admiro la millonaria infraestructura de la mansión que tiene como casa, voy pensando y cayendo en cuenta de que no conozco mucho del pasado de Liam que no sea su historia con Daniel. Apenas me acaba de contar sobre su madre y quien sabe cuántas cosas más esconderá este hombre de piel perfecta, cabello perfectamente peinado e increíbles ojos verdes. Entro a la recepción y me encuentro con Liz en la entrada, dando la bienvenida a los invitados, sonriendo y extendiendo la mano, un trabajo bastante modesto para una multimillonaria exótica y sofisticada.

— Liam está en el patio trasero con los demás — me dice en voz baja y me guiña un ojo.

Admiro la grandiosa infraestructura del lugar, pisos de cerámica blanca y brillante, ventanales de vidrio, adornos de cristal y una enorme escalera en espiral que casi pega con el candelabro de cristal victoriano que cuelga sobre el techo. Todo es puro e inmaculado, tanto que me da miedo acercarme y hacer que mi torpeza entre en acción y rompa algo. 

Llegando al jardín finalmente miro a Liam, con su esmoquin negro, camisa blanca por dentro, zapatos perfectamente brillantes, su ardiente sonrisa y su atrapante mirada. Dicen que cuando estás enamorado ves a tu pareja como lo mas hermoso del mundo pero creo que no hay que estar enamorado para admirar la belleza este hombre !Por Dios! Al verme se le ilumina el rostro, dibujando una enorme sonrisa. Se voltea para llamar a su amigo quien pronto estará en el alta para casarse. Es alto y cabello oscuro, ojos rasgados y muy musculoso.

— Pensé que no llegarías. Tyler, te presento a Lucas, amigo de la infancia, Lucas, este es mi novio Tyler.

— Es un gusto concerté — Le digo a Lucas, estrechando su mano.

— Me alegra que Liam este feliz contigo. — Dice Lucas, amablemente.

— Sí, yo igual — Respondo, con un poco nervios.

— Quien sabe, Lucas, tal vez un día de estos Tyler y yo te sorprendemos con nuestra boda. — Dice Liam, riendo y apoyando su brazo en mi hombro.

¿Nuestra boda?, eso sí que no lo veía venir. Nunca me he imaginado a mí mismo en una boda como el ''novio'', el matrimonio nunca ha sido una prioridad en mis planes a futuro, si ni quiera sé si quiero casarme, mi mama lo ha hecho tantas veces que he perdido la fe en ello, ¿Por qué Liam habrá mencionado algo así?. De repente como que hacer calor y necesito refrescarme e ir a caminar por el jardín para evitar la incómoda situación. 

— Te amo — Me dice Liam, otra vez, siendo como la quinta vez en el día que me lo dice, lo cual se me hace un poco raro.

Camino un poco y luego entro a la casa, donde me encuentro a Katherine devorando con la zona de aperitivos. Seguramente vino con Liz, de repente como que se volvieron mejores amigas o algo así.

— Qué bueno que estas aquí. — le digo a Katherine.

— ¿Por qué? ¿Qué pasa?

— Es Liam, hoy ha estado un poco raro.

— ¿A qué te refieres?

— No lo sé. Estos días ha estado muy ''afectivo'', me gusta que sea así pero desde que lo rescatamos de Daniel y regresamos a ser novios, no se me despega, me siento un poco invadido. ¿Qué opinas?

Al mirarla me doy cuenta de que mi mejor amiga ni siquiera me está prestando atención, sino que se queda mirando el trasero de los hombros guapos y adinerados que caminan por todo el lugar. Supongo que ni siquiera he da cuenta de que me estoy yendo. Me acerco a los pasillos y tomo una copa de vino de los chaperones y me orillo a una esquina a esperar que empiece. Mientras intento relajarme, Liam aparece y me jala de la mano bruscamente y me lleva entre risas hasta otra habitación, cierra la puerta con llave y comienza a besarme apasionadamente, tanto que hasta voté mi vino. Sigue besándome muy acelerado, tanto, que me cuesta seguir su ritmo. Me echa contra un escritorio y empieza a besarme el cuello mientras desabrocha mi camisa y comienza a besarme el pecho con lujuria. La situación es tremendamente extraña y excitante, pero mucho más extraña en esta ocasión. Me separo un poco de él y frunce el ceño, confundido.

— ¿Qué pasa, no te gusta?

— No es eso, Liam, es solo que no me lo esperaba.

— Esa era la idea, creí que te gustaría hacerlo aquí, en público, como en los viejos tiempos, un poco de peligro. — Nota mi incomoda expresión y se aleja un poco y me abotona la camisa — Disculpa si no te gustó, ¿Estas molesto?

— Es que me tomaste por sorpresa, es todo. — respondo, un poco desanimado.

Me toma de las manos y se sienta junto a mí en el escritorio.

— Se ve linda la boda, ¿Verdad?, tal vez algún día tengamos la nuestra. Lo creas o no, siempre he querido tener mi propia familia. Podríamos adoptar, seria lindo tener un pequeñín corriendo por ahí.

Y eso se pone cada vez más incómodo. Me paro frente a él, arrugando la frente y mirándolo tensamente.

— Liam, te amo, pero no sé si yo quiero todas esas cosas.

Alza las cejas sorprendido y simplemente baja la mirada sin responder. 

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