Capítulo diecinueve

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Eso fue lo que le confirmó sus sospechas, el imbécil de Félix había vuelto y era seguro que para nada bueno.

—Porque tu madre era una arpía conmigo —gruñó aventando el móvil en la isla.

Maldita sea, el idiota de Félix había regresado, no podía estar tranquilo sabiendo que ese estúpido andaba por ahí siguiéndolo. Si le decía a su madre, ella era capaz de llevárselo con ella a su casa, si le decía a Soo Jin o a SeHun ellos le buscarían para matarlo y estaba más que seguro que Namjoon los ayudaría.

—¿Quién es una arpía? —una voz atrás suyo lo hizo sobre saltarse, unos brazos se enroscaron en su cintura, su olor lo tranquilizó.

—Nadie, hablaba conmigo mismo —se volteó y le regresó el abrazo al alfa, hundió su cabeza en el cuello de Taehyung y aspiró su aroma masculino —. Pensé que llegarías más tarde —habló contra su cuello.

—Yo también, pero mamá llamó a papá y le dijo que me "dejara salir para atender a mi omega" —rió recordando a su madre—, papá no tuvo más remedio que dejarme ir.

—¿Mi papá no puso resistencia? — preguntó con el ceño fruncido, mirándolo a la cara.

—Lo hizo, pero mamá lo amenazó diciéndole que le iba a hablar a tu madre y rápido accedió —respondió con una sonrisa—. A veces me pregunto quién somete a quién, si los alfas a los omegas o los omegas a los alfas.

Jungkook se separó de él con el ceño fruncido.

—Ya te habías tardado en decir alguna estupidez —se acercó al horno para sacar la comida—, pero la respuesta es obvia, los omegas tenemos el poder.

—¿Sí? —preguntó el grisáceo con una ceja alzada.

—Sí —se agachó para tomar la charola, la dejó en la mesa y apoyó las manos en la isla, del otro lado de donde se encontraba el alfa—. Todos los alfas, con su apariencia de "nadie puede conmigo", sucumben consiente o inconscientemente ante los caprichos de sus omegas.

Con una sonrisa ladina le dio la espalda para sacar un plato de la alacena y un tenedor de uno de los cajones. Los fuertes brazos de Taehyung se volvieron a enrollar en su cuerpo, ronroneó cuando sintió a su alfa dejarle un camino de besos en su cuello.

—En eso tienes toda la razón, todo sea por ver a nuestros omegas felices.

—Sí sí —se apartó para servir la lasaña en el plato, Taehyung salió hacia el comedor con una sonrisa en su cara.

Una vez servida la comida, el omega llegó donde se encontraba su esposo. Este tenía algo en las manos que miraba fijamente, tenía una sonrisa enorme y le brillaban los ojos.

Era la tarjeta del ginecólogo.

—¿Jungkook..? —el alfa lo miró cuando lo sintió cerca.

—Me la dio tu hermana hace rato — contestó un tanto nervioso dejándole el plato enfrente y quitando con cuidado la tarjeta de las manos.

La guardó en el bolsillo de su pantalón y se sentó a un lado, acompañándolo mientras comía.

Lo observó con detenimiento, la manera en la que sonreía mientras le contaba orgulloso de todo lo que estuvo haciendo con su padre y suegro, las arrugas a los costados de sus ojos que comenzaban a marcarse, sus pestañas quebradas que enmarcaban sus ojos, que había días en los que parecían que eran grises y otros en los que parecían ligeramente verdes, sus cejas tupidas y su piel sin imperfección alguna.

—Sabe igual a la que mamá hace —habló con la boca llena el grisáceo, sacando de sus pensamientos al pelirrojo.

—Porque ella la hizo —respondió obvio pero sin sonar grosero.

Who got the power?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora