Capítulo 63

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Los hermanos Evans, junto con dos acompañantes, Stefan y Noa habían llegado por fin a Lacock, en donde Jaime, Philippe y Samantha los esperaban para comenzar a avanzar en el campo de guerra.

-¡Sam!.- Gritó Dylan fuertemente al ver a su hermana, mientras extendía sus brazos.- ¡Ven y dame un abrazo!

Dan y Tyler aguardaban detrás del enérgico, ya que observaron el semblante molesto de Samantha que les dieron varios escalofríos en las espinas dorsales de ambos, en tanto se acercó Tyler corriendo a Samantha, ella le soltó un golpe que lo dejó a varios metros del impacto.

Los otros dos Evans sabían que a pesar de que su hermana estaba por pelear con muchos convertidos, seguía molesta por la estupidez que habían hecho en el aeropuerto, Dan y Tyler se mantuvieron a varios metros de distancia, pero Dylan regresó corriendo con una marca evidente en su pómulo.

-¿Por qué ese golpe Sam?.- Preguntó enojado Dylan mientras se frotaba la zona golpeada.

-¿Sabes cuántas llamadas tuve que hacer para borrar el capricho que tuvieron para robar ese avión comercial?.- Samantha apretó tan fuerte su puño que sus uñas lastimaron su parte interna de la mano haciéndola sangrar.- Los favores que pedí perfectamente los hubiera pedido para hacer otras cosas.

-Perdón.- Dylan trató de hacer sus mejores ojos de perrito para que Samantha lo perdonara.- Pero llegamos más rápido para poder ayudarte, ya verás que ganaremos.

-No puedo decirte que no con esos ojitos.- Samantha suspiró mientras miraba lo que hacía Dylan y volteó a ver a sus otros hermanos con Noa y Stefan.- ¿Y ustedes también estuvieron de acuerdo con la idea?

Todos se quedaron callados después de escuchar la pregunta de Samantha que se veía un poco más tranquila después de pegarle a Tyler, pero igual le tenían miedo.

"Sam, ¿Cuándo partiremos?".- Le preguntó Stefan telepáticamente.

"En este instante, déjame despedirme de mis niñas y hablar con Philippe".- Le dijo Samantha mientras se alejaba a la cocina.

Las gatas comenzaron a maullar a Samantha quien se dirigía a la cocina para despedirse de todas ellas, comenzó a acariciar las cabezas peludas de las gatas quienes ronroneaban ante el contacto cálido que les daba su protectora de muchos años.

-Philippe.- Samantha le entregó una foto de ella con el pequeño Jonathan y una carta con varias notas.- Si no logro salir de allí...

-Lo harás.- Philippe se apresuró en decirle pero Samantha lo hizo callar un un gesto con su mano.

-Escúchame.- Samantha tomo las manos de Phillipe con las suyas y le dio un pequeño un apretón.- El niño que está en la foto es mi hijo Jonathan, él está en Vancouver, prométeme que lo cuidarás como si fuera tuyo, háblale de mí, pero solo cosas buenas, hasta que necesite algún consejo, sé que alguna de las muchas cosas que he hecho no han estado bien, pero si algo le llega a pasar a él, no me lo perdonaría, lo llevarás a la escuela, que decida estudiar lo que quiera, que no se enrolle con mucha chicas o con chicos si es lo que decide en e futuro, cuídalo mucho.

-Entiendo.- Philippe entendía lo que Samantha le estaba dejando en caso de que no regresara.- Pero promete que regresarás por el niño y por Anne.

-No puedo prometer cosas así.- Samantha abrazó a Philippe mientras las gatas comenzaban a derramar lágrimas con maullidos alrededor de ellos y se acercó a su oreja.- Pero haré mi mejor esfuerzo, eso tenlo por seguro.

Samantha se despidió por última vez de sus niñas mientras sentía como las energías de los miles de convertidos se comenzaba a acercar y sintió de repente la energía de su madre que estaba a unos cuantos kilómetros de distancia, las gatas siguieron a Samantha, sabían que en algún punto ya no podrían acompañarla por el hechizo que tenían, así decidieron todas que hasta que no pudieran acompañarla, regresarían a la hacienda.

EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora