Capítulo 69

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Leona Lewis fue acorralada por los varones del lado enemigo, ella observó que ya se habían cargado a Zev Williams y a Robert Juls, al igual que varios de los miles de convertidos que trajeron al campo de pelea, su lado estaba perdiendo la batalla, con los cuatro cabecillas muertos, perderían la guerra.

Pero no lo harían, a pesar de estar sufriendo en una situación así, Leona pensó en varios puntos antes de partir a Lacock, Inglaterra, y uno de ellos estaba cumpliéndose, el caso hipotético de que pasaría si solo quedaban Elizabeth Evans y ella peleando. Su tribu era la respuesta.

Activó pues unas ventanas parecidas a las que Jaime Royal había usado contra ella, pero esas ventanas, no partían desde un espacio inexistente, lo hacían desde su lugar secreto en donde estaban almas de viejos brujos aliados que habían muerto o caído en pequeñas guerras que había estado involucrada.

En el mundo existían siete tribus de brujos, algunas más grandes que otras, en Europa existían dos, la oscura y la luminosa, Leona había sido expulsada de la luminosa varios años atrás y se refugió en la tribu de África en donde le enseñaron las magias de la oscuridad, pero las poderosas.

Las almas de los viejos brujos tomaron en su mayoría, cuerpos de lobos nobles caídos, quienes al levantarse de escuchaban el crujir de los músculos y huesos que deberían estar descansando.

Jaime estaba preocupado por Anne, quien parecía que no iba a despertar, pero su alma tenía pendientes con un ente superior a todos los que estaban en el campo de batalla, la diosa Luna. Anne entendió que si volvió al lugar en donde había estado, significaba que ya era la hora de irse.

El lugar era un jardín, la diosa Luna estaba sentada encima de un mantel cuadriculado, mientras tomaba el té, volvió a sentir una tranquilidad, similar a cuando estaba en los brazos de Samantha, la diosa Luna estaba disfrutando del té y le sonrió a Anne en cuanto llegó un poco deslumbrada por la luz que ella soltaba.

-Hija mía, ¿Qué has hecho?.- La diosa Luna observó que el cuerpo de Anne seguía en la tierra, pero su alma estaba con ella.

-He tenido que hacer lo correcto, para salvar a los míos.- Anne le entraron unas repentinas ganas de llorar.-  No sé si podré regresar.

-Lo harás, alguien ha pagado con su vida.- La diosa Luna dirigió su dedo hacia un lugar del pequeño jardín en donde se abrió una puerta.

Anne observó como alguien entraba por la pequeña puerta que la diosa luna había abierto, entró Margaret Royal, quien entró como su mano tapando su vista debido a que era la primera vez que veía la intensidad de la luz de la diosa Luna.

-¡Señora Margaret!.- Anne estaba realmente sorprendida por que una pequeña parte de ella la recordaba, sentía como si le hubiesen quitado sus recuerdos.- ¿Qué está haciendo aquí?

-Oh, tuve que dar mi alma para que tu pudieras vivir.- Margaret recibió a una rápida Anne quien tan pronto se fundió en un abrazo rompió a llorar en sus brazos.- Mi niña ya no llores, lo hecho ya está.

Margaret solo consolaba a Anne mientras le acariciaba el cabello, como solía hacerlo cuando se caía de niña, cosa que hizo que Anne llorara con más ganas, Margaret miró a la diosa Luna quien solo le asentía, dándole el permiso para poder despedirse de la niña que crió junto a su nieto.

-Pequeña escúchame.- Anne miró a Margaret Royal, a quien siempre consideró como su madre.- Me despido de ti, y quiero que nunca te lamentes de la decisión que hice, dile a Jaime que lo quiero mucho, cría bien a ese niño Jonathan, es un niño especial y muy inteligente. 

-Margaret fuiste como una madre para mí.- Anne dijo con la voz entrecortada mientras limpiaba las lágrimas que caían por sus pómulos.- La quiero mucho, me he quedado sin palabras, pero sabes que es lo quiero decir, mis recuerdos se han desvanecido, no se han donde han parado.

EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora