Capítulo 82

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Cinco años, cinco años habían pasado desde que el padre de los Evans, Erick había llegado a Vancouver, en ese momento se encontraban en la graduación de la secundaria de los hijos de Jaime y el de Samantha, ahí estaban todos aplaudiendo.

Samantha con Anne quienes le festejaban a los siete chiquillos, Tyler con su ahora esposa Noa, ambos se casaron a los cuatro años de noviazgo, fiesta que duró más de una semana debido a las tradiciones que los acompañantes hicieron ya que quien se estaba casando era su Noa, la hija de la familia real de acompañantes, quienes llegaron de imprevisto.

Dan se encontraba con su gran grupo de amigos, Jaime, Dylan, Ezequiel apoyando con gritos a los niños que se graduaban con dos años de diferencia al resto de sus compañeros, a todos les entregaron sus papeles y se tomaron la foto del recuerdo con sus togas y birretes.

Jaime llevó a todos a su cafetería, con la esperanza de llevar después a los niños a un restaurante que había descubierto en España, en una ocasión que andaba en una reunión con la tribu europea, que sabía que le encantaría a sus hijos y a Jonathan, así que una vez que llegaron a la cafetería supuestamente por que Jaime invitaría toda la comida que se haría por la celebración de sus niños recién graduados.

Todos comieron las cosas que Jaime dejó preparadas y listas desde horas atrás que había hecho con los hermanos Evans, quienes ayudaron con gusto lo que comerían horas más tarde, en los platillos había un gran cerdo cocinado, dorado y jugoso, que se mostraba como uno de los platos más importantes de la mesa, que era constantemente mirado por Anne quien quería comer, pero no sabía como iba a caerle aquel alimento.

Ella se decidió en probarlo y tomó una de las piernas del dorado y cocido animal que tenía una manzana rojo en su hocico recordándole el color de los ojos de Samantha al tornarse de ese color por el contacto y olor que la sangre.

Todos en la mesa se servían un poco de todos, atiborrando sus platos de comida que el toque que tenía Jaime Royal les daba, menos los niños, quienes habían escuchado de la boca de Jaime salir las palabras, "No coman tanto por que les tengo una sorpresa", y si él lo decía es por que tenían que hacerle caso, incluso Jonathan quien sabía que las sorpresas que su tío siempre eran muy gratas.

Samantha veía como su padre se la pasaba elogiando al joven Jaime diciéndole que nunca había comido nada tan rico como esos momentos, estaba más sonriente de lo normal ya que tenía unas cuantas copas de vino encima con el pretexto de estar consumiendo alimentos "pesados".

Después de un tiempo de que todos los adultos comiesen lo que Jaime había preparado, Jaime le pidió permiso a Samantha de llevarse y cuidar de Jonathan para ir al plan de ir a España al restaurante que sabía que le iba a gustar, además de que él tenía varios asuntos y personajes que llegarían a acompañarlo a comer.

Samantha le dejó a su hijo sabiendo que Jaime era un adulto responsable quien quería a Jonathan tanto como uno de sus seis hijos que se habían acoplado al igual que Jonathan a la escuela, a pesar de ser más chicos que la edad ideal que deberían tener, eso era bueno, lo único que si le dolía es que pronto se mudarían de Vancouver.

Samantha se despidió de sus hermanos, amigos y padre, tenía unos asuntos que discutir con Sergey, quien estaba por llegar a Vancouver, lo pasaría a recoger al aeropuerto, las cosas hasta ahora iban bien.

Las cosas con los lobos en Rusia iban de maravilla, la tarea que años atrás le había dejado la diosa Luna la estaba cumpliendo gracias a su casi hermano Sergey Inavov, las almas gemelas de los casi cuarenta lobos puros que llegaron como arte de magia a Rusia, ahora vivían en unos pequeños condominios que era propiedad de Sergey, muchas de estas parejas ya habían tenido muchas camadas de niños lobos puros, quienes la mayoría no superaba los cuatro años.

EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora