《 Epílogo 02 》

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Bonita y encantadora, dulce e inteligente, como si hubiera sido un adolescente me dejé arrastrar por sus mentiras, caer en el dulce mundo de su sonrisa era más tentador que clavarme los puñales de la dolorosa realidad, para empezar, su verdadero nombre ni siquiera era Wendy.

Son SeungWan, así se llamaba, hija única de un matrimonio coreano, nació en medio de oro y plata, sus padres eran dueños de una de las empresas más importantes de Corea, me atrevería a decir que la más importante.

Su familia era conservadora, el tradicionalismo lo era todo para ellos, aparte del dinero, claro. Desde pequeña fue educada para ser la esposa perfecta, cuidar de la casa, criar niños, saber que no debía meter las narices en los asuntos de su futuro esposo, siempre callada, siempre sumisa.

Estas doctrinas tan estrictas de sus padres fueron el detonante de su enfermedad, desde pequeña Wendy empezó a sentir envidia por el sexo masculino, los hombres eran libres, líderes, aparentemente superiores a ella por haber nacido mujer.

Otra cosa que envidiaba mucho era a los niños de bajos recursos, aquellos que vivían en casa pequeñas y jugaban con arena en los parques, en esa clase parecía no haber jerarquía, los niños y niñas eran iguales, ellos tenían una infancia tan maravillosa, llena de recuerdos amorosos, lejos de sus estúpidos problemas de saber usar los cubiertos, aprender a leer libros en varios idiomas y tratar de parecer la niñita perfecta.

Los niños de clase baja tenían la infancia que ella nunca pudo tener.

A los 19 la comprometieron con Kim JongDae, el heredero de otra empresa muy importante, juntos formarían un imperio, o al menos eso se esperaba antes de que Wendy huyera cuando faltaba una semana para la boda. No quería seguir bajo las estúpidas reglas de los ricos, no quería ser un títere, ni el adorno de una casa, los malos tratos y las miradas frías ante cada acción que hacía la iban a volver loca, corrijo, la volvieron loca.

Eligió un país al azar y huyó, Canadá, ese fue el elegido. Ya en Canadá se cambió de nombre y buscó un trabajo, pasó aproximadamente dos años escapando, JongDae se obsesionó con ella, la quería de vuelta, quería casarse con ella y hacerla pagar durante toda su vida la humillación que le había hecho pasar delante de todos sus amigos y gente importante que estaba invitada a la boda.

Dos años sola, yendo de un lado a otro, dejó tantos trabajos abandonados que a duras penas tenía dinero para comer, durante todo ese tiempo tuvo que cambiar de nombre tres veces, vivir con miedo de ser encontrada terminó de condenarla, fue entonces cuando nació él, M.

Según lo que le habían enseñado, los hombres tenían poder, ¿por qué no ser uno entonces? Un hombre capaz de aguantar cualquier circunstancia, astuto, sin escrúpulos, tan jodidamente malo que nunca nadie podría lastimarlo otra vez.

M en un principio no tenía nombre, no necesitaba uno, no tenía a nadie, así que no necesitaba un nombre para que lo llamaran. Durante años se camufló detrás de la bondad de Wendy, la mantenía con él porque Wendy era buena relacionándose con la gente, era bonita y dulce, todos la amaban, odiaba a las personas, sí, pero eran necesarias, todo para M era más fácil cuando Wendy ganaba el amor de alguien, la gente que ama es fácil de manipular.

Por otro lado también odiaba a Wendy, por su cobardía él era infeliz, lo había creado sólo para que la protegiera, esa maldita egoísta lo estaba utilizando como la habían utilizado a ella, ¿por qué le hacía algo que ella sabía bien que dolía?

En realidad todo aquello de la doble personalidad era un recurso de protección que había desarrollado el subconsciente de Wendy, ella no tenía la menor idea de la existencia de M y no la tuvo hasta que Mark se lo contó.

Vegetarià | JohnMarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora