Lo dijo, mierda lo dijo. No debió dejarse llevar por sus emociones, no debió ceder ante la presión de querer ganarle una discusión a Johnny por primera vez, fue estúpido e infantil.
El mayor mira hacia delante, incapaz de entonar palabra o siquiera de respirar, hay un nudo en su estómago y un sin número de letras se mezclan en su cabeza formando frases de alertas que no logra comprender. Mareado por la energía pesada del auto Mark abre la puerta para salir, John al fin reacciona, trata de sujetarlo, pero su movimiento lento y débil no logra alcanzar el delgado brazo de su novio, finalmente se ve obligado a bajar del auto también y caminar con prisa hasta alcanzar a Mark.
—¿Qué? —pregunta el menor frunciendo el ceño, tratando con todas sus fuerzas de que John no note que en cualquier momento romperá en llanto —¿Qué pasa?
Puede sentir las manos de Johnny a cada lado de su cuerpo, sujetándolo suave, mirándolo confundido, tal vez de la impresión olvidó cómo hablar. Mark da dos pasos adelante y eso basta para que John lo envuelva con sus brazos como si fuera la cosa más pequeñita y frágil del planeta.
—Johnny... —solloza el menor contra el pecho de su novio.
—Shhh, está bien, no hace falta que digas nada más.
—N-necesito explicarte mejor.
—No hace falta cielo —susurra contra su oído acariciando delicadamente su espalda —porque no te creo nada —John lo aleja —Sabes que no soporto la idea de que te lastimes y decidiste inventar algo tan horrible sólo para hacerme sentir mal, eres un jodido enfermo.
Mark suspira, de cansancio, decepción, alivio tal vez, su cabeza duele, todo su cuerpo se siente cansado, necesita una siesta. John lo suelta y lo aparta con brusquedad antes de caminar hasta su auto y desaparecer pocos minutos después sin siquiera regresarlo a ver.
Es mejor así, habría sido un auténtico desastre si John le hubiera creído, probablemente ahora estaría en una comisaría frente a un policía o un psicólogo del gobierno contando todas las cosas horribles que M le ha hecho. Abogados, jueces, trabajadores sociales, más y más psicólogos, psiquiatras, todo eso es tan agotador, física y mentalmente, no vale la pena, es mejor callar.
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Un día y diez horas, acaba de romper su récord de tiempo sin hablar con Johnny, lástima que el nuevo logro termina ahí. Frente a él está la casa de John, no hay ningún auto así que supone que los señores Seo no están, Mark va hasta la puerta, está abierta, como siempre John siendo un completo descuidado.
Tres toques es suficiente para que una voz grave le dé permiso para abrir, al verlo entrar John se saca los audífonos y se sienta en su cama, no demuestra sorpresa alguna, como si su visita luego de haber discutido fuera algo que daba por hecho.
—¿Viniste a disculparte? —pregunta palmeando el espacio libre en la cama junto a él —Siéntate.
El menor obedece y se acerca con pasos pequeños, aunque todo su cuerpo quiera correr hasta los brazos de Johnny, también está la opinión de su cabeza, quien le grita que salga de ahí.
No puede irse, un día, una hora, un minuto más sin John y enloquecerá. El día anterior fue totalmente horrible sin el mensaje de buenas días de Johnny, su sonrisa al recogerlo para ir al colegio, caminar sin entrelazar la mano del mayor no tiene sentido y ni hablar del vacío que sintió al irse a dormir sin él besito suave y dulce que le da Johnny cuando se despiden en la noche.
Todo lo que rodea a Mark es 100% malo, así que no puede darse el lujo de buscar a alguien perfecto, con las pocas cosas buenas que Johnny le da es suficiente, más allá, se siente agradecido de que la vida le esté dando la oportunidad de recibir amor, aunque no sea su mejor variante, amor tóxico o no, amor es amor.
—Johnny, ¿p-podrías ser más suave?
—Luego del jodido disgusto que me hiciste pasar creo que tengo derecho a follarte con la fuerza que me dé la gana.
Sin más vuelve a enterrarse en el menor, Mark permanece quieto con los ojos fuertemente cerrados, deseando que Johnny se corra lo antes posible. Siempre es así, John sujetándolo con fuerza de la cadera y penetrándolo sin cuidado alguno, con cada movimiento puede sentir un agudo dolor en su espalda baja que recorre toda su columna vertebral dándole un espantoso cansancio y la sensación de que sus huesos están hechos polvo.
Si tan sólo Johnny sintiera un poco del ardor que él experimenta, seguramente entendería porqué trata de evitar el sexo a toda costa, sin mencionar el dolor emocional. Esta vez fue sexo de reconciliación, no pudo negarse, pobre de él si lo hubiera intentado, es preferible prestarle su cuerpo a Johnny que ponerlo de mal humor y escucharlo decir cosas hirientes.
—John, por favor —se queja aferrándose a la espalda desnuda de su novio —sé más suave, me estás lastimando.
A regañadientes Johnny cede, acaricia las piernas de Mark mientras lo besa, totalmente encantado por saber que ese hermoso ser es sólo suyo y que sólo él lo puede tener así.
Tal vez suene falso, especialmente por su fama de playboy, pero ya no puede imaginarse teniendo sexo con alguien que no sea Mark. Es especial, es diferente, es sentir que su corazón se derrite de amor porque no hay gemidos más suaves y dulces que los de Mark, ni cuerpo más sexy que el de su bebé.
John no sabía que se ponía tener sexo con amor.
John no entiende porqué a Mark le gusta molestarlo si él lo único que quiere es protegerlo y amarlo.
John es tan jodidamente manipulador y enfermo que ha caído en sus propias mentiras, donde su actitud está bien y Mark es el problema, donde se promete que dejará de lastimar al menor cuando logre corregirlo, sin saber que pasará todo lo contrario, cuanto más lastime y manipule a Mark, más dependiente será de tenerlo bajo control y así seguirá el tiempo hasta que un día boom, la inestable base que soporta su relación caerá hacia un lado y alguien saldrá lastimado, muy, muy lastimado.
Una suave sábana blanca cubre el cuerpo de ambos, Mark descansa sobre el pecho de John luego de que el mayor al fin se corriera, es como su recompensa por darle placer a John, poder acurrucarse sobre él y pedirle tantos mimos como le plazca.
—Tal vez no lo notaste porque estábamos discutiendo —susurra John pasando sus dedos por el cabello del menor —pero lo dije al fin.
—¿Uhm? ¿Decir qué?
—Que te amo.
Silencio, repentinamente hay un silencio tan profundo y puro que cualquier ruido, por mínimo que fuera, podría ser detectado. El rostro inexpresivo de Mark es un inmenso pergamino totalmente imposible de entender y eso sólo logra tensar más el ambiente.
Ansioso Johnny sigue acariciándole el cabello, su corazón late como aquella vez que le pidió que sea su novio, si Mark no habla rápido terminará sufriendo un paro cardíaco por los nervios.
—¿Y? —Johnny se incorpora y sienta a Mark frente a él —¿No responderás que me amas también?
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Publiqué la versión TaeTen de Vegetarià, ya les había explicado, pero voy a repetirlo, es un fanfic totalmente independiente a este que cuenta la historia de TaeYong y Ten que pudieron leer en capítulos pasados. Se llama Vegetarià: Princesa, espero que le den una oportunidad ♡
—Gigi .