Los ojos de Mark se pasean por el delgado cuerpo de DongHyuck, se lo ve tan... mal. Cuando lo conoció era un chico de mejillas gorditas y rostro brillante, su sonrisa y espontaneidad iluminaban todo lugar al que llegaba, un completo sol, pero ahora, ahora está extremadamente delgado, todo su cuerpo lleno de moretones como si fuera un simple trozo de carne sin valor alguno.
Aún así DongHyuck no deja de sonreír mientras le cuenta lo divertido que fue ir a comprar los cereales y la leche que se está comiendo, su voz suena animada y chillona, es triste porque la simpatía y calidez natural de DongHyuck no permiten ver lo dañado que está por dentro.
Cuando él está triste se nota a miles de kilómetros, si DongHyuck está triste nadie más que DongHyuck lo puede saber. Es desesperante querer pedir ayuda y no tener voz, pero es mucho peor estar encerrado bajo la máscara que tu propio cuerpo ha creado, es decir, ¿quién ayudaría a alguien que sonríe tan ampliamente?
Deja de sonreír, a mí no me engañas, ten en cuenta que en esta red de mentiras la única persona que saldrá perdiendo eres tú.
—¿Por qué no comes carne?
—¿Por qué mi papá te golpea? —contraataca Mark tomando por sorpresa a DongHyuck —Quiero decir, ¿por qué dejas que te golpee?
—¿Qué te hace pensar que me golpea? —la mirada de Mark hacia su cuerpo es más que clara —¿Y por qué crees que es Taeil?
—¿Te auto-golpeas?
—Eso sonó estúpido —ríe DongHyuck cruzándose de piernas —tienes razón, fue Taeil.
—¿Y lo dices como si nada? Deberías detenerlo o si tienes miedo podrías denunciarlo.
—Me estás pidiendo que denuncie a tu padre cuando tú y yo sabemos perfectamente que se fugó de la cárcel en Canadá y que si lo vuelven a encerrar probablemente se pudrirá en una cárcel de máxima seguridad, ¿qué clase de mal hijo eres?
La sala queda en silencio, a excepción del ruido metálico que hace la cuchara de DongHyuck cuando choca contra el bol con cereales. El chico le dijo que su papá está durmiendo y que si quiere verlo será mejor esperar a que se levante por su cuenta, al parecer una vez él lo levantó y no le fue muy bien.
DongHyuck tiene un corte en su muslo derecho que le recuerda que no debe levantar a Taeil, más bien DongHyuck tiene muchas marcas en su cuerpo que le recuerdan todas las cosas que no debe hacer si no quiere que Taeil se enoje con él.
Ambos deciden ver una película en la vieja televisión que hay en la sala, aunque esa cosa más que una televisión parece una caja gigante con pequeñas personas dentro. Una hora después la poca luz del sol que quedaba afuera desaparece y la noche llega en todo su esplendor con una bonita oscuridad azul y una agradable brisa que se cuela por el cristal roto de la ventana de la cocina.
Es tarde, debería irse, pero aún no ha visto a su papá y a pesar de que no entiende muy bien que saca con eso, igual se queda hasta que el reloj marca las nueve y un semidesnudo Taeil sale de la habitación y camina hasta sentarse junto a DongHyuck, a quien besa profundamente antes de fruncir el ceño, ¿por qué se siente celoso cuando su padre besa a DongHyuck? Es extraño.
—DongHyuck, ¿estuviste comiendo cereales?
—¿No?
—Sabes que no puedes comer dulces, ¿cuándo mierda los compraste? —su mano hace a un lado a DongHyuck para poder ver a Mark —¿Y tú qué haces aquí? Es tarde, Wendy se preocupará.
—Wendy cree que estoy en casa de Johnny.
—¿Otra vez te peleaste con el idiota de Johnny?
—Johnny no es idiota papá.
—Sí lo es —bufa Taeil cambiando de canal —¿tienes hambre? ¿Ya cenaste?
—Comimos cereales.
—¡Shhh! —DongHyuck le cubre la boca sintiendo un mini infarto —¡Traidor! —susurra indignado —Yo que te compartí de mis cereales.
—No hace falta que susurres, desde que te besé estás en problemas.
El pobre DongHyuck siente su cuerpo tensarse, debe ideárselas para que Mark se vaya muy tarde, si tiene suerte hasta entonces Taeil se olvidará del asunto. Y sí, la suerte está de su lado, porque Taeil encuentra una buena película que hace que Mark no tenga ninguna intención de irse, mejor aún, a pocos minutos de que la película acabe se queda dormido y como ya ha ocurrido muchas otras veces Taeil le ordena que traiga una almohada y una manta mientras él acomoda el sofá-cama para que Mark pueda dormir cómodamente en la sala.
—Él me preguntó porqué me golpeas —sonríe DongHyuck poniéndose el pijama.
—Porque eres un malcriado de padres ricos, necesitas a alguien que te corrija y si tus padres no lo hacen, lo haré yo.
—¿Con qué derecho?
—Con el derecho de que te amo.
—También amas a Mark, ¿por qué a él no le pegas? Mark siempre te contesta feo, yo ni siquiera puedo mirarte mal.
—Es diferente, tengo suerte de que Mark me deje amarlo, no quiero asustarlo y volverlo a perder, no podría vivir sin él, en cambio tú, a ti te puedo botar en cualquier momento, no me afectaría mucho.
DongHyuck sonríe, sí, DongHyuck siempre sonríe sin importar que sea por algo bueno o malo, le da un beso pequeñito a Taeil y pone el brazo del mayor sobre su cintura, ama sentirlo cerca, ama la respiración caliente sobre su cuello, ama su olor, voz, manos, corte de cabello, cada pequeño detalle de Taeil es una obra de arte para Lee DongHyuck.
En los sueños de DongHyuck el mayor no es un fugitivo de la ley, sino un hombre normal, con una vida normal, un trabajo normal, una familia normal, que le pide normalmente ser su novio y luego tienen una relación normal, hermosa, digna de contar de principio a fin el día de su boda, en sus sueños todo es tan perfecto que todas las mañanas, cuando el sol sale y el puto gallo mascota de la vecina canta, desea con todas sus fuerzas pegarse un tiro.
—Puto gallo —refunfuña DongHyuck sentándose sobre la cama —un día de estos la vecina se descuida y te juro que te voy a hacer caldo.
¿Cómo es posible que la noche pase tan rápido? Necesita cereales para reponer energías, sí, ayer se salvó y otra vez se la está jugando, no importa, la vida es un riesgo y la adrenalina su mejor combustible.
Luego de ponerse sus ridículas pantuflas de patito va como todo un zombie profesional hasta la cocina, tratando de recordar cada detalle de su sueño, aunque ya se lo sabe de memoria, pues desde que conoció a Taeil siempre ha sido lo mismo. Él teniendo una relación perfecta con el mayor, ambos amándose mucho y de manera muy bonita por el resto de sus vidas, aunque hay algo raro, sueña con una relación perfecta, pero en esos sueños se sigue viendo con moretones.
—Ayer me traicionaste y hoy osas sacar mis cereales de su escondite secreto para desayunar —frunce el ceño DongHyuck al encontrarse con Mark en la cocina —me gusta tu cinismo, seamos amigos.
—¿Y tu perrito? —dice Mark con sus mejillas llenas de cereal —No lo he visto desde que llegué ayer.
—Oh, Taeil se llevó a Bamie al veterinario hace unos días, pero se escapó cuando lo dejó amarrado fuera del supermercado porque debía entrar a comprar verduras —por primera vez DongHyuck no sonríe —lo he estado buscando, pero Taeil se enojó conmigo así que me rendí, estoy preocupado por él, tenía una patita rota.
Las manos de Mark comienzan a temblar y se le hace inevitable que se le caiga la cuchara, su estómago se contrae haciéndolo derramar pequeñas lágrimas de dolor. DongHyuck se acerca corriendo a él, Taeil se le une segundos después.
—Mentiroso, maldito mentiroso —grita Mark empujando a su padre —¡dijiste que no lo harías nunca más! ¡Dijiste que ibas a cambiar!
—¿D-de qué estás hablando? —pregunta Taeil tratando de acercarse a él.
—Se acabó, no quiero volver a verte nunca más, estás muerto para mí.
—Mark, hijo espera —apenas la puerta es cerrada con un gran golpe Taeil se gira en dirección a DongHyuck y lo sujeta del cuello con rabia —¿qué mierda le dijiste?
Marca número 37, no hablar con Mark si Taeil no está presente.