La mirada ansiosa de Johnny rompe su corazoncito, ¿de verdad no sabe la respuesta? Después de haberle mostrado lo débil que es ante su voluntad y de haber regresado a él sin importar cuánto daño le haga, ¿es posible que se sienta nervioso por algo que es más que obvio?
—Te amo —y no duda ni un segundo en decírselo —te amo muchísimo, John —repite dándole un beso pequeñito en los labios —nunca lo dudes.
La sonrisa de Johnny es instantánea y muy grande, para Mark se interpreta como un: "Es un paso importante en nuestra relación, está feliz", para Johnny es más bien: "Es completamente mío y siempre hará todo lo que le ordeno".
Al acabar de darse mimitos John va a ducharse y Mark se viste para volver a casa, planeaba ducharse con John, pero un extraño mensaje de YoonOh lo hizo cambiar de planes. Yoon dijo que llegaría a su casa en cinco minutos y que necesita hablar con él, así que ahora debe ir rápido y limpiar todo el desastre que hay en su habitación, bueno, ese era el plan hasta que se encontró al señor M sentado sobre su cama, esperándolo con una paciencia que no existe en él.
—Mark, pequeño, ¿dónde estabas?
—E-en casa de Johnny.
Y eso es suficiente para despertar la furia de M, quien odia compartir, con toda su fuerza agarra a Mark del cuello y lo lanza contra suelo, de repente un ruido se escucha en la habitación de al lado, mierda, M maldice en voz baja y va a revisar el cuarto de Wendy por si hay algo extraño.
El camino queda libre, Mark perfectamente podría escapar y quién sabe, no regresar hasta estar seguro de que Wendy volvió a casa, podría pedirle ayuda a John, podría ir a la policía, podría, podría hacer muchas cosas, pero no las hará, porque al igual que los animales atados a estacas en cautiverio, cree que escapar es imposible. Un cachorro atado a un estaca no tiene la suficiente fuerza para soltarse, el problema radica en que cuando es grande y sí tiene la fuerza para hacerlo, ya perdió la fe, la ahora débil cuerda que lo martirizó toda su infancia se convierte en una cadena de recuerdos.
—¿Qué haces en el suelo? —YoonOh llegó —¿Te tropezaste o algo? —pregunta riendo con ese encanto que sólo él tiene —Espera, te ayudaré a levantart...
En un abrir y cerrar de ojos YoonOh entra a la habitación y cierra la puerta haciendo un estruendoso golpe, de inmediato pone el seguro y una silla que trabe la cerradura, con la misma rapidez su fuerza se va, cae al suelo mientras sus ojos se llenan de lágrimas, un atisbo de ansiedad se muestra en su mirada llena de pánico.
—¿Qué hace él aquí? —exclama con un nudo cortando su garganta —¡¿Por qué demonios está él aquí Mark?!
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El clima estaba nublado, lo que les permitía a YoonOh y a Mark poder mirar al cielo sin lastimar sus ojos. Estaban sobre el césped del parque buscando formas bonitas en las nubes, con sus manitas entrelazadas y sus risas oyéndose por todo el lugar, entonces una gota cayó sobre la mejilla de Mark, había comenzado a llover.
—Vamos Yoonnie —se levantó Mark del suelo halando a YoonOh del brazo —vamos a mi casa antes de que empiece a llover fuerte y nos mojemos toda la ropa.
No importó lo mucho que se esforzaron en correr, la lluvia los alcanzó y terminaron hechos un desastre con barro hasta en el cabello. Al llegar a la casa de Mark se sacaron los zapatos y caminaron con pasos ligeros hasta la habitación del menor, pues Taeil estaba durmiendo sobre la mesa, o muy drogado, y no querían sobresaltarlo. El primero en ducharse fue Mark, quien esperó paciente en su habitación a que Yoonnie saliera del baño.