Por alguna razón Mark no deja de llorar y aunque le pregunte parece que no va a contestar, sólo le queda abrazarlo e intentar animarlo. Cuando se calma un poco lo lleva hasta su auto, regresar a clases no es una opción, su novio normalmente es callado y contesta a sus preguntas afirmando o negando con la cabeza, pero ahora no hace ni eso, sólo mira a la nada, perdido en sus pensamientos, dejándose mover como un muñeco cuando llegan a su casa y Johnny debe buscar en los bolsillos de su pantalón para encontrar las llaves y lograr entrar, sobre el mesón una nota de Wendy:
"Mark, cariño, me surgió un viaje de última hora a Neva York, vuelvo en dos días, te dejé tuppers con comida en la nevera".
Luego de llamar a su madre para decirle que se quedará a dormir en casa de Mark y de asegurarse de que Mark esté durmiendo tranquilamente en su cuarto, se da una ducha con agua tibia teniendo al fin tranquilidad para pensar en qué pudo afectar a Mark hasta el punto de hacerlo llorar tan intensamente, pero esa tranquilidad no dura mucho, un grito desgarrador lo alerta, con una toalla cubriéndolo de cintura para abajo corre hasta el cuarto de Mark, donde lo encuentra llorando con un desconocido junto a él.
—¿Quién eres tú? —pregunta el señor llevando el rostro de Mark hasta su pecho para abrazarlo.
—Soy Johnny.
—Oh, Johnny, Wendy me contó sobre ti, soy Xiumin, su actual pareja —le sonríe antes de regresar su atención a Mark —pero, ¿qué ocurrió? ¿Por qué está así? —John se encoge de hombros mirando nervioso al suelo —Wendy me dijo que tuvo que irse de improvisto así que vine a dejarte algo de dinero —Mark deja de llorar evitando en cualquier momento el contacto visual con Xiumin —tengo unos asuntos en la ciudad así que debo irme, me alegro de que estés aquí con él, Johnny, sino no podría haberlo dejado así, si ocurre algo por favor llámame.
Xiumin es un viejo amigo de su papá, su psicólogo en Canadá y actualmente el novio de Wendy, trabaja como psicólogo en Vancouver, pero también hace varios viajes a Estados Unidos donde va a charlas y convenciones con otros psicólogos, por lo que de vez en cuando visita a Wendy y a Mark.
—¿Podrías... —los oídos de John se agudizan al escucharlo decir la primera palabra desde la mañana —no tocarme? Por favor.
—¿Quieres que me vaya? —contesta quitando los brazos de su cintura —Dormiré en el sofá entonces.
—No, sólo no me toques.
***
El día en que Xiumin y Mark se conocieron fue algo raro, estaba lloviendo y sin embargo Mark seguía "jugando" en el parque, más que jugar estaba sentado al final del tobogán, entrelazando sus manitas, una de ellas estaba sangrado, consecuencia de las botellas de alcohol rotas que había en su casa.
—Hola Mark —un extraño se le acercó, el pequeño quería salir corriendo —soy un viejo amigo de Moon, no te asustes —le sonrió viendo la herida en su mano —también soy un psicólogo, ¿sabes lo que es un psicólogo? —Mark negó —Somos personas buenas que ayudamos a la gente como tu papi a sentirse mejor.
—¿Puede hacer que mi papi sonría?
—Claro que puedo, no te preocupes pequeño, a partir de hoy cuidaré de ti.
***
Hay algo extraño, definitivamente lo hay, al día siguiente Mark le dice que no irá al colegio, Johnny le pregunta si se siente mal, si algo le duele, Mark simplemente niega y se sienta en el sofá a ver los dibujos de la mañana, John sabe de sobra que los cerebritos no faltan así por así, la asistencia es un punto importante y perder clases no es una opción.
Coge un bol grande con cereales, dos cucharas y se sienta junto a Mark dispuesto a faltar también, desayunan y horas después almuerzan juntos, tirándose toda la temporada de 13RW, John con Mark sobre su regazo, contento de que no evitara el contacto como en la noche anterior, aunque los besos sí que los evita, haciéndose a un lado cada vez que se acerca a sus labios. Por último cenan una extraña lasaña de color verde ¿cuál es el problema de los vegetarianos con comer cosas verdes?
—Ya llegué —Wendy y una grande mochila con ropa pasan por el umbral de la puerta —Johnny, cariño, ¿has estado haciéndole compañía a Mark?
—Sí, señora.
—Que bien, ahora no me sentiré tan mal por todos los viajes que mi trabajo me obliga a hacer, te lo agradeceré con muchos bocaditos de nueces.
—Agradézcamelo convenciendo a Mark de que me acompañe a una fiesta.
—¿Por qué no vas cariño? Será divertido.
Y aunque negó muchas ves con la cabeza Wendy igual lo obligó a subirse al auto de Johnny, no a muchas calles una casa bien iluminada con la música por las nubes llama su atención, seguro debe ser ahí, su plan es pegarse a Johnny toda la noche, como la última vez, sólo que ahora John no se molestará, ¿verdad? Caminan cogidos de las mano, Mark apretando la de su novio excesivamente cuando ve algo que no le gusta.
—Johnny —sus pies se detienen con fuerza, sus ojos puestos sobre alguien en particular que está parado en la entrada de la casa con chicas a su alrededor —no quiero ir.
—Pero si ya estamos aquí.
—Suéltame —frunce el ceño al ver que John aprieta con más fuerza su mano —me quiero ir.
—¿Por qué?
—Por favor...
Una vez más sus ojos se cristalizan, ¿cuál es su problema?, ¿qué lo tiene así?, sin saber que decir lo lleva hasta la parte trasera de su auto donde lo abraza tratando de consolarlo, no puede llevarlo a casa así, Wendy pensará que él le hizo algo y no lo hizo, ¿verdad?
—Mark, bebé, si no me dices qué te pasa no puedo ayudarte —sus palabras quedan en el aire —está bien, no lo hagas.
Johnny descubre que tiene un poco más de paciencia de lo que creía, siguiendo a Mark por los pasillos para asegurarse de que no se ponga a llorar de la nada, aceptando que no quiera besarlo aunque a otra persona ya la habría mandado a volar para buscarse a alguien que sí lo bese, incluso pasando las tardes con Mark en vez de irse a fumar y beber por ahí, se está volviendo adicto a él, verlo dormir es su pasatiempo favorito, escuchar su voz mejor que cualquier otra droga que haya probado, abrazarlo mientras ven películas la mejor adrenalina, especialmente cuando sale alguna escena hot y su mente empieza a divagar con todo tipo de fantasías pervertidas donde Mark gime su nombre.
Cercanos al primer partido del campeonato el entrenador decide aumentar las horas de práctica y por primera vez en su vida Johnny maldice a todo ser viviente por eso, sus tardes de películas con Mark ya no serán posibles, ¿por qué sagrada razón en este mundo cruel sus horas con su bebé se reducirían? Espera, ¿qué es eso? ¿Por qué demonios ese rubio sujeta a Mark de las muñecas? Ambos están detrás de las escalinatas de la cancha de basquet, el rubio aprisionando a Mark contra la pared.
—¿Qué mierda hacen? —una mirada intensa más y el chico suelta a su novio yéndose con pasos firmes, Mark se deja caer en el suelo con sollozos saliendo de sus labios, Johnny por primera vez ignorándolo.
—John —lo llama débilmente al ver que se marcha.
—¿Qué quieres? ¿Me dirás qué te pasa?
—No puedo.
—Entonces me largo.
—Johnny...
—¿Johnny qué? ¡Joder! ¿Soy tu novio o un jodido pañuelo? ¡Sólo me llamas cuando quieres andar lloriqueando por ahí! —Johnny se pone de cuclillas frente a él, haciendo que Mark pueda sentir cada palabra gritada chocando contra su piel.
Una vez más se seca las lagrimas antes des sujetar el rostro de John con ambas manos para empezar a besarlo fogosamente, ya no es un pañuelo, la gente besa a sus novios no a los pañuelos.
—Siento haberte gritado, amor ¿te encuentras bien?
—No.