Amargo despertar

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Holas lectores.

No se asusten los que ya han leído este fic. No voy a cambiar en nada el fic, así que tranquis.

Solo cambié el título del capítulo porque no me llegó a convencer el que tenía en principio, así que... solo eso.

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Después de que Taemin dejara la casa que había compartido con Minho por casi 2 años, vagó por las calles de Seúl sin rumbo fijo. Con los ojos anegados en lágrimas, sin ver realmente por dónde iba.

Paso a paso, su mente solo lo hacía volver hacia atrás una y otra vez, a aquella época donde fue feliz al lado del pelinegro.

Donde en su vida no existía un maldito hijo de puta llamado Minwoo, que había llegado con su cara de mosca muerta con la única intención de arrebatarle lo que más amaba.

Caminó horas y horas sin sentir el cansancio que llevaba a cuestas por haber hecho un viaje tan largo desde la universidad que lo había acogido por un año, con la esperanza de que las cosas con su novio hubieran vuelto a ser como eran antes.

Ansiando tener un recibimiento como en el pasado, como cuando recién se había ido a estudiar y su novio lo recibía con los brazos abiertos, llenándolo de besos y palabras de amor, pidiéndole que no se volviera a ir, que dejara todo por él.

Pero no podía hacerlo. Taemin tenía una meta que cumplir y un sueño que alcanzar.

Un sueño que se desvaneció con el frío viento de la noche.

Un sueño llamado Minho.

*****

(1 hora antes)

Taemin llegaba muy emocionado, con la piel de gallina y un ramo de flores en una mano, mientras que con la otra, sujetaba su pequeña maleta de viaje plateada.

Había conseguido un permiso especial de una semana en su trabajo como profesor de danza en la misma universidad que estudiaba artes; la Universidad de Bellas Artes y Música de Tokio, donde estudiaba con una beca completa, gracias a su gran talento en las artes en general, pero sobre todo en el baile.

Abrió sigilosamente la puerta, sabiendo que probablemente a estas horas, su novio estaría ya acostado o repasando algún libro, ya que se acercaban exámenes muy importantes para él por ser su último año en producción audiovisual.

La luz del pequeño pasillo estaba encendida, mas no así las de las demás piezas, eso llamó su atención un poco porque si Minho estaba estudiando, lo haría en el comedor y si dormía, todo estaría en completa penumbra.

Dejó su manía por controlarlo todo de un lado, abandonando su maleta al lado de la entrada del departamento. Se quitó los zapatos con una sonrisa traviesa en el rostro, tomó con un poco de fuerza el ramo que traía en las manos para que no se le fuera a caer en algún momento, mientras le daba la sorpresa a su novio.

-¡Oh!- se sorprendió él abriendo los ojos- Esto es...- se acercó despacio a la mesa central del comedor.

Había dos lugares perfectamente acomodados ahí.

Un mantel blanco de encaje lo cubría, su preferido. 

Unas velas encendidas recientemente con agradable olor a vainilla y una botella de vino blanco reposando en una hielera.

-¿Acaso Minho sabía...?- se mordió el labio inferior, intentando no sonreir demasiado, las comisuras de sus labios empezaban a dolerle- ¡Kibum!- susurró, imaginando que había sido su amigo, el chismoso.

Dejó las flores sobre la mesa, oliéndolas primero antes de abandonarlas y dirigirse hacia la habitación. La puerta estaba semi abierta, así que pudo espiar por escasos segundos a su novio que se encontraba concentrado en el espejo de cuerpo entero frente a él.

«Se ve tan guapo»

Suspiró con anhelo y demasiado amor.

Estaba tan enamorado de ese hombre.

A sus cortos 20 años, Taemin podía asegurar que Minho era el gran y único amor de su vida.

Habían pasado tanto juntos.

Desde que se conocieron en el orfanato, él con apenas siete años y Minho a punto de cumplir los diez. Ambos chicos habían sido el soporte del otro. Siempre.

Mucho más ahora que eran novios, comprometidos para ser más precisos. 

Con un departamento que les había costado mucho adquirir y que aún estaban pagando.

Faltaban al menos otros cinco años para terminar de pagarlo y sería suyo. Igual que ese hombre que se acomodaba la corbata con una tímida sonrisa surcando su rostro.

Aún no lo había visto.

Taemin sabía bien cómo espiar a su novio cuando no quería ser visto.

Le gustaba pararse en un rincón y ver con paciencia cuando su adorado novio se vestía con esmero cada día al ir a la universidad.

Un suspiro más sonoro que no pudo evitar dejar salir, fue lo que puso en alerta al más alto.

-¡Taemin!- dijo dando un paso hacia atrás completamente asustado- ¿Qué haces aquí?- preguntó aturdido, intentando no tartamudear.

Taemin hasta ese momento todavía se sentía volar, no prestó atención a lo que había dicho Minho, o a las gotas de sudor que empezaban a asomarse desde su frente.

Puede que también lo haya ignorado intencionalmente, sólo él lo sabía.

-Te extrañé- dijo sin más. 

Teniendo los ojos de su novio sobre él, su sonrisa se amplió mucho más, y antes de que Minho pudiera reaccionar, ya tenía al menor colgando de su cuello, comiéndose su boca con esmero.

Minho no atinaba a nada, ni siquiera a cerrar los ojos o corresponder el beso.

Sus brazos estaban estirados a los lados, mientras su mente sólo lo llevaba a pensar en la forma de sacarlo de ahí o de impedir que su visita llegara.

Faltaba apenas algunos minutos para que aquella persona (la que realmente esperaba) llegara.

Una, para la que había preparado aquella elegante cena que aún no era servida.

Alguien, que evidentemente, no era Taemin.


*****

Hasta aquí el primer capítulo.

¿Muy poco?

No desesperen, mañana publico el segundo.

Espero que les guste esta historia tanto como a mí. Y para las que se están preguntando ¿qué pasó con Keun Suk?

Pues no se preocupen, también seguirá habiendo Príncipe, solo que como esta historia es homo, pues no puedo hacerlo con mi precioso Príncipe, en cambio el 2min me encanta y pues, no pude aguantarme.

Cuídense mucho, y hasta mañana.

Olvídame (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora