Odio infinito

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La voz ronca y medio baja del desconocido hizo que el pelinegro tragara nervioso.

Ambos tenían la mirada puesta en el otro.

Taemin achicó los ojos, intentando recordar quién era aquel personaje que a simple vista parecía no sentir ninguna simpatía hacia él.

-La última vez que te vi...- dio un paso más cerca del pelinegro- Te estabas muriendo en una cama de hospital...

Tae abrió los ojos impresionado y a la vez temeroso.

Sus manos empezaron a sudar de pronto, sintiendo su cuerpo entero congelarse en su sitio, mientras que distintas imágenes empezaban a desfilar ante sus ojos.

Imágenes difíciles de entender porque por su cerebro pasaban tan rápido que solo lograban marearlo y confundirlo más.

¿Qué me pasa?... ¿Qué es esto?

¿Quién... quién es él?...

Empezó a sudar frío, y a sentir que su presión iba en picada rápidamente.

-¿Cómo es posible que sigas vivo?...- el desconocido se acercó lenta y temerariamente a su rostro. Apretando los dientes en un gesto malicioso.

Taemin supo entonces que no era para nada bueno, que estuvieran los dos solos ahí.

Tenía miedo.

Inexplicablemente sintió temor por su vida.

Empezó a preguntarse si era por aquella persona frente a él, que sus amigos parecían querer protegerlo siempre.

Escondiéndole cosas, limitándolo a salir a ciertos lugares de la ciudad.

Evitando que demasiadas personas se acercaran a él.

Porque era en ese momento, sintiendo esa tenebrosa y dura voz cerca de su rostro, que se daba cuenta que su vida corría peligro.

El peli azul que ahora estaba parado justo frente a él, lo acorraló con su cuerpo contra el lavado, dejándolo sin escapatoria.

-...Si yo mismo me encargué de que no volvieras.

Taemin abrió los ojos muy grande ante tal revelación.

Su cerebro hizo cortocircuito.

Sus brazos fueron tomados con fuerza, sacudiéndolo.

Perdiéndose a la vez en esos ojos llenos de odio, temblando sin poder evitarlo, haciéndolo ver demasiado débil ante el enemigo.

-¿Volviste por Minho?- de pronto el agarre se hizo más fuerte, sintiendo cómo unas uñas cortas pero filosas se enterraban en su carne- ¡Responde!...- gruñó más cerca de su rostro.

Tae solo negó repetidas veces, tragando saliva nervioso.

-Nnno...- arrastró la sílaba con mucho esfuerzo.

El menor no sabía quién era esa persona, mucho menos el por qué lo odiaba tanto, y ese

«Yo hice mi parte...»

¿Qué significaba?

Y un rostro entre sombras pasó como relámpago delante de sus ojos.

«¿Minho?... ¡Él conoce a Minho...!»

-Tú no deberías estar aquí.

El susurro en su oído hizo que todo su cuerpo temblara, volviendo de sus confusos pensamientos.

Olvídame (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora