Capítulo final

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-Estás muy callado.

Taemin lo miró perdiéndose en sus ojos, al punto de no poder dar un paso más; en aquel paseo nocturno de vuelta a casa.

-...

-¿Algo te preocupa?- el castaño negó con debilidad- Changmin vuelve hoy, ¿Cierto? ¿O es que, otra vez se le "complicaron" las cosas?- esta vez el menor levantó las cejas molesto.

-No me gusta el tonito de tu pregunta, Minho.

-¿Acaso no es cierto?- metió las manos en sus bolsillos, restándole importancia a sus palabras. Comenzando a caminar nuevamente- Es tan obvio lo que está haciendo.

-¡Changmin no me engaña!- lo tomó de un brazo, logrando que se detenga- Si es lo que insinúas.

-Yo no he dicho eso.- arrugó el ceño también.

-¿Entonces qué? ¿Qué es lo que quieres decir?

-Nada.- soltó el aire, dispuesto a caminar otra vez.

-¿No lo vas a soltar?- habló detrás de él pero sin seguirlo, bufando molesto.- Ok... Me voy de aquí.

Se dio media vuelta, pretendiendo alejarse, pero Minho fue más rápido, atrapándolo en un fuerte abrazo contra su pecho.

-¡No!...No te vayas...- cerró los ojos, apoyando el mentón en su hombro- Lo siento. No quise molestarte hablando mal de él. Lo siento.

-No quieras ponerme en contra de él, Minho...- bajó la cabeza mirando el suelo, aún molesto- Por favor, déjame.

-Está bien. Perdóname ¿Sí?... Pero no te vayas. No volveré a decir nada que te incomode, o que tenga relación con... él.

A Minho le costaba un poco nombrar a su rival por su nombre de pila.

Sobre todo en frente de Tae.

Porque cuando se encontraba con sus amigos o familia, no lo bajaba de "idiota" o de "estúpida jirafa".

Taemin se tomó su tiempo antes de asentir, pero Minho no lo dejó ir.

Al contrario.

Colocó la nariz en su cuello, en una zona donde la camisa negra no cubría la suave y blanca piel.

Olisqueando descaradamente.

Sintiendo cómo de pronto, el más bajo se tensaba.

-¿Qué-qué haces?

Taemin contenía la respiración, pero podía sentir como todos sus sentidos se ponían alertas.

Minho sonrió triunfante al verlo contenerse.

Dejó un casto beso en su cuello, notando la piel de gallina cerca de la oreja.

Estaban en medio de la calle, pero por la hora, no había nadie.

Taemin no podía resistirse a la tentación.

Mucho menos, cuando miles de recuerdos se agolparon en su cabeza.

Era como si aquel recorrido, que ahora sus labios hacían; acariciando y dejando húmedos besos, lo transportaran a un tiempo no muy lejano.

Podía sentir la excitación creciendo en su cuerpo, tan rápido.

Tan peligroso.

Mientras intentaba con todas sus fuerzas no soltar ningún ruidito que lo avergonzara.

Pero era tan malditamente difícil.

Minho lo estaba llevando a la locura, y él no podía contenerse a no responder.

Olvídame (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora