08 ; i really like you.

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— ¿Qué tal el primer día de trabajo?— Se atrevió a hablar Renjun, haciendo al menor impresionar ya que el rubio no solía ser quien tomaba la iniciativa de hablar.

— Fue bueno, no esperé que el lugar estuviera tan lleno un sábado, ¿sabes?— El mayor rió bajito. Miró al chico que tenía al lado, éste se encontraba mirando a algunas casas de por ahí por lo tanto no sabía que tenía su mirada fija en él. Le parecía tan encantador. Tampoco se esperaba que el menor volteara tan rápido, porque ya estaba congelado como un bobo.— ¿Qué tanto me ves? ¿Estoy feo?

Renjun negó rápidamente al instante. ¿Feo? Jamás, Na Jaemin, tienes la sonrisa más hermosa de todas, los ojos más preciosos, eres encantador, ¿lo sabías ya? Déjame hacértelo saber.

Quizás no fue bueno haberse sumergido en sus pensamientos hablando consigo mismo de lo bello que era el menor, no se dió cuenta de que ya estaban en la puerta de la casa de Jeno, y tampoco se dió cuenta de que estaba muy cerca de Jaemin.

— ¡Oh Dios mío! Lo siento...— Se alejó un poco de él sintiendo sus mejillas arder al máximo, Dios, qué estúpido era.

La puerta fue abierta mientras Jaemin lo miraba con una sonrisa y reía un tanto, le dijo que no se preocupara al mayor y le tomó la mano para pasar a la casa de su amigo menos divertido. Ya dentro, Renjun se sentó en uno de los sillones de la sala, observó la casa con atención mientras Jaemin y Jeno hablaban en la cocina un rato. La casa se veía agradable, era como del tamaño de la suya pero el ambiente era diferente, totalmente.

La sala tenía unos sillones muy cómodos, incluso un televisor grandísimo. Si bien aquel lugar no era más grande que la casa de su mejor amigo, pero sin duda era muy acogedor. Miró a todos lados intentando buscar o ver alguna señal de los padres de Jeno, pero no notó nada, se sintió más tranquilo así, por lo menos no tendría que presentarse a los padres del chico, eso sería muy vergonzoso.

A lo lejos notó una pequeña estantería con algunas fotos enmarcadas. Su curiosidad era mayor y no podía controlar el hecho de que de por sí ya estaba de pie mirando las fotografías. Era Jeno de pequeño, en la imagen estaban sus padres y al parecer otros cuantos familiares. Junto a esa había otra donde solo estaba el chico cuando era un bebé, y junto a esa otra donde al parecer se veía más grande y con una hermosa sonrisa como tiene actualmente. Se veía demasiado tierno en las fotografías que no pudo evitar sonreír al verlo. Su familia también guardaba fotos suyas de pequeño pero le daba demasiada vergüenza que las dejaran a la vista de cualquiera que pudiera entrar a su casa.

No se percató nuevamente del tiempo que seguía pasando, no sabía bien cuánto había durado ahí observando las fotos, pero se sorprendió al ver a ambos chicos en la sala junto con él, el castaño sonriéndole y el pelirosa tomando asiento en uno de los sillones.

— ¿Te gustan? Le rogué a mi madre que no los colocara, siempre que vienen los miran y realmente me pongo rojo cada vez que me hacen cumplidos por mis fotos de pequeño.— El castaño rió un poco. Lo miró, quiso decirle que se veía aún tierno como en sus fotos solo que ahora con un toque más varonil, claro.

— Te ves tierno, aquí y ahora. No te avergüences.— Al ver cómo Jeno se sorprendió por sus palabras, sonrió un tanto nervioso, en serio sus mejillas se habían puesto rojas y eso lo hizo ver mucho más tierno y lindo de lo que ya era.— Ah... lindo.

— Bueno, no quiero ver cómo se coquetean si no me invitan a hacer lo mismo.— Jeno miró al menor con una mirada un tanto furiosa, su cabeza hizo clic, estaban siendo ridículos.— Mírate, eres un tomate.

Jeno jaló unos cuantos cabellos al menor y éste gimió un tanto de dolor intentando darle un golpe y fallando ya que el castaño fue más rápido para esquivarlo. Renjun veía la situación, ellos en serio eran unidos y muy graciosos, parecían como hermanos. Tan juguetones, tan felices, parecían odiarse pero se amaban.

Aquellos dos chicos siguieron con sus intentos de atrapar al otro con golpes o cosquillas, Renjun miraba la situación y reía mientras escuchaba los quejidos de Jeno quien había sido atrapado por Jaemin mientras intentaba escapar. Él no solía tener esas guerras con Chenle, por lo general ambos eran más tranquilos, pero éste último no había estado tan presente junto a él ya que se encontraba tan concentrado en Jisung que simplemente sus conversaciones eran las mismas: el menor pidiéndole ayuda y él respondiéndole con lo que podía y creía que podía ayudarle. Estaría mintiendo si dijera que no tenía miedo de que su amigo se olvidara completamente de él solo por estar más al pendiente de su enamoramiento extraño.

De repente sus risas por ver a los dos chicos pelearse como perros fueron apagándose, pensó en un futuro en el que su único amigo se olvidara de él, donde ya no salieran juntos, donde ya no compartieran momentos sino que este ahora los compartiera con otro, con otro incluso más especial para su amigo que él mismo. Se sentó en uno de los sillones y suspiró. Hace días que no había compartido palabras con el peliverde, ahora estaba pasando más tiempo con ese chico.

¿Por qué su amigo no podía darse cuenta? ¿Cuánto tiempo no ha estado concentrado en una sola persona y no resultaba nada? ¿Por qué no pensaba que lo más probable era que ahora que estaba más cerca de aquel chico podía ser probable que solo estuviera jugando con sus sentimientos? Miró a los chicos frente a él nuevamente. ¿Y qué si a él también lo estaban tratando así por pena y que en cualquier momento lo podrían desechar? ¿Qué pasaría si esto del club no funcionaba? Se olvidarían de él, ¿cierto?

Sintió sus ojos picar un poco. No, no podía llorar ahí, mordió su labio como pudo para evitar que alguna lágrima se le escapara, no quería parecer un idiota o un llorón frente a los dos chicos.

Jaemin paró de hacerle cosquillas a Jeno y notó cómo Renjun se encontraba sentado con una cara demasiado tristona para su gusto. Le indicó al castaño que mirara al rubio y ambos se acercaron a él, el primero en habla fue Jeno.

— Hey, ¿qué pasa? ¿te sientes mal?— El rubio miró a ambos que estaban frente suyo sentados en el suelo. Negó pues no quería que se preocuparan por él.

— Seguro te sentiste un poco alejado, ¡lo siento! Jeno es muy estúpido.— Jaemin miró al nombrado con el ceño fruncido y este último hizo un sonido de confusión dándole un pequeño pellizco en el brazo al menor.

Renjun miró cómo ambos chicos empezarían una nueva pelea y no pudo evitar reír un tanto. Jaemin lo miró y le indicó a Jeno con señas a lo que el rubio no entendió qué harían. Rápidamente ambos chicos se levantaron y tomaron a Renjun para empezar a hacerle cosquillas. El mayor empezó a gritar y a reír hasta que logró escaparse.

— Oh, chicos, van a lamentarlo.— El rubio comenzó a correr en dirección a ellos y estos últimos dos corrieron hacia el gran jardín que tenía Jeno.

Como el jardín era tan grande, Renjun no puede decir con exactitud cuánto corrió. En medio del jardín había una piscina. Los menores se habían escondido de él por un momento y él intentaba mirar por todas partes donde podrían estar. Repentinamente una mano toca su espalda y lo empuja hacia la piscina, por suerte sabe nadar. Mira quién fue el culpable y con todos sus esfuerzos salió de la piscina logrando tirarlo a él también pero terminó cayendo junto a él.

Jeno salió unos minutos después de su escondite y dijo: — No pensé que estaban tan calientes como para tirarse a la piscina con estas temperaturas.— El castaño quiso darse la vuelta pero Jaemin fue más hábil para jalar el pantalón del castaño haciendo que este se desequilibrara y cayera dentro también.— ¡Idiota!

Minutos después salieron de allí y cerraron la puerta corrediza del jardín, sintiendo el calor de la gran casa por la calefacción que esta tenía. Renjun aún se encontraba riendo un poco junto a ellos mientras se secaba el cabello con una toalla.

— Ah, chicos, ustedes realmente son muy graciosos, de verdad me gustan mucho.— Nuevamente no se percató de las cosas que hacía o decía y unos dos minutos luego de lo que había dicho pudo notar las miradas atentas de Jeno y Jaemin.— Quiero decir... p-por que... me agradan mucho, digo, me hacen feliz. Saben, porque, me divierto con ustedes, ahm...— Ya podía sentir sus mejillas arder un poco y corrió hacia el baño.

— ¿Escuchaste eso? Qué tierno es.— Dijo Jaemin mientras sonreía con sus ojos posados en dirección a donde se había ido el más bajo.

— Sí... lo escuché.— Jeno quedó un tanto pensativo pero siguió secándose.— iré a buscar ropa, espero hayas traído la tuya, a ti no te daré.— Jaemin hizo un gesto ofendido mientras caminaba a buscar sus cosas.

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