10 ; like best friends, like lovers.

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Donghyuck era un idiota. Un idiota con mayúsculas, incluso tenía aquella palabra tatuada en la frente. ¿Cuándo se le dió por enamorarse de Mark Lee? Aquel chico no hacía más que ignorarlo, rechazarlo e humillarlo desde el día que se le declaró, pero claro, no era estúpido tampoco, no iba a dejar que lo siguieran humillando de tal manera ni que humillaran a otros. Por lo tanto, había gastado su tiempo en convivir, en ser amable con otros y no en pensar en su extraño gusto por el baboso canadiense.

El día que lo vió entrar por la puerta de su aula fue el día en el que se condenó muerto. Él, que tanto decía no enamorarse, que decía que amar era solo una pérdida grande de tiempo, había terminado fijando sus ojos en alguien equivocado.

Su puerta había sido tocada por aquello que jamás pensó experimentar, amor. Si bien sentía amor por su familia, sus amigos, o su perrita, pero este amor era diferente. Donghyuck sabía perfectamente que existían dos tipos de amores en tu vida, el amor de tu vida y el amor para tu vida, pero no están seguro de qué era Mark Lee para él, no sabía ni siquiera describirlo.

Así como tampoco tenía idea muy bien de cómo expresar lo que sintió o lo que sentía al verlo, si cada vez que lo veía era como el primer día y cada vez que podían intercambiar palabras se volvía más idiota de lo normal, o por lo menos eso le decían.

Últimamente al saber ya sus comportamientos cada vez que se trataba de aquel bobo, decidió ponerle cabeza al asunto, dejar de parecer chico de secundaria que babea por otro y concentrarse en lo que debía: sacar unas notas buenas y graduarse con honores. Pero siempre estaba esa piedra que lo hacía caer a cada que intentaba renunciar a ese amor estúpido. Parecía como estar atado, Donghyuck lo denominaba así. A veces creía que el canadiense le había hecho algo, quizás sí, no podía asegurar que no lo hechizó. ¿Y si en verdad lo hizo? ¿Cómo podía hacer que ese hechizo acabara?

Era un inútil porque no podía lograr algo tan fácil como olvidarlo, era un inútil porque de todas las maneras que había intentado sacarlo de su cabeza, ninguna la funcionaba. Pero más que ser un inútil, era más un fracasado, porque sabía que de primer lugar jamás debió de haberse enamorado o siquiera fijado en alguien como Mark. Jamás.

Pero nadie elige de quién se enamora.

Y su cabeza daba vueltas, porque aquel miércoles en la mañana Mark Lee le aviso a toda la escuela que Lee Donghyuck era gay, y además grito a los cuatro vientos que Donghyuck fantaseaba con él. Todos se rieron, todos se burlaron, todos tenían los ojos sobre él y no podía reaccionar.

Dió unos cuantos pasos hacia atrás y por dónde había entrado, huyó.

Lloró y lloró mucho, tanto que lo más probable es que pudo haberse llegado a deshidratar de todo lo que lloró aquel día. Sus padres jamás supieron lo que pasó porque trabajaban en las mañanas, sólo aviso que llegó temprano a casa porque...

"Mamá, me duele mucho el estómago, estoy en casa, no preguntes por si me ves aquí más temprano de lo común. Tampoco entres a mi cuarto, pienso dormir."

Algunas palabras, incluso las más pequeñas pueden herir a una persona de maneras inimaginables, cuida bien de tus palabras.

Por eso quiso ser amable con otros, por eso quería que otros no sufrieran lo mismo que él. Una humillación grande que en las cabezas de miles de estudiantes jamás se borraría, de eso estaba seguro, las burlas no acabaron hasta que Mark Lee tuvo que repetir año, además de que sus notas, no eran las mejores. De ahí, se vieron obligados a interactuar.

Su corazón seguía respondiendo igual de idiota cada vez que se encontraba cerca del chico canadiense, pero ahora era diferente. Porque ahora conocía su historia y sus razones de ser un idiota. Aún así no justificaba nada, pero podía entenderlo más así.

Se sentía bien al poder saber algo más de esa persona que a pesar de haberle hecho daño, aún apreciaba, porque sabía que no era malo, sólo era un poco muy idiota. Pero él vagamente creía que las personas podían cambiar. Eso lo caracterizaba a él, le daba oportunidades a las personas a las que menos te esperas a tenderles la mano. Porque Donghyuck sabe más que nada lo horrible que es que nadie te ayude.

Incluso si tus decisiones o tus actos te han llevado solo al abismo.

No estaba mal ser rescatado aunque sintieras que no lo merecieras, Donghyuck quería darle esperanzas a las personas de poder cambiar y ser alguien nuevo para todos, después de todo, él tampoco era perfecto, bien, nadie lo era.

Por eso cuando ya se había decidido en olvidarse de Mark Lee, su corazón lo encontró de nuevo, y su destino lo colocó a él allí. Las cosas pasan por algo, creía que era así. A pesar de que el baboso de Mark aún no cambiaba del todo y seguía molestando a quienes eran o parecían más indefensos, él confiaba en que podría mejorar.

Lo más triste de todo es confiar en alguien que te promete mejorar y termina desviándose nuevamente, ciertamente, Donghyuck era muy paciente y no quería dejar a Mark desamparado, pero sí bien era cierto, no lo podría apoyar toda la vida y tenía que aceptarlo aunque no quisiera.

Pero cada día más veía a Mark ser más suave y podría jurar, que hasta ya le devolvía miradas llenas de calma y agradecidas de que lo ayudara.

Porque muy en el fondo, Donghyuck no sabe que Mark está agradecido, aunque también tiene miedo de llegar a defraudar al único chico que confía en que será una persona mejor. Aún así, no dejará que las cosas se vuelvan feas,
Solo porque sabe que, aquel chico de piel morena siempre podrá alumbrarle sus mañanas.

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