09 ; hey boy.

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Renjun se sentía un bobo. ¿Cómo pudo haber dicho todo eso delante de ambos chicos? Esperaba que al salir de allí no le llenaran de preguntas o le miraran raro sospechando alguna cosa. Intentó relajarse pero realmente se le hacía muy difícil con las mejillas todas rojas de la vergüenza que sentía. De verdad se sentía como un idiota, ¿por qué siempre le pasaba que pensaba en voz alta? Salió del baño y cayó en cuenta que sus ropas estaban todas mojadas. Caminó hasta la sala, pensó en sentarse en uno de los sillones de la sala pero no podía hacerlo con toda la ropa húmeda. Se preguntó dónde podrían estar Jaemin y Jeno, ya que no los veía por ahí.

Pensó en subir las escaleras y buscar de alguna forma la habitación de Jeno. Creyó que lo más probable era que ambos chicos se encontraran allí. Oh, ¿y si estaban haciendo cosas? ¡No! Movió la cabeza hacia la izquierda y derecha para deshacer esos pensamientos de su cabeza, los chicos eran muy buenos amigos y casi siempre se veían muy juntos pero no como para pensar que harían cierto tipo de cosas... más allá, ¿cierto?

— Debería esperar aquí... o.. ¿buscarlos?— El rubio se acercó a las escaleras, colocó uno de sus pies en el primer escalón. No estaba seguro de subir aún, quizás debía gritar sus nombres y ellos aparecerían. Se sentía un idiota.— ¡Haz algo, tremendo idiota!

— Al único tremendo idiota que conozco es a Jaemin.— Dijo Jeno detrás suya haciéndolo asustar solo un poco. Se volteó para verlo y llevaba unas prendas en la mano.— Estaba esperando a que salieras del baño. Pensé que te había pasado algo pero no quería molestarte, ven, en mi habitación hay un baño en el que puedes cambiarte, no te quedes acá solo. Estamos arriba.

Jeno subió y el rubio lo siguió por detrás, ¿acaso ya se tenían aquella confianza como para ir directo a su habitación así sin más? Al parecer sí pues la puerta de aquel cuarto ya estaba siendo abierta. Jeno fue el primero en entrar y seguido de éste, el mayor. Jaemin se encontraba en la cama del castaño mientras miraba hacia el techo, demasiado poético y melancólico para él verlo de esa manera. Lindo, pensó.

Se fue directamente hacia el baño que estaba en aquella misma habitación para comenzar a cambiarse las prendas. Las suyas, las cuales seguían húmedas, las retiró de su cuerpo. Se miró un poco retrocediendo un poco para verse mejor en el espejo que estaba detrás de la puerta del baño. Hizo una pequeña mueca al verse, estaba un tanto más delgado de lo normal, quizás debía comer más, pero tampoco quería verse gordo, eso sería terrible.

Se colocó de manera rápida las prendas de Jeno, le quedaban un tanto grandes. Al salir de allí, observó a ambos chicos con caras extrañas que ya sabía que eran para aguantar alguna risa que quería salir, pero a carcajadas.

— Ya, bueno, no hace falta que lo oculten. Ríanse, no tengo la culpa de no ser de una talla igual.— Se cruzó de brazos esperando a que los dos rieran, pero en vez de eso, sus caras parecían simular que se estaban muriendo de... ¿ternura?

Jaemin se levantó de su lugar y se acercó hacia el mayor levantando ambos brazos de éste para observar cómo las mangas le quedaban volando, haciendo que el pelirosa riera tiernamente por aquella vista que tenía de el chico mayor. Jaemin pudo sentir su corazón dar un pequeño vuelco extraño, se quedó viendo un poco más al chico frente suyo y de repente la situación se le hizo un tanto incómoda haciendo que se alejara y se volviera a sentar en la cama del dueño de aquella casa.

Jeno observó la situación con una mirada sospechosa y un tanto extrañado por el comportamiento de su amigo, además de notar el pequeño rubor en las mejillas de éste que se asomaba ligeramente, lo cual hacía todo más confuso para él. El ambiente se volvió un tanto incómodo para él también sin darse cuenta, sentía un poco de molestia, pero leve, no entendía bien el por qué pero así era, no lo iba a negar.

El mayor tomó asiento en la cama junto a Jaemin y el más pálido de los dos hizo lo mismo. Renjun rompió el silencio primero.

— Sobre el club, aún no tenemos muchas personas que se nos unan...

— Ah, no te preocupes por eso — habló Jaemin.— Donghyuck está con nosotros ahora, se ve que tiene contactos.

— Me da miedo, una vez me tocó hacer un proyecto con ese chico y te juro que casi pudo leerme la mente.— Esta vez habló Jeno, parpadeando varias veces mientras movía un poco la cabeza intentando olvidar el recuerdo perturbador que estaba en su cabeza ahora.

— ¿Por qué te asustas de un chico como él? Se autodenomina sol, no es un asesino serial.— Respondió Jaemin.

— No lo digo por eso, aquel día me amenazó con que si no iba el día en el que teníamos que presentar el proyecto no pondría mi nombre en el trabajo y se burlaría de mi.— Reclamó el castaño con un pequeño puchero que le dio ternura a ambos chicos que lo miraban con ojos graciosos ante sus quejas, tal como un niño pequeño.

— Pues, sabes que lo hace por molestar ¿no?— Habló Renjun.— En realidad, digamos que me salvó la vida.

Los otros dos miraron atentamente al mayor al haber dicho lo último. Jaemin ya sabía a dónde tomaría camino esa conversación ya que Donghyuck se lo había comentado. Se sintió un poco absurdo por no haber sido él quien pudiera ayudar a otros en peligro y que muchas veces solo tuviera el papel de "aquel que se da cuenta de todo muy, pero muy tarde".

Renjun continuó comentándoles lo sucedido, también explicó que aquel chico, Mark, llevaba molestándolo por mucho. Pudo notar las miradas un tanto molestas de ambos chicos por todos los problemas que ese chico le provocaba, pero el mayor pidió que no su pusieran así y que todo estaba bajo control con aquel idiota.

— ¿Y siempre te han molestado así o...?— Jeno codeó a Jaemin un tanto fuerte como para lograr que éste último se quejara.— ¡Ay! ¿Por qué haces eso?

— ¿Qué tipo de pregunta es esa? ¿Eres menso?

— Sí, realmente sí.— respondió el mayor.— Pero... aún así lo he sabido manejar un poco. La verdad, estoy feliz de tenerlos a mi lado, chicos.— unas cuantas lágrimas se le escaparon al decir eso último.

Jeno se acercó al mayor para revolver su cabello un poco mientras le sonreía. Jaemin comenzó a hacerle cosquillas en los costados para evitar que llorara.

Aquellos tres chicos pensaron mutuamente en cuidarse el uno al otro, porque ahora que estaban juntos, si tenían algún problema, sabrían que jamás estarían solos.

Se venían días buenos para los tres.

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LOVE CLUB   |   NORENMIN  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora