13 ; i like both.

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Aquellos chicos se encontraban en ese desolado salón, donde, ubicaban cada uno las mesas y limpiaban el desastre provocado por Jeno. Renjun buscaba la manera de limpiar su pantalón pero parecía que era imposible, tendría que ir a alguna lavandería o algo, pero realmente le daba mucha pena salir todo sucio, pensó cómo haría Jeno, pues el estaba peor.

— H-hey, Jeno ¿cómo harás con tu ropa? —Preguntó el mayor un poco nervioso de verlo a la cara por la conversación que habían tenido hace un rato.

— No lo sé, la verdad —Vió al más bajo con un poco de pintura también así que le dió pena, por su culpa y por su gran corazón por ir a ayudarlo, le pasó aquello. —Mierda.

Jeno murmuró mirando al rubio y pensó rápidamente en una idea, él siendo sincero no se le ocurría nada, pero ya que todo lo sucedido había sido su culpa, sólo soltó lo primero qué pasó por su mente.

— Vámonos juntos cuando el día termine y me ocupo de tu ropa, ¿si? —Se mantuvo quieto por unos segundos viendo la cara sorprendida del chico frente suya, quien claramente no esperaba una propuesta así.

— Eh, no es necesario, p-puedo ocuparme de esto, no-

— Está bien, déjame ayudarte

Y Renjun no pudo hacer más que solo asentir. Se estaba poniendo nervioso y solo fue a acercarse hasta donde estaba Jaemin y preguntarle si necesitaba algo pero este se veía demasiado ocupado con intentar quitar la pintura seca del suelo, estaba incluso sudado.

Se acercó más a él con un pañuelo y comenzó a secar un poco el sudor de su frente cuando éste por fin se detuvo un rato.

— Ah, Renjunie, gracias bebé.

Renjun en ese instante se sonrojó como nunca antes al escuchar el apodo que el pelirosa le había puesto. Jaemin lo notó y rió ante el tierno acto del chico más bajo.

Jaemin estuvo a punto de tomar las mejillas del mayor si no hubiera sido porque el timbre sonó informando que la jornada escolar había terminado, saliendo rápidamente de ahí. Jeno tomó sus cosas y se despidió de todos saliendo detrás de él.

Le pareció raro para los restantes pues parecía que Jeno y Renjun no fueran tan unidos, por lo menos a los ojos de Jaemin no lo eran tanto.

No entendía por qué sentía cierta incomodidad.


El chico castaño y el más bajo justo al lado suyo, caminaban rumbo a la casa del primer nombrado. Jeno sintió la necesidad de haberse despedido antes de salir así, pero no esperaba que Renjun se fuera de una manera tan fugaz y tan repentina para él. En todo el camino hubo silencio, hasta que Jeno decidió parar por una tienda de helados y comprar dos. El mayor se negó repetidas veces y pero el menor terminó comprándole un helado de todas formas, acto que agradeció con sus mejillas un tanto ruborizadas, era raro para él, ya había visto a Jeno aparentemente enojado y ahora actuaba como un algodón de azúcar, suave y dulce.

El helado de Renjun era de vainilla con chispas de chocolate, mientras que el de Jeno era solo de chocolate. El más alto volteó a mirar al chiquitito a su lado que se veía muy complacido y feliz comiendo de su helado, éste último se dió cuenta de que estaba siendo observado así que dejó de sonreír por lo nervios.

Al final la caminata no fue del todo larga para ninguno de los dos, pero habían devorado esos helados de una manera impresionante ya que ambos tenían hambre.

El castaño limpió con su pulgar algunos rastros de helado que quedaron en los labios de Renjun y luego llevó su pulgar a su boca saboreando el suave sabor de la vainilla, le sonrió viéndolo todo rojito.

— Lo siento. —rió bajito.— Creo que fui imprudente al hacer eso, no lo haré más.

— ¡No! Digo... está bien. —Comenzó a jugar con sus manitas estando nervioso y con el corazón a mil.

— Iré a buscarte ropa, puedes esperar aquí o ir a mi cuarto, como quieras.

— Estaré aquí.

Y así el rubio se sentó en el sofá de la cómoda y tranquila sala del hogar de Jeno. El castaño ya había dejado el lugar así que para distraerse un poco tomó su celular mirando el contacto de su mejor amigo, todavía se preguntaba por qué había desaparecido de repente, y tampoco había visto al otro tipo, Jisung, si ese. Estaba preocupado, no iba a mentir pero lo que más le dolía de todo era ver en sus chats que la última conexión de su amigo había sido hace cinco minutos, eso sólo significaba una cosa, estaba vivo; pero aún así no recibía señal de él ni nada. Aunque él también era tonto, ni siquiera le escribía para saber, quizás su orgullo no se lo permitía, pero el merecía una explicación y no rogaría por ella.

Jeno parecía demorar. Repentinamente su cabeza comenzó a vagar cuando dejó su teléfono ya a un lado y seguía mirando todo a su alrededor, pensó en el día de hoy y lo que estuvo a punto de hacer, no pensó que sería capaz de una cosa como decirle a ambos chicos que le gustaban, pero estaba muriendo por dentro, definitivamente y no podía quedarse callado más.

Inmediatamente cuando dejó de vagar en su cabeza, Jeno llegó. Traía consigo ropa para él y para el rubio. Notó que le iba a quedar igual de holgada como la vez pasada pero no es como si pudiera hacer mucho, no iba a seguir caminando por ahí lleno de pintura que varias miradas se llevaron de muchas personas.

— Gracias. —Recibió las prendas con ambas manos y las sostuvo junto a su pecho.

— Iré a darme una ducha también, si quieres puedes darte una, por mi no hay problema.

Renjun lo pensó y terminó asintiendo, miró al chico sonreírle mientras esos ojitos se escondían cosa que tanto le gustaba. Luego observó que se iba y sintió la necesidad de detenerlo justo donde estaba, iba a decirlo, estaba cansado de ocultar sus sentimientos y parecer un idiota.

— ¡Jeno!

— ¿Uhm? Tranquilo, no grites, estoy cerca.

— Tú y Jaemin me gustan, me gustan ambos...


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